boletín 6

Cavaban y cavaban y pasaba así
el día y pasaba la noche.  No alababan a Dios
que,  según les dijeron,  quería todo esto,
que,  según les dijeron,  sabía todo esto.

Cavaban y nada más oían;
y no se hicieron sabios ni inventaron un canto
ni imaginaron un lenguaje nuevo.
Cavaban.                                                               paul celan  
     



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1938

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1938   1939

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1939

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2018

KRUPP

Krupp es el apellido de una familia de industriales alemanes de los siglos XIX y XX que creó el consorcio Krupp, la mayor empresa de Europa en su época. En 1999 Krupp se fusionó con Thyssen, formando el grupo empresarial Thyssen Krupp AG.

alfred  krupp

En 1902, la fábrica sola se había convertido en una gran ciudad con sus propias calles, su propia fuerza de policía, bomberos y leyes de tránsito. Había 150 kilómetros de ferrocarril, 60 edificios de fábricas diferentes, 8.500 máquinas de herramientas, siete estaciones eléctricas, 140 kilómetros de cable subterráneo y 46 kilómetros en superficie 
Las armas producidas por ellos protagonizaron las guerras europeas de 1866 a 1945.  

Fabrica de armas                                1938

In 1933, Krupp factories began producing tanks, building submarines in Holland and new weapons in Sweden.


During the Second World War Krupp ensured that a continuous supply of his firm's tanks, munitions and armaments reached the German Army. Krupp also built factories in German occupied countries and used the labour of over 100,000 inmates of concentration camps. This included a fuse factory inside Auschwitz. Inmates were also moved to Silesia to build a howitzer factory. It is estimated that around 70,000 of those working for Krupp died as a result of the methods employed by the guards of the camps.

In 1943 Adolf Hitler appointed Krupp as Minister of the War Economy. Later that year the SS gave him permission to employ 45,000 Russian civilians as forced labour in his steel factories as well as 120,000 prisoners of war in his coalmines.

Krupp was found guilty of being a major war criminal and sentenced, convicted and imprisoned in 1945.  In January, 1951 Alfried Krupp and eight members of his board of directors who had been convicted with him, were to be released. His property, valued at around 45 million, and his numerous companies were also restored to him.

Also it was decided to free Friedrich Flick, one of the main financial supporters of Adolf Hitler and the Nazi Party. During the Second World War Flick became extremely wealthy by using 48,000 slave labourers from SS concentration camps in his various industrial enterprises. It is estimated that 80 per cent of these workers died as a result of the way they were treated during the war. His property was restored to him and like Krupp became one of the richest men in Germany.

el origen del saludo hitleriano
“un hombre pequeño pide grandes regalos”

carteles de
john heartfield  (helmut herfelde)


john heartfield ( 1891-1968 )



John Heartfield, Künstler des Volkes



1938 - 1939   /  HACE  80 AÑOS

Enero
26 de enero: en España, las tropas franquistas entran en Barcelona.

Febrero
• 1 de febrero: un decreto ordena la expulsión de Checoslovaquia de todos los judíos extranjeros.
• 1 de febrero: en Braunschweig es conformada la 2.ª Flota Aérea alemana 
• 2 de febrero: el gobierno franquista decreta la ilegalidad de todas las religiones en España salvo la católica.

4 de febrero:
estreno de Una noche en la ópera, de los Hermanos Marx (!)

• 6 de febrero: los políticos del gobierno de la Segunda República Española inician su huida a Francia.
• 11 de febrero: las tropas franquistas consolidan el poder en toda Cataluña.
• 27 de febrero: Francia y el Reino Unido reconocen al gobierno de Francisco Franco en España.

Marzo
• 2 de marzo: en Roma, el cardenal Pacelli es elegido papa como Pío XII.
• 6 de marzo: el gobierno checo disuelve la autonomía de Eslovaquia.
• 14 de marzo: en Eslovaquia, la asamblea provincial proclama la independencia bajo la protección de Alemania. El sacerdote Jozef Tiso es nombrado presidente.

• 15 de marzo  :    los nazis ocupan Bohemia y Moravia; 
Adolf Hitler ocupa el resto de Checoslovaquia, que deja de existir. Comienzan las hostilidades que llevarán a la II Guerra Mundial.

• 18 de marzo: Stalin pide una coalición contra Alemania.
• 21 de marzo: Alemania reclama Danzig a Polonia.
• 22 de marzo: Alemania reclama el territorio de Memel a Lituania.
• 23 de marzo: tropas alemanas ocupan la ciudad de Memel.
• 27 de marzo: España se adhiere al Pacto Antikomintern.
• 28 de marzo: en España, las tropas de Francisco Franco entran en Madrid.
• 28 de marzo: Polonia rechaza las reclamaciones de Alemania y esta denuncia su pacto con Polonia.
• 31 de marzo: Gran Bretaña ofrece apoyo a Polonia

Abril
• 1 de abril: Día de la Victoria, en España al caer Valencia, último bastión del gobierno republicano. Termina la Guerra Civil Española y comienza la dictadura franquista.
• 2 de abril: Estados Unidos reconoce la dictadura de Franco, después de que ya lo hicieran Francia y Gran Bretaña.
• 3 de abril: Alemania nazi inicia la preparación del Plan Blanco, para la invasión de Polonia.
• Los gobiernos de Francia y Gran Bretaña inician su cooperación militar.
 6 de abril: Benito Mussolini invade Albania.
• 7 de abril: en Albania, las tropas italianas invaden el país en una semana.
• 13 de abril: acuerdo de ayuda francobritánico a Grecia y Rumanía.
• 15 de abril: el presidente Roosevelt busca garantías de Alemania e Italia de que no atacarán otro país europeo.
• 28 de abril: Adolf Hitler denuncia el pacto de no agresión de 1934 con Polonia.
• 28 de abril: el parlamento aprueba el servicio militar obligatorio en Gran Bretaña.
• 30 de abril: se produce una quema pública de libros en la Universidad de Madrid.

Mayo
• 19 de mayo: Francia, Polonia y Reino Unido celebran una convención militar.
• 22 de mayo: Alemania e Italia firman el Pacto de Acero.
• 23 de mayo: en Alemania, Adolf Hitler anuncia su estrategia de guerra a los mandos militares.
• 28 de mayo: Países Bajos anuncia su movilización general.
• 31 de mayo: Alemania y Dinamarca firman pacto de no agresión.

En Estados Unidos, Batman ―creado por Bob Kane― 
hace su primer aparición en el número 27 d
e la revista Detective Comics.

Junio
• 4 de junio: el Gobierno estadounidense niega la entrada a Florida al barco St. Louis con 963 refugiados judíos. Forzado a regresar a Europa, la casi totalidad de esas personas morirán en campos de concentración de los alemanes nazis.




Mes desconocido

A principios del año, el aviador mexicano Francisco Sarabia rompe todas las marcas de velocidad con su avión Conquistador del Cielo
En Alemania se crea el 18.º Ejército alemán.
En Estados Unidos se crea el calzoncillo slip

(...continúa)


Hitler Annexes Austria (1938) 
A Day That Shook the World


Tropas alemanas cruzan la frontera de Checoslovaquia        1938

Captured Film -- Germany Invades Poland                 1939


RESISTENCIA POLACA   1939


RESISTENCIA YUGOESLAVA   1941


RESISTENCIA GRIEGA   1941


Grecia :  canciones partisanas    con subtítulos en español 
video :   https://www.youtube.com/watch?v=r8YRi5TggKU
HACE 78 AÑOS Y UNOS MESES

Winston Churchill's "Blood, Toil, Tears and Sweat"  1940

L'Appel du 18 Juin 1940   :    pourquoi ?   comment ? 


Appel du 18 juin 1940 
Discours enregistrée le 22 juin 1940 
par le Général de Gaulle

Seconde Guerre Mondial - Resistance - Ceux du maquis  



LEVANTAMIENTO DEL GUETO DE VARSOVIA
abril – mayo  1943
Memoria del gueto de Varsovia
Ricardo Ruiz de la Serna

Hans Franck, gobernador general de los territorios polacos ocupados, estableció el gueto de Varsovia. Las obras habían comenzado en abril de 1940. Seis meses más tarde, el barrio de Muranów de la capital polaca se había convertido en una cárcel de poco más de tres kilómetros cuadrados en la que se hacinarían cuatrocientos mil judíos de Varsovia y sus alrededores. 

Lo rodeaba un muro de tres metros de altura rematado con alambre de espino. El gueto se dividía en el Pequeño Gueto y el Gran Gueto, separados entre sí por la calle Chłodna (pronúnciese /juodna/), que no formaba parte del recinto cerrado. Los judíos podían ir de una parte a otra del gueto a través de una puerta especial primero y, a partir de enero de 1942, a través de un paso elevado. Ningún judío podía salir sin permiso so pena de muerte en el mismo lugar en que lo detuviesen. 

Entre los meses de octubre de 1940 y mayo de 1943, más de 253.000 de sus habitantes serían deportados a Treblinka y asesinados, la mayoría de ellos en el verano de 1942. A ellos, hay que sumar los más de sesenta mil que murieron como consecuencia del hambre, las enfermedades infecciosas y el frío.

Es difícil describir el horror de la vida en ese espacio amurallado en el que los nazis recluyeron a los judíos. Si no conservásemos valiosísimos documentos, fotografías, testimonios y, en fin, abundantísimas pruebas de lo que allí ocurrió, habría el riesgo de que nadie creyese a quienes sobrevivieron. La nutrición de cada habitante del gueto en 1941 comprendía aproximadamente 184 calorías diarias, el equivalente aproximado a 40 gramos de pan o a 75 gramos de pasta. Por supuesto, esto se fue reduciendo. Un alemán recibía al día alimentos equivalentes a unas 2.613 calorías. Los nazis emplearon el deterioro de las condiciones de vida para presentar a los judíos como infrahumanos en su propaganda.

Tras el verano de 1942, todos los que quedaban en el gueto sabían que su destino final eran los campos de la muerte. Era difícil de creer. Alemania era el país de las grandes universidades, de la cultura, de la música, ¿cómo creer que a los judíos los llevaban a campos y los gaseaban? Marek Edelman repite varias veces en su Diario del Gueto de Varsovia una anotación terrible: “El gueto no lo cree”. 

A comienzos de 1943, la terrible verdad se había impuesto. Las distintas organizaciones judías se coordinan para un último acto de resistencia heroico y desesperado. El 19 de abril de 1943 los nazis entran en el gueto. Es la víspera de Pésaj, la fiesta de la Pascua judía que celebra y conmemora la liberación de Egipto. Los judíos les hacen frente. 

Armados con pocas pistolas, granadas caseras y cócteles Molotov, luchan desde las azoteas y las ventanas. Capturan algunos rifles, una ametralladora y dos minas antitanque. 
Ringelblum visita un pequeño depósito de armas en la calle Muranowska poco antes del alzamiento. Ve algunos revólveres, granadas de mano, munición, algunos uniformes alemanes… 

Al frente de los sublevados hay un joven de la Organización Judía de Combate, uno de los grupos de la resistencia: Mordechai Anielewicz. Ya ha participado en una primera tentativa de revuelta en enero de 1943. Ahora la lidera. Los judíos pelean como leones. Reciben algo de ayuda de Armija Krajowa, la resistencia polaca, y de los comunistas. El alzamiento dura casi un mes: del 19 de abril al 16 de mayo. Los nazis tienen que movilizar más de dos mil hombres cada día para derrotar a seiscientos judíos famélicos y desesperados. Pelean casa a casa, calle a calle. El 23 de abril Anielewicz escribe a su amigo Yitzhak Zukeman una última carta: “El sueño de mi vida es un hecho. La autodefensa en el gueto es una realidad. La resistencia armada judía y la venganza son hechos. He sido testigo de la magnífica heroica lucha de los hombres judíos en el combate”. Los nazis arrasan el gueto. Emplean lanzallamas edificio tras edificio. Parafraseando a Marek Edelman, a los judíos los vence el fuego, no los soldados. Todo arde. La resistencia se va desmoronando.

Cuando los nazis dominan el gueto, está quemado casi por completo. Han muerto trece mil judíos. Los vencedores deportan a casi sesenta mil más. Nadie encuentra el cuerpo de Anielewicz. Ringelblum ha logrado escapar antes del alzamiento y esconderse en la zona aria con su esposa y su hijo. Lo detendrán el 7 de marzo de 1944 y será fusilado en la prisión de Paviak junto a su familia, 35 resistentes del gueto y los polacos que los escondían.

Así terminó el gueto de Varsovia. Apenas un año después, la resistencia polaca organizaría el alzamiento de toda la ciudad de Varsovia cuando los soviéticos se aproximaban a la ciudad. No exageran quienes recuerdan que Polonia fue la primera en combatir a los nazis. 

Cuando les cuenten que los judíos se dejaron llevar a los campos como ovejas al matadero, jamás lo crean. Hace 76 años, los nazis los encerraron, los emparedaron y los mataron de hambre, frío e infecciones antes de deportar a los campos de exterminio a los supervivientes. Recuerden que, a pesar de eso, los judíos combatieron hasta el final.



JUDIOS MUERTOS DURANTE LA II GUERRA :  
6 MILLONES



Soviet  Forces In Action                1941

German Invasion Of Russia      June 1941

Escenas de la batalla de Stalingrado, 

guerra mundial en color.                          ag 1942 - feb 1943


Leningrado-Ciudad Heroica                sept 1941- ene 1944

“¡Ni un paso atrás!” :  La cruel batalla de Stalingrado




MUERTOS DURANTE LA BATALLA DE STALINGRADO :
MÁS DE 2 MILLONES



Сталинград – Stalingrado           Publicado el 7 ago. 2017





SOVIÉTICOS MUERTOS DURANTE LA II GUERRA  :
23 MILLONES



Western Front 1945 /World War II  

Russians Enter Berlin: 
Final Months of World War  II          1945 
British Pathé
video :    https://www.youtube.com/watch?v=mJBLlBvI3bw



Paris Delivered                                               



MUERTOS DURANTE LA II GUERRA MUNDIAL :
70  MILLONES



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“la única manera de tratar con un mundo sin libertad
es volverte tan absolutamente libre
que toda tu existencia sea un acto de rebelión...”
albert camus
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El pasado nazi de Alemania
aún está presente
Por Jason Stanley 12 de septiembre de 2018 


Manifestantes de derecha reunidos en Chemnitz, Alemania, después del presunto asesinato de un hombre alemán a manos de refugiados. Credit Sean Gallup/Getty Image

Gran parte del mundo pareció sorprenderse por los disturbios que surgieron en Alemania, cuando miles de simpatizantes nazis y neonazis salieron a las calles de Chemnitz a cazar inmigrantes, sin que la policía pudiera hacer casi nada para detenerlos.

Mientras tanto, el apoyo para el nuevo partido alemán de extrema derecha, Alternativa para Alemania (AfD, por su sigla en alemán) ha seguido en aumento: en una encuesta realizada después de las revueltas en Chemnitz, la AfD superó a los socialdemócratas alemanes para convertirse en el segundo partido más popular en el país. AfD dice luchar contra la “cultura de la memoria” en Alemania y hace un llamado a favor de dejar de disculparse por el pasado.

Durante la campaña electoral, en septiembre de 2017, Alexander Gauland, uno de los líderes del partido, pronunció un discurso en el que dijo que “a ningún otro pueblo le han echado en cara un pasado tan falso como al alemán”. Gauland pidió que “le devolvieran el pasado a la nación alemana”; acotó, uno en el que podían “estar orgullosos de los logros” de los soldados alemanes en ambas guerras mundiales.

El sábado, un artículo en el diario alemán Die Zeit planteó la pregunta: “¿Acaso Alemania vuelve a ser amenazada como en 1933?”.

Es muy difícil que los estadounidenses entiendan esto. Alemania desempeña un papel especial en nuestra vida intelectual y política; a menudo se señala como el ejemplo de un país que, a diferencia de Estados Unidos, ha enfrentado con valentía su horrible pasado para luego convertirse en una verdadera democracia liberal.

Incluso en las discusiones inquietantes sobre los movimientos de extrema derecha que han ganado terreno en Europa a lo largo del año pasado —en las que países como Hungría, Francia y Suecia se han mencionado a menudo— con amabilidad parecen haber excluido de la conversación a Alemania, un país que parece haber expiado su pasado y “dio vuelta a la página”.

A pesar de la aparente utilidad de esa narrativa, es muy problemática por lo menos en tres aspectos. Es moralmente ofensiva para los hijos de judíos alemanes, como yo, que estamos dolorosamente conscientes de su falsedad. Es epistemológicamente conflictiva en su insinuación de que confrontar y superar con honestidad un pasado nacional complicado resulta mucho más sencillo de lo que es en realidad. Además, es políticamente problemática porque contribuye a la retórica de la extrema derecha alemana acerca de que el país ha cargado con el peso injusto de la culpa histórica.

La facilidad de superar un pasado difícil es, en sí, un mito pernicioso.

Esto no quiere decir que Alemania no haya recorrido un largo camino hacia la transformación nacional. Sin embargo, el ascenso de la AfD y el estallido de la violencia y el odio racial en Chemnitz, explícitamente vinculado con su pasado nazi, demuestran lo difícil que ha sido la lucha por mantener una cultura democrática liberal, así como el poder de la historia contra la que se ha librado esta batalla. Si vamos a elogiar a Alemania es precisamente porque su historia siempre está presente y su lucha es continua, no porque haya superado ese pasado.

He visitado con regularidad Berlín durante más de treinta años. El primer día que paso ahí, siempre hago lo mismo: voy a la Olivaer Platz en Charlottenburg y tomo un café en una cafetería con vista a la plaza. Olivaer Platz era el parque favorito de Manfred, mi padre, cuando era niño en Berlín en la década de 1930. Sus abuelos Jakob y Rosa vivían más adelante en la Kurfürstendamm. Estaban a varias cuadras de la sinagoga Fasanenstrasse, donde Magnus Davidsohn, mi bisabuelo, fue el cantor principal desde 1912 hasta su destrucción en la Kristallnacht, o la Noche de los Cristales Rotos.

Los recuerdos más felices que mi padre conservó de su infancia berlinesa son de cuando jugaba en Olivaer Platz. Ahí también fue donde lo golpearon en repetidas ocasiones, una vez con tanta saña que su niñera tuvo que llevarlo a casa con su madre, sangrando e inconsciente.

Cuando llegué por primera vez a Berlín, en 1985, era un académico de intercambio entre el Congreso estadounidense y el Bundestag, y viví durante un año con una familia de acogida en la región del Ruhr. Los becados teníamos programado como parte de nuestra agenda un viaje a Berlín, donde nos recibieron representantes alemanes del Bundestag y nos llevaron a recorrer la ciudad.
Ese año, Phillip Jenninger, el presidente del Bundestag, se dirigió a nuestro grupo. En su discurso lamentó el sufrimiento alemán, pero no el de mi familia alemana. En cambio, habló a fondo de los casi cien alemanes, más o menos, que habían sido asesinados durante el cuarto de siglo anterior mientras trataban de cruzar el Muro de Berlín, así como de las familias hechas trizas a causa de la división de Alemania.

Durante gran parte de mi vida adulta, la historia, el legado y el destino de los judíos de Berlín eran invisibles.

También mi familia quedó separada por esas divisiones. Alexander Intrator, mi abuelo, recibió su visa para entrar a Londres en 1938. Ilse, mi abuela, se quedó con mi padre y vivieron los horrores de la Kristallnacht, y estuvieron ahí hasta julio de 1939, cuando milagrosamente, y en el último momento posible, recibieron visas para ir a Estados Unidos. Mi papá no se reunió con el suyo durante otra década, lo cual imposibilitó el vínculo cercano que a menudo se forma entre un padre y su hijo.

Arrancaron violentamente a mi familia alemana de sus raíces. Mi abuela Ilse escribió en sus memorias de 1957: “Aunque estaba orgullosa de tener el privilegio de comenzar una segunda vida, lejos del lugar donde nací, no estuve exenta de la angustia. Mis raíces estaban en lo profundo de mi suelo alemán de origen. Quizá una parte de mí se quebró y se quedó allá, pues ¿cómo puedo explicar que mi corazón a veces parece atraído por una fuerza a kilómetros de distancia?… Hoy aún me duelen las cicatrices de haber arrancado esas raíces, así como el muñón de una pierna amputada provoca que un hombre diga: ‘Me duele el pie’, aunque sepa que no tiene pie”.

En 1985, en Berlín, me pregunté abiertamente por qué la destrucción de mi familia no estaba registrada en los monumentos de las calles de la ciudad ni en los discursos dirigidos a los estudiantes de intercambio. Ha cambiado mucho en ese aspecto, pero esa transformación ha sido muy reciente. Como un hijo de judíos berlineses que ha estado viniendo a la ciudad durante tantos años, el cambio me complace mucho.

Durante gran parte de mi vida adulta, la historia, el legado y el destino de los judíos de Berlín eran invisibles. Esos monumentos recientes en la ciudad, sobre todo el monumento a los judíos asesinados de Europa, mejor conocido como el Monumento del Holocausto, que se inauguró en 2005, se celebran de manera generalizada, y con justa razón. Son un comienzo positivo, pero cuando ese inicio rápidamente da lugar al surgimiento de la AfD, uno debe cuestionar cuán genuinamente representan los sentimientos subyacentes de un país.

Actualmente, cuando los turistas estadounidenses visitan Berlín, muy a menudo se llevan consigo algo parecido a la narrativa con la que me encontré en la década de 1980. El Punto de Control Charlie y los letreros acerca del Muro de Berlín eclipsan físicamente a los del museo de historia, Topografía del Terror, como si su objeto de remembranza fuera una idea adicional en contraste con lo que su entorno inmediato sugiere que es la verdadera tragedia de Alemania. Para muchos estadounidenses, Berlín no es la capital de Hitler, sino el sitio del Muro de Berlín, el emblema del victimismo alemán.

En la conciencia de los intelectuales afuera de Alemania, donde he pasado gran parte de mi vida, la nación en efecto está conectada con su pasado, pero sobre todo de manera positiva. El país se representa como ejemplo, uno de los pocos en la historia que ha enfrentado sus crímenes con honestidad.  Que Alemania “se hizo cargo” de su pasado es un concepto trillado. En efecto, Alemania se señala como un modelo único de una nación moral, un país que ha enfrentado su historia honestamente, los defensores mundiales de la memoria.

Sin embargo, ¿cuándo ocurrió ese momento, ese periodo en el que Alemania confrontó su pasado?

El Historikerstreit fue un debate en Alemania sostenido desde mediados hasta finales de la década de 1980 acerca de si era tiempo o no de que el país superara la discusión sobre su pasado nazi. Se presupone de aquel debate que el “enfrentamiento de Alemania con su pasado” había estado ocurriendo durante algún tiempo antes de eso. De hecho, esa confrontación debió haber pasado mucho antes del Historikerstreit, pues el argumento central que se debatía era que desde hacía tiempo había llegado la hora de acabar con ese conflicto.

Fui a la preparatoria y a la universidad en Alemania a mediados de los ochenta, más o menos en la época del Historikerstreit. Sus presuposiciones no me sorprenden. En ese entonces, mencionar el asunto del pasado de mi familia era arriesgarse a enfrentar la actitud defensiva y el enojo de la gente. La reacción era siempre la misma, incluso cuando simplemente explicaba la historia de mis padres. “Estados Unidos no ha hecho frente a su historia de esclavitud”, “¿Qué me dices del genocidio de los nativoamericanos?” y “¿Qué decir de Vietnam?”. Los alemanes en ese entonces me decían que cargaban el peso injusto de la culpa.

En mi preparatoria hablábamos del Holocausto. Específicamente, dialogábamos sobre Auschwitz. Aprendimos que los alemanes comunes y corrientes en ese entonces no sabían sobre los campos de concentración nazis ubicados en suelo polaco. Supimos que los guardias en esos campos de concentración rara vez eran alemanes occidentales, sino que a menudo eran europeos del este, como para insinuar que atribuir el Holocausto únicamente a los alemanes era una exageración del tema.

Este enfoque exclusivo en torno a los campos de concentración me dejó confundido. Mi madre es del este de Polonia y sobrevivió la guerra en un campo de trabajo en Siberia. Los soldados alemanes les dispararon a sus muchos tíos y tías, y a todos sus hijos, en cuestión de meses después de que Hitler invadió Polonia oriental. Este “Holocausto a través de las balas” no era un tema en nuestro salón de clases. No obstante, la mayoría de las familias alemanas que he conocido durante los años que he vivido en Alemania tiene por lo menos un familiar que sirvió en el frente oriental. Los alemanes hablaban del pasado, pero se trataba de uno cuidadosamente alterado.

La ideología nazi aprovechó la supuesta ética de trabajo única de los alemanes para establecer una distinción entre arios y judíos.
Como el historiador checo Saul Friedländer lo enfatizó en su obra, los diálogos alemanes sobre su pasado parecen haber sucedido sin gran interés hacia las perspectivas de un grupo que también está implicado: los judíos alemanes y sus descendientes. La reconciliación principalmente fue una discusión entre alemanes no judíos. Sin embargo, un diálogo acerca de enfrentar el pasado que ocurre internamente entre los descendientes de los cómplices de ese terrible mal, sin ningún interés significativo en las perspectivas de los descendientes de quienes sufrieron terriblemente a causa del mismo, no es una confrontación total, así como una discusión sobre el patriarcado solo entre hombres también resultaría deficiente. De manera similar, una discusión alemana del pasado sin las voces de judíos alemanes o europeos orientales no es una confrontación en absoluto.

Algunos mitos son políticamente útiles. Una fuerza primaria en el nacionalsocialismo, por ejemplo, fue una creencia arraigada en la superioridad alemana, el equivalente específicamente alemán de lo que a veces se llama “supremacía blanca”. Esta creencia en la superioridad alemana nunca se ha desafiado con vigor en el país. Los “Lineamientos” de 1919 del Deutsche Arbeiterpartei (DAP) —el Partido Obrero Alemán, el nombre original del Partido Nazi— preguntan: “¿Contra quién está peleando el DAP?”. La respuesta era: “Contra todos los que no generan valor, quienes producen muchas ganancias sin ningún trabajo físico ni mental. Combatimos a los zánganos del Estado; la mayoría son judíos; tienen una buena vida y cosechan lo que no han cultivado”.

La ideología nazi aprovechó la supuesta ética de trabajo única de los alemanes para establecer una distinción entre arios y judíos. De manera inexplicable, se ha permitido que ese mito nacional continúe: desde el Wirtschaftswunder (el milagro económico alemán) de la década de 1950 hasta la crisis financiera de la década pasada. Con todo, Alemania es el país que trajo al mundo el eslogan “Arbeit Macht Frei” (“El trabajo libera”, la inscripción que estaba en el portón de entrada a Auschwitz). Es una falla específica de la educación alemana sobre el Holocausto que los ciudadanos de este país aún hagan distinciones nacionales con el uso de esta ideología, por ejemplo, entre alemanes y griegos.

En Estados Unidos, ha sido útil tomar a Alemania como un ejemplo positivo: si Alemania puede enfrentar su pasado tan rápida y efectivamente, entonces claro que debemos armarnos de valor y confrontar el nuestro; así, Estados Unidos pronto superará la supremacía blanca. Sin embargo, la facilidad de superar un pasado difícil es, en sí, un mito pernicioso. De hecho, la lucha para mantener una cultura liberal democrática mientras vivimos con fantasmas temibles es interminable, e incluso si el mito de un momento exitoso de confrontación alemana hubiera sido beneficioso, aún sería problemático aprovecharlo desde el punto de vista político.

Hacerlo alimentó la llama fascista alemana. Los líderes de la AfD explotan con fuerza esa narrativa, como parte de su reclamo afligido de que los alemanes han sido victimizados injustamente por la culpa. Pero ¿quién puede decidir cuándo se ha llegado a una confrontación completa?

Mi padre recibía pequeños pagos mensuales por parte del gobierno alemán para compensarlo por las golpizas que había recibido en las calles de Berlín, mismas que le dejaron lesiones de por vida. Cuando murió en septiembre de 2004, nue
stra familia recibió una carta del gobierno alemán en la que nos anunciaba el fin de estos pagos. La carta declaraba que el caso de Manfred Stanley ahora estaba resuelto.

Jason Stanley es profesor de Filosofía en la Universidad de Yale. Su nuevo libro es "How Fascism Works: The Politics of Us and Them".

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