tren maya expedite I (1-33)




































































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El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, advirtió que pese a las críticas y cuestionamientos por la construcción del Tren Maya, el proyecto se hará. 

“Les guste o no les guste a nuestros adversarios, a los fifís, a la prensa fifí, vamos a construir el Tren Maya. Me canso ganso”, dijo en un su visita al estado de Quintana Roo, de acuerdo con un reporte del diario  Reforma.

Este tren peninsular es el proyecto que promete ser la mayor obra de infraestructura y desarrollo del próximo gobierno y conectará los estados de Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Chiapas. 

El proyecto presentado por el equipo del nuevo gobierno asegura que el tren recorrerá 1,525 kilómetros, de los cuales 426 atravesarán zonas de selva; 446 recorrerán parte del Caribe y 653 zonas cercanas al Golfo de México. 

De acuerdo con López Obrador, para realizar el tren, se requerirá de una inversión de 120 a 150 mil millones de pesos, por lo que esperan que cerca de un 70 % del costo se obtenga mediante concesiones a la iniciativa privada, mientras que el resto se aportará de impuestos del sector turístico.

En septiembre pasado, el presidente electo aseguró que ya han sido consultadas comunidades, ejidatarios y pequeños propietarios, cuyos territorios están en las zonas donde se construirá el tren. 

“La gente quiere esto para el sureste, porque si vemos el mapa, podemos resumir que en los últimos 30 años el desarrollo se ha centrado en la Riviera Maya, en la punta, en Cancún, el resto del sureste quedó en el abandono”, argumentó en su momento. 
11 octubre 2018 

















Ciudad de México a 15 de noviembre de 2018

C. Lic. Andrés Manuel López Obrador

Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos Presente

Señor Presidente Electo, hemos sabido por la prensa que usted ha planteado que los días 24 y 25 de noviembre habrá una consulta en torno a diversas propuestas suyas, entre otras la construcción del llamado Tren Maya, y la del Corredor Comercial y Ferroviario del Istmo de Tehuantepec. El primer proyecto abarcaría los estados de Chiapas, Quintana Roo, Yucatán Campeche y Tabasco; se plantea como fecha de inicio de construcción el 16 de diciembre del presente. El segundo se ubica en los estados de Oaxaca y Veracruz. Las seis primeras entidades están consideradas como “hábitats críticos que abarcan áreas con alto valor de biodiversidad*.” Al respecto queremos expresar a usted nuestras preocupaciones, y hacerle la petición expresa de no hacer por lo pronto consulta alguna respecto de ambos proyectos, y menos aún iniciar las obras, por las siguientes razones:

Como usted sabe, de treinta años a la fecha México, país reconocido por estar en el grupo de los doce países megadiversos que hay en el mundo, y entre los que ocupa el cuarto lugar, ha perdido selvas, manglares y bosques de manera alarmante. También es un hecho que el agua, un bien indispensable para la vida, es un recurso limitado que depende en buena medida de la salud de bosques y selvas. Hoy la biodiversidad y el agua son los más importantes recursos con los que puede contar una nación. Su degradación pone en grave riesgo la sustentabilidad ecológica del territorio mexicano. Por ello los sitios de alta biodiversidad deben preservarse bajo los más estrictos estándares internacionales y reconociendo los saberes de los pueblos originarios quienes han sido garantes de sus territorios y depositarios de la riqueza natural y cultural de nuestro país.

En este contexto preocupa que el proyecto del Tren Maya y el del Corredor Comercial y Ferroviario del Istmo de Tehuantepec, tengan características similares a las de otros megaproyectos como los que fueran promovidos dentro del Plan Puebla Panamá, localizados justamente en los frágiles ecosistemas del trópico mesoamericano y mexicano para ofrecer “progreso y desarrollo”. Este tipo de macroproyectos han sido fuertemente rechazados por su carácter esencialmente mercantil**, por el daño ecológico que ocasionan y los conflictos sociales que generan.

Luego de todo el desastre ecológico de décadas pasadas en aras del “desarrollo” (ganadería extensiva, industria petrolera, minería, carreteras, etc.) no se puede emprender un proyecto de esta naturaleza sin un estudio amplio de los impactos ecológicos, culturales y al patrimonio arqueológico, del que según evidencias, hay vestigios importantes para el patrimonio histórico y cultural del país cubiertos por selva, de la misma importancia de lo que está a la vista.

Es por ello que se hace indispensable la participación previa a cualquier obra, de las siguientes instancias que forman parte de la estructura gubernamental y que han sido creadas en buena medida, para realizar estudios previos frente a obras que pueden afectar los ecosistemas, la disponibilidad de agua y los impactos socioculturales, entre otros aspectos, y a las que debemos exigir el cabal cumplimiento de sus funciones.

Nos referimos a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), al Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), a la Secretaría de Cultura y al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), o sus equivalentes de acuerdo con lo que plantee la nueva Ley de Administración Pública. Será también indispensable consultar ampliamente a la comunidad científica, con la participación de los centros de investigación y enseñanza superior.

Consideramos fundamental no pasar por alto el principio de la “consulta previa, libre e informada de las comunidades indígenas locales afectadas” a que obliga el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional del Trabajo.

Ésta no puede sustituirse con ninguna “consulta nacional” y tendría que realizarse de manera trasparente y bajo la observación de una comisión plural del más alto nivel sin conflicto de interés. Hay que recordar que se trata de derechos humanos perfectamente establecidos y legitimados, cuyo incumplimiento habrá de dar lugar a recurrir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación e incluso a las instancias correspondientes de la Organización de las Naciones Unidas.

Señor Presidente Electo, venimos de treinta años de regímenes que han impuesto megaproyectos en el país sin haber realizado los estudios necesarios con la seriedad que cada caso amerita. Hemos visto cómo muchos de ellos se han basado en Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIAS) hechas a modo y se han realizado en medio de gran opacidad. Esto ha traído graves consecuencias para la sustentabilidad ecológica de México y la concordia entre los mexicanos.

Hoy el país está devastado; su patrimonio biocultural ha sido seriamente degradado. Por estas razones, entre otras muchas, millones de mexicanos acudieron a las urnas decididos a cambiar este estado de cosas y a construir junto con usted un país de leyes, más justo, en el que las personas y por tanto el medio ambiente, sean ejes fundamentales de la vida del país. Será un signo de verdadero cambio que los nuevos proyectos productivos en los ecosistemas tropicales (y en general en todo el territorio nacional), estén ecológicamente fundamentados, considerando la riqueza y diversidad del patrimonio biocultural del país. Esto pasa, necesariamente, por atender a las instituciones y a las voces de quienes por años se han dedicado al estudio de estas regiones y temas, muchas veces gracias a los recursos económicos que a través de sus impuestos, les hace llegar el pueblo de México. Asimismo, es fundamental escuchar a los pueblos y respetar su libre determinación.

Creemos en la necesidad de resolver los problemas sociales y económicos que afectan a
nuestro país. Pero también estamos convencidos de que el verdadero bienestar social con sustentabilidad ecológica no pueden derivar de la destrucción de la naturaleza ni del atropello al respeto elemental de los derechos de los pueblos y comunidades que habitan estos territorios.

Recientemente usted ha tomado la prudente decisión de cancelar una obra, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), por los costos ambientales, sociales y económicos que esta obra representaba.

Su construcción se inició sin llevar a cabo los necesarios estudios previos de impacto ambiental que incluyeran una visión regional de conjunto, y sin la consulta previa, libre e informada, basada en la ley, a las comunidades afectadas.

Las consecuencias están a la vista: degradación ecológica, ruptura del tejido social de las comunidades, enfrentamientos entre diversos sectores del país y graves pérdidas económicas. Eso evidencia que las decisiones gubernamentales deben ser seriamente estudiadas y consensuadas, y que las políticas públicas deben ser congruentes, y sumar en una misma dirección. Hoy tiene usted la posibilidad de demostrar que se puede y se debe proceder de otra manera. De otra suerte se irá desgastando el necesario apoyo que su gobierno requiere para sacar adelante un país con graves rezagos en los más diversos órdenes.

No podemos dejar de mencionar que de acuerdo con diversas investigaciones, el colapso de la antigua civilización maya pudo deberse a la sobreexplotación de su entorno natural. A pesar de su innegable sabiduría, los antiguos mayas no tenían elementos suficientes para actuar de otra manera y evitarlo. Hoy sabemos que la capacidad de carga y recuperación de los ámbitos naturales tiene límites. Sería imperdonable no aprender de la historia y cometer los mismos errores, cuyas consecuencias pueden ser tan graves o más que en el pasado. Hay muchos caminos para lograr la justicia social y un desarrollo armónico con la naturaleza.

México puede ser pionero en propuestas creativas que cumplan con estos dos requisitos indispensables. Le ofrecemos a usted nuestros conocimientos y trabajo para explorar esos caminos, y lograr por consenso proyectos que realmente transformen a México y sean un ejemplo para el mundo.

*Esto significa según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad
(Conabio) que “Incluyen los hábitats requeridos para la supervivencia de especies amenazadas; áreas con importancia especial para especies endémicas o de áreas restringidas; sitios que sean vitales para la supervivencia de las especies migratorias; áreas que apoyan concentraciones significativas a nivel mundial; áreas que estén asociadas a procesos evolutivos claves; áreas que brinden servicios de ecosistemas importantes y áreas con una biodiversidad de importancia social. Los hábitats críticos son importantes porque funcionan como una herramienta de política ambiental para que los distintos actores involucrados en el desarrollo sustentable tomen decisiones adecuadas e informadas. Asimismo, ayudan a normar y estandarizar criterios de priorización, focalización y de asignación de recursos para la conservación ambiental.” (Informe de Evaluación Ambiental. Proyecto: sistemas productivos Sostenibles y biodiversidad, Conabio, febrero de 2012 en http://www.conabio.gob.mx/web/pdf/SPSB_InformeEvaluacionAmbiental.pdf recuperado el 14 de noviembre de 2018).

**Ver por ejemplo, respecto de su impactos y verdaderos objetivos: Andrés Barreda Marín, “El Plan Puebla Panamá”, Biodoversidad, 28 de agosto de 2002, Grain en https://www.grain.org/es/article/entries/938-el-plan-puebla-panama recuperado el 14 de noviembre de 2018).

Atentamente



Dr. Alfredo López Austin (Instituto de Investigaciones Antropológicas UNAM)
Mtro. Francisco Toledo (artista plástico)
Dr. Miguel Concha Malo (Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Victoria O. P.”)
Dr. Ambrosio Velasco Gómez (Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM)
Dr. Gerardo Bocco, (Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental UNAM, Campus Morelia).
Dra. Marisa Mazari Hiriart (Instituto de Ecología, UNAM)
Mtro Luis Fueyo Mc Donald (CORENA)
Dr. Alejandro Casas Fernández SNI 3 Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) UNAM
Héctor Bonilla. Actor y director de teatro
Dr. Sergio Aguayo Quesada (El Colegio de México)
Dr. Paul Hersch (Investigador Centro INAH Morelos)
Dr. Gilberto López y Rivas (Centro-INAH Morelos)
Dra. Patricia Colunga GM. (Investigadora independiente)
MC Adelita San Vicente Tello (Semillas de Vida)
Dra. Cristina Mapes Sánchez (Jardín Botánico Instituto de Biología UNAM)
Dr. Rodrigo Gutiérrez (Coordinador del Área de Derechos Humanos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM)
Etnlgo. José del Val (Programa Universitario de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad UNAM)
Dr. Luis de la Peña (Instituto de Física UNAM)
Dra. Ana María Cetto (Instituto de Física UNAM) Paul Leduc (Cineasta)
Juan Villoro (Escritor)
Dr. Carlos Fazio (Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM)
Dr. Eckart Boege (INAH UCCS)
Dr. Gian Carlo Delgado (CEIICH UNAM)
Dra. Lucía Oralia Almeida Leñero, Facultad de Ciencias UNAM
Homero Aridjis, presidente, Grupo de los Cien
Dra. Elena Lazos, Instituto de Investigaciones Sociales UNAM
Dr. Juan Humberto Urquiza García (Colegio de Historia-Facultad de Filosofía y Letras UNAM)
Dr. Carlos H. Ávila Bello, Profesor-Investigador Universidad Veracruzana
Dr. Carlos Zolla, Programa Universitario de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad UNAM
Dr. Carlos Martorell, Departamento de Ecología y Recursos Naturales Facultad de Ciencias-
UNAM
Dr. Arturo Argueta Villamar, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) UNAM
Dr. Julio Boltvinik (El Colegio de México)
Dr. Enrique Leff (Instituto de Investigaciones Sociales UNAM)
Mtra. Cristina Barros (investigadora independiente)
Dr. Luis Zambrano Laboratorio de Restauración Ecológica Instituto de Biología, UNAM
Dra. Rosa María Garza Marcué (Investigadora DEAS-INAH)
Dra. Eliana Acosta (Investigadora DEAS-INAH)
Mtra. Luz Emilia Aguilar Zinzer (Crítica e investigadora teatral y Ambientalista)
Dra. Ana Esther Ceceña, Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM
Dra. Ana María Aragonés, Instituto de Investigaciones Económicas UNAM
Dra. Teresa Rojas Rabiela, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y Red de Patrimonio Biocultural
Dra. Carmen Valverde, Centro de Estudios Mayas UNAM Gustavo Ampugnani (Greenpeace México, A. C.)
Julieta Egurrola. Actriz
Úrsula Pruneda. Actriz y directora
Biol. Juan Manuel Quintero (Limbo Ambiental, Coatzacoalcos, Ver)
Dr. Gerardo Pérez Ponce de León (Investigador Titular C Instituto de Biología, UNAM
Dra. Ella Vázquez Domínguez (Instituto de Ecología UNAM)
M. en C. Jorge Alcalde Martín del Campo (ITAM)
Dra. Ellen Andresen, Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, UNAMCampus Morelia
Dr. Omar Arellano-Domínguez (Facultad de Ciencias, UNAM)
Dra. Alicia Castillo Álvarez (Investigadora Titular Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad UNAM campus Morelia)
C. María de la Luz González Segura. Periodista
Mtra. Hilda Rivas Solórzano, Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) UNAM campus Morelia
Mtra. Ximena Ramos Pedrueza Ceballos
María de los Ángeles Cruz Rosel, Centro de Estudios de Derechos Humanos de la
Universidad Autónoma de Yucatán
C. Guillermo Rodríguez Curiel, LAVIDA
C. Emilio Rodríguez Almazán, LAVIDA
Dra. Ana Wegier, Instituto de Biología, UNAM.
Dr. Jaime Paneque-Gálvez (Investigador del Centro de Investigaciones en Geografía
Ambiental, UNAM)
Dra. Magdalena Barros Nock Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS)
M en C. Rosaura Páez Bistrain. Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental, UNAM
Morelia
Dra. Gabriela Parra Olea. Instituto de Biología, UNAM
Dr. Omar Becerra Soria. Instituto de Biología, UNAM
M. en C. Ángela Mendoza. Instituto de Biología, UNAM
M. en C. Hilda Rivas Solórzano, Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) UNAM campus Morelia
Dr. Guillermo Ibarra Manríquez (Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, campus Morelia)
M. en C. Ma. Guadalupe Cornejo Tenorio (Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, campus Morelia)
Dra. Eva María Piedra Malagón (Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, campus Morelia)
Dra. Patricia Escalante Pliego (Investigadora Titular B TC Departamento de Zoología
Instituto de Biología UNAM)
Dr. Julio Muñoz Rubio, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM.
Mtra. Monserrat González Montaño Escuela Nacional de Trabajo Social UNAM
Dra. Nancy Calderón Cortés, Licenciatura en Ecología, ENES Unidad Morelia
M en Arquitectura Elena Tudela Rivadeneyra. Maestría en Arquitectura en Diseño Urbano Profesor Asociado C TC Área Urbano Ambiental Facultad de Arquitectura UNAM.
Dr. Víctor Arroyo Rodríguez Investigador Titular B SNI III (Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, UNAM)
Lic en Economía Salvador Mendiola (Profesor Licenciatura Periodismo y Comunicación FES Aragón, UNAM)
M en G. Rutilio Castro Miguel.
M. en C. Claudia Ortiz Facultad de Arquitectura UNAM
M en G Tania Fernández Vargas (Instituto de Biología UNAM)
Urbanista Alonso Azaid Cortés Solís. Licenciatura en Urbanismo Fac de Arquitectura UNAM
Urbanista Brando Felipe Noh Garcia Licenciatura en Urbanismo Fac de Arquitectura UNAM
Maestra en Urbanismo Claudia Ortiz Licenciatura en Urbanismo Facultad de Arquitectura
UNAM
M en C. René D. Martínez Bravo Laboratorio de Bioenergía, Investigaciones en
Ecosistemas y Sustentabilidad -UNAM
Lic. en Comunicación Javier Barros del Villar (MasdeMX)
M en G Tania Fernández Vargas Instituto de Biología UNAM
M en C María Delia Basanta (Instituto de Biología UNAM)
M. en C. Raquel Hernández Austria (Instituto de Biología UNAM)
M. en C. Luis García Prieto (Instituto de Biología, UNAM)
M. en C. Ángela María Mendoza Henao (Departamento de Zoología, Instituto de Biología, UNAM)
M. en C. Carlos Omar Becerra Soria, (Laboratorio de sistemática y conservación de anfibios, Instituto de Biología, UNAM)
M. en C. Raquel Hernández Austria, (Laboratorio de Sistemática Molecular II Instituto de Biología de la UNAM)
Dr. Eduardo Alberto Pérez García Grupo de Conservación y Ecología Vegetal Departamento de Ecología y Recursos Naturales Facultad de Ciencias UNAM
Dra. Patricia Balvanera (IIES Morelia UNAM)
Dra. Irene Sánchez Gallen Ecología del suelo (Depto. de Ecología y Recursos Naturales, Facultad de Ciencias, UNAM)
M en C, Juan Carlos Flores Vázquez, Instituto de Ecología, UNAM.
Dra. Gabriela Parra Olea, Instituto de Biología UNAM
Ana Claudia Napote (Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad UNAM)
Dr. Óscar Flores (Facultad de Medicina UNAM)
Dra, Julieta Benitez-Malvido (Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad UNAM)
Biol. Daniel Sandoval Gutiérrez (Jardín Botánico Instituto de Biología UNAM)
Biol. Miguel Ignacio Rivas Bejarano, Instituto de Biología UNAM
Dr. León Islas, Facultad de Medicina UNAM
Dr. Abisaí Josué García Mendoza, Jardín Botánico Instituto de Biología UNAM
Dra. Ek del Val, Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad UNAM
M. en C. Claudia Ortiz, Facultad de Arquitectura UNAM
Dra. Lucía Sanaphre Villanueva, investigadora Centro del Cambio Global y la
Sustentabilidad, A. C.
Dr. Enrique Vargas Madrazo, Investigador del Centro de EcoAlfabetización y Diálogo de Saberes, Universidad Veracruzana
Dra. Luisa Paré, Instituto de Investigaciones Sociales UNAM
Dra. Andrea Martínez Ballesté, Jardín Botánico Instituto de Biología UNAM
Dr. Zenón Cano Santana, Facultad de Ciencias UNAM
Mtro. Carlos Luis Escoffié Duarte, litigante independiente en derechos humanos
Lic. María de los Ángeles Cruz Rosel, investigadora del Centro de Estudios de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Yucatán
C. Guillermo Rodríguez Curiel
C. Emilio Rodríguez Almazán
Dra. Diana María Escalante Alcalde Instituto de Fisiología celular UNAM M en C Elena
Jaloma Cruz (Centro de Derechos Humanos Minerva Bello)
Dra. Mayra Elena Gavito Pardo Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad
Dra. Aída Atenea Bullen Aguiar Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad UNAM
M en C Verónica Zepeda Martínez (Facultad de Ciencias, UNAM).
Dra. Artemia Fabre Zarandona, Presidenta de Diálogo y Movimiento, A.C.
Rodolfo Pérez Rodríguez Profesor e Investigador de la Facultad de Biología, UMSNH
Dra. Patricia Ornelas, Instituto de Biología UNAM
M. en C. Moisés Armando Luis Martínez Museo de Zoología “Alfonso L. Herrera” Departamento de Biología Evolutiva Facultad de Ciencias UNAM
Dra. Christina Siebe Grabach Instituto de Geología UNAM.
Dr. José G. Palacios Vargas Facultad de Ciencias, UNAM
C. Emiliano Navarrete Sauza Licenciatura en Biología de la Facultad de Ciencias UNAM
M en CS. Alicia Martínez Bautista Academia Nacional de Ciencias Forestales
Lic. Beatriz Equihua Enríquez (economista independiente)
C. Lorena Esquivel Mondragón (Licenciatura en Biología Facultad de Ciencias UNAM
Dra. Estela Cessa Flores (Agrolimex)
Mtra. Mónica del Villar K. investigadora independiente
Dra. Margarita Pérez Negrete Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS)
Dra. Haydée Rovirosa González maestra de Arte contemporáneo
M en C Evelyn Hernández Vidal, doctoranda Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro
Químico Agrícola Donato García Campesino
Dra. Alma Piñeyro Nelson, UAM – X
Batán Silva, Cineasta y activista social
PhD N. Ivalú Cacho, Departamento de Botánica Instituto de Biología-UNAM
Lic Salvador Mendiola periodista,FES Aragón UNAM
Dra. Nancy Calderón Cortes ENES Morelia UNAM
Dr. Luis Humberto Escalera Vázquez Facultad de Biología UMSNH
Dr. J. Fco. Ziga Gabriel. Coordinadora de Organizaciones Sociales Indígenas y Afromexicanas de Guerrero y Oaxaca. Red por el Reconocimiento Constitucional del Pueblo Negro de México
Lic. Rosalva Robles Vessi Historiadora Mérida, Yucatán
Dr. Felipe Reyes Escutia, Secretario de la Sociedad académica por el pensamiento complejo e investigador del Centro de investigación sobre ecosistemas tropicales de la
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas
Dr. Javier Reyes Ruiz, Universidad de Guadalajara.
Dra. María Dolores Cervera Montejano Cinvestav. IPN. Unidad Mérida
Dra. Norma Georgina Gutiérrez Serrano Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) UNAM
Mtra. Emma Alicia Canales de la Fuente, Profesora por Asignatura, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. BUAP
Mtra. en Geografía María del Rosario González Montaño, Coordinadora de estación meteorológica en la Escuela Nacional Preparatoria, UNAM
Dr. Daniel Rodríguez Velázquez, profesor titular, Escuela Nacional de Trabajo Social-
UNAM.
Lic. T.S. María de Lourdes Santiago Cruz, Red Chimalli por los Derechos de Todas y Todos, Oaxaca
Dr. Rafael Pérez Taylor, Instituto de Investigaciones Antropológicas UNAM
Dra. Fernanda Figueroa, Facultad de Ciencias UNAM
Dra. Antonia Candela, Departamento de Investigaciones Educativas CINVESTAV IPN
C. Carlos Alberto Sánchez Ricardo, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEICH) UNAM
Dr. Francisco López Bárcenas, El Colegio de San Luis
Marco Barrera Bassols, Museólogo y museógrafo
Dr. Iván Azuara Monter, Posgrado en Estudios de la Ciudad-UACM
Dr. Ignacio Chapela, Universidad de California en Berkeley
Dr. Enrique Rajchenberg, Facultad de Economía UNAM
Dra. Cynthia Armendariz Arnez Escuela Nacional de Estudios Superiores ENES- Morelia, UNAM
Dr. John Holloway, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” Benmérita Universidad Autónoma de Puebla
Dra. Ana García Silberman Cinvestav-Unidad Mérida
Ana María Siañez Gutiérrez, Ama de Casa
Dr. Alejandro Fujigaki Lares, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM
Dra. Mariela Fuentes Ponce de UAM-X
Dr. Rodrigo A. Medellín Erdmann Instituto de Ecología UNAM
Dra. Eloína Peláez Valdez Directora Fundadora Jardín Etnobotánico “Francisco Peláez R.” A.C.
Dr. Octavio Klimek Alcaraz (investigador independiente)
M. en C. Ma. Guadalupe Guadarrama Huerta Instituto de Investigaciones Económicas UNAM
Lic. Magdalena Gómez Universidad Pedagógica Nacional
Mtro. Mauricio González González ENAH y el Centro de Investigación y Capacitación Rural AC (CEDICAR).
Dr. Efraín León Hernández Facultad de Filosofía y Letras UNAM.
Dra. Leticia Merino Seminario Universitario de Sociedad, medio Ambiente e Instituciones (SUSMAI) UNAM
Dra. María de Jesús Ordóñez Díaz, CRIM-UNAM
Mayra Eslava Centro de Orientación y Asesoría a Pueblos Indígenas, A.C.
Luis Gerardo Romero Chora Estudiante de Biología UNAM
Dr. César Carrillo Trueba Facultad de Ciencias, UNAM Dr. Luis Tamayo Pérez
Otto Minera Dramaturgo
Dra. Marcia Hiriart Instituto de Fisiología Celular UNAM
Carmen Aguilar Zinser, Maestra en Historia. Activista en la defensa de nuestro patrimonio histórico y riquezas naturales en Coyoacán.
Dr. Antonio Turrent Fernández Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS)
Dra. Giulianna Ayora, Facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana
Dra. Mina Lorena Navarro, profesora investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP
Dra. Diana Luque Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo A.C. Dr. Narciso Barrera Bassols. UCCS, Universidad Autónoma de Querétaro Lic. Areli Sandoval. Defensora
de los derechos Humanos.
Dr. en Sociología. Oliver Gabriel Hernández Lara. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMex
Dr. José Antonio Aldrete Haas Profesional Independiente.
Baltimore Beltrán. Actor.
Giovanna Zacarías. Actriz y directora de cine
Mariana Giménez. Actriz y directora de teatro.
Eric Olivares. Diseñador académico.
Natalia Beristáin. Directora de cine
Pilar Flores Del Valle. Actriz.
Karina Gidi. Actriz.
Ana Francis Mor. Actriz.
Laura Imperiale. Cineasta.
María Goicoolea. Actriz.
Juan Pablo Miquirray. Cineasta.
Roberto Sosa. Actor.
Gabriela de la Garza. Actriz.
Dolores Heredia. Actriz.
Miguel Sabido. Investigador y práctico de la comunicación
M en C Eric Castañares Maddox
Dr. Alejandro Espinosa Calderón Unión de Científicos Comprometidos con la
Sociedad (UCCS) Academia Mexicana de Ciencias
Mtra. Virginia Paula Porras Ruiz, Universidad Pedagógica Nacional
Mtra. Isabel Sanginés Franco, Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Dra. María Teresa Gutiérrez Haces. Instituto de Investigaciones Económicas UNAM
Margarita Muñoz Rubio, Escuela Nacional de Música, UNAM
Dra. Margara Millán Moncayo, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM
Dra. Marta Astier centro de Investigaciones en geografía Ambiental CIGA
Dr. Omar Masera, Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad UNAM
Marcos Rubén López Miguel, profesor de la Escuela Nacional de Trabajo Social, UNAM.
Mtra. Irma Estela Aguirre Centro de Estudios para el Desarrollo Rural
Dr. Benjamín Ortiz Espejel El Colegio de Puebla, A. C.
C. Alma Rodríguez Ayala Fotoperiodista
Mtra. Sofía Medellín Urquiaga (Profesora ENAH / UNAM)
Dra. Beatriz Stolowicz Weinberger Departamento de Política y Cultura. UAM Xochimilco.
Lic. T.S. Nazaria Moreno Macías. Universidad Don Vasco, A.C. Uruapan, Michoacán.
Ing. Pedro Miguel Espinosa E. CONSINFO
Dra. Consuelo Bonfil Facultad de Ciencias UNAM
Mtra. Claudia Campero Arena Geógrafa
M. en C. Ariel Rojo Curiel Consultor Independiente
Mtra. Flor Mercedes Rodríguez Zornoza Posgrado Educación Ambiental UACM
Dra. Aida Luz López Posgrado en Educación Ambiental, UACM
Dr. Claudio Lomnitz Universidad de Columbia, Nueva York
Dra. Ma. Elena Durán Lizárraga Academia de Biología Humana
Colegio de Ciencias y Humanidades Universidad Autónoma de la Ciudad de México
M.C. Elba Castro Maestría en Educación Ambiental, Universidad de Guadalajara
Lic. Juan Manuel Zaragoza Contreras Escuela Nacional de Trabajo Social UNAM
Dra. Silvia Tamez UAM Xochimilco
Grupo de Estudios Ambientales (GEA, AC)
Dra. Isabel García Coll Consultora independiente Pladeyra, S. C.
Álvaro Caso Chávez Filósofo y artesano
Dr. Gerardo Alatorre Frenk Instituto de Investigaciones en Educación Universidad Veracruzana
Dr. Javier Riojas Coordinador de la Licenciatura en Sustentabilidad Ambiental Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad
Universidad Iberoamericana Ciudad de México – Tijuana
Dr. Fernando Córdova Tapia Centro de Investigación en Biodiversidad y Conservación (UAEM) Facultad de Ciencias (UNAM) Unión de Científicos Comprometidos con la
Sociedad (UCCS)
C. Emma Bensimón Israel, empleada
M en C. Carlos Muñoz (UAM Xochimilco)
Lorena Martínez González, Fundación Xochitla A.C.
Dr. André Dorcé, UAM-Cuajimalpa
M. en C. Alejandra Straffon, Facultad de Ciencias, UNAM
José Luis Bustamante del Valle Oaxaca
Dr. Miguel A. Escalona A. Profesor, Universidad Veracruzana
Mtro. Francisco Javier Guerrero (Profesor Investigador DEAS-INAH)
Dr. Ricardo Melgar Bao (Profesor Investigador Emérito Centro INAH Morelos)
Mtro. Carlos García Mora (Profesor Investigador DEE-INAH)
Arqloga. Hortensia de Vega Nova (Centro INAH Morelos)
Dra. Magdalena Gómez (UPN)
Dra. Lina Odena Güees (ENAH-INAH)
Dra. Lillián González (Profesora Universidad Autónoma del Estado de México)
Arqlgo. Efraín Flores López (Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas INAH)
Dra. Rosario Haydee Pérez y Espejo (IIE-UNAM)
Mtra. Cecilia Vázquez (Investigadora Centro INAH Puebla)
Dr. Luis Tamayo Pérez (Colegio de Morelos Coordinador en Morelos de la UCCS)
Dra. Raquel Padilla Ramos (Profesora Investigadora Centro INAH Sonora)
Mtra. Esperanza Muñoz (Investigadora DEAS-INAH)
Mtro. Itzam Pineda Rebolledo (UACM)
Yuriria Juárez Martínez (UACM)
Lic. Patricia Guarneros (Integrante de la Misión de la Observación De la consulta de soya
transgénica de Campeche)
Dra. Susana Gómez Serafín (Investigadora Centro INAH Morelos) Erika María Méndez
Martínez (Ayudante de investigación, IIA-UNAM)
José Luis Naval Cid de León (Pintor, grabador y Director de la Revista Boulevard la cultura
de Puebla y Tlaxcala)
José Luis Mariño (Colectivo Bordamos por la Paz y la memoria)
Dra. Artemia Fabre Zarandona (Dialogo y Movimiento, A. C.)
Jesica Terán García Travesí (ingeniera ambiental)
Gerardo Pérez Muñoz (Colectivo Hermanos Serdán)
Arturo Mendoza (Colectivo Hermanos Serdán)
Dra. Irene Herner Reiss (UNAM)
Roberto Sandoval Zarauz (DEH-INAH)
Miriam Judith Gallegos (Centro INAH Tabasco)
Renée García Travesí Fernández (Ambientalista. Tulce A.C.)
Diego García Osorio (FES Acatlán UNAM)
Leobardo Espinoza Rodríguez (Director General de México Prioridad)
Nashielly Cortés Hernández (UNAM)
Leonardo Durán Holguín (Tozepan Titatanizke)
Mtra. Berenice Rodríguez Hernández (Investigadora Centro- INAH Morelos.
Rosario Pérez Espejo (UNAM)
José Camacho Sánchez (Consejo de Trabajadores por una Nueva Salud Pública)
Dra. Morna Macleod. (Profesora investigadora Facultad de Estudios Superiores de Cuautla
(UAEM)
Mtra. Marina Anguiano (Investigadora DEAS-INAH)
Dra. Maya Lorena Pérez (Investigadora DEAS-INAH)
Erica L. Hagman Aguilar (UCCS)
Hugo Cercantes (Emprendedores del Huacal A.C)
Dr. Alonso Aguilar Ibarra IIE-UNAM)
Maribel Ramiro (Café Tlacuache)
Guadalupe Reyes Domínguez (UADY)
Ricardo Armijo (investigador Centro INAH-Tabasco)
Dra. Margarita Rosales, (Profesor Investigador INAH, Yucatán)
Dr. Víctor Acuña Alonzo (ENAH-INAH)
Martha Medina (Universidad Autónoma de Yucatán (UADY)
Nora C. García Colomé (Profesor investigador UAM-X)
Dra. Jessica Mariela Tolentino Martínez. (Investigadora Instituto de Investigaciones Económicas)
Azucena María Gorelli Suarez De Miguel.
Carlos Cruz. (Documentalista UNAM)
Lic. Ana Patricia Sosa Ferreira. (IIE-UNAM)
Elsa Hernández Pons. (Investigadora INAH)
María Consuelo Sánchez González. (Centro de Investigaciones Históricas y
Sociales Universidad Autonóma de Campeche)
Lic. Martha Elena Mora Barreto. (Profesora de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingúistica
y Traducción, antes Cele)
Actuario: José Luis Salas Lizaur. (Consultor)
Mtra. Ilse María Escobar Hofmann. (Historia UNAM)
Adriana Durazo Villanueva.
Lic. Shelley Galle Chapman (ENALLT-UNAM)
Dra. Elisa Cruz Rueda. (Profesora Investigadora de la Escuela de Gestión y Autodesarrollo Indígena Universidad Autónoma de Chiapas)
Mtro. José Luis Fernández Santisteban. (Profesor en la Facultad de Economía de la UNAM)
Dra. Laura Vázquez Maggio. (Profesora de la Facultad de Economía de la UNAM)
M en C. Silvia Terán (Investigadora)
Nora Cecilia García Colomé. (Profesora investigadora: Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Xochimilco)
M en C. Verónica Elena Solares Rojas. (Consultora)
Carmen de la Vega Gamiz. (Grupo las Golondrinas)
Tania Andrade Olea. (Colectivo Fuentes Rojas)
Elia Andrade Olea. (Colectivo Fuentes Rojas)
Regina Méndez Tirado. (Colectivo Fuentes Rojas)
ORGANIZACIONES
Taller por la Defensa de los Territorios y del Patrimonio Biocultural (DEAS-INAH)
Colegio de Antropólogos de Yucatán
Desarrollo Comunitario de Los Tuxtlas Teyeliz, A. C.
Greenpeace México, A. C.
Proyecto de Desarrollo Rural Integral Vicente Guerrero, A. C.
Tlaxcala Luna del Sur, Oaxaca, A. C.
Centro de Capacitación y Defensa de los Derechos Humanos e Indígenas A.C.
Observatorio Indígena de la Huasteca Potosina
Coordinadora de Organizaciones Campesinas e Indígenas de la Huasteca Potosina A.C.
Campaña Sin no hay País
Pobladores A.C.
Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez Oaxaca SC
Observatorio de Conflictos Mineros de Zacatecas
Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales, A. C. (Red MOCAF)
Grupo Ecologista del Mayab A. C.
Centro de Investigación y Capacitación Rural AC (CEDICAR)
Asociación de Consumidores Orgánicos
Millones contra Monsanto México
Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA)
Colectivo Hermanos Serdán
Afectados Ambientales Puebla
Café Tlacuache
Tlayoyo Vale
Asociación de los Emprendedores de Huakal, A.C.












Rosa Santana 
PROCESO 22 noviembre 2018 

MÉRIDA, Yuc. (apro).- Agrupaciones indígenas de la península de Yucatán expresaron su 
oposición al proyecto del Tren Maya, que 
este fin de semana será sometido a consulta 
popular, porque, subrayaron, atenta contra sus derechos. 

En un comunicado dirigido al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, las más de 
40 organizaciones civiles hicieron del conocimiento “nacional, y de la próxima  administración pública en lo particular”, que están atentos al proyecto del Tren Maya desde que se anunció, y a partir de ese momento lo desaprobaron. 

Tras exponer que les “desagrada” porque violenta los derechos indígenas consagrados en la Constitución, destacaron que esperaban que con el cambio de administración las  comunidades originarias se hicieran visibles “para la Federación y reconsiderara las formas 
para intentar poner en marcha el megaproyecto Tren Maya, pero con desagrado nos percatamos de que en esta nueva administración la historia no cambiará y la esperada justicia no llegará a los pueblos indígenas de México”. 

De igual manera, adelantaron su rechazo al resultado de la consulta ciudadana sobre el 
proyecto, “sea a favor o en contra”, porque “no es permisible que ninguna persona fuera de la Península de Yucatán pretenda decidir lo que se puede hacer o dejar de hacer en nuestros territorios”. 

Los inconformes señalaron que “una verdadera consulta” para los pueblos indígenas debe ser “libre, informada, de buena fe y culturalmente adecuada, tal cual lo dispone la ley”. 

Y resaltaron que el ejercicio ciudadano que se hará el próximo fin de semana no cumple con ninguno de esos principios, “puesto que el megaproyecto Tren Maya ya se inició, y prueba de ello es que ya se tienen, entre otras cosas, presupuestos, licitaciones, trazos y hasta fecha de inicio, y con nosotros nadie ha convenido 
absolutamente nada”. 

Añadieron: “La única información que tenemos es lo que los noticieros han transmitido y las filtraciones que nos han llegado; de manera oficial no hay autoridad alguna que se haya sentado a dialogar con nosotros, a pesar de que la obra física pretenden asentarla en nuestros territorios”. 

Y “ni hablar de buena fe, ésta no existe. Todo se ha llevado a nuestras espaldas, y para que sea culturalmente adecuada en primer término quisiéramos que cualquier decisión que se pretenda tomar sea en presencia de nuestras representaciones y en nuestros territorios”. 

Insistieron que el Tren Maya, como otros proyectos, no acarreará beneficios ni desarrollo regional a las comunidades indígenas. 

“No está planeado para nosotros, la gente común; es un proyecto turístico que sólo beneficiará a los pudientes y a los extranjeros. Nosotros, los dueños de las tierras, 
sólo lo veremos pasar, puesto que las estaciones no están contempladas en la mayoría de nuestros pueblos y sólo están considerados puntos de interés turístico que ya han sido copados por los grandes capitales”. 

Según los indígenas, a sus comunidades sólo les tocará cargar con la parte perniciosa del proyecto, “esa situación ya la sufren las comunidades por donde circula el Tren Chepe y en su caso el desarrollo aún sigue pendiente, no queremos lo mismo para nosotros y nuestros hijos”. 

Aclararon que no se resisten al progreso, pero están en contra del beneficio de pocos en detrimento de muchos. “Ya no aceptamos espejos a cambio de nuestras tierras”. 

Los pobladores subrayaron que “desde hoy” rechazan “totalmente” el megaproyecto Tren Maya, y advirtieron que no permitirán que se violenten sus territorios y sus derechos. 

Asimismo, exigieron que en éste y otros proyectos en los que se afecte su derecho al territorio, se convoque a los pueblos indígenas como sujetos de derechos colectivos a fijar su posición frente a los mismos.

“No es la consulta el fin último, sino sólo un mecanismo para acopiar y acercar información para estar suficientemente informado y sobre esa base poder tomar decisiones informadas. 

“La consulta no es una simple encuesta que sirva para la toma de una decisión de aceptar o rechazar el megaproyecto. Lo importante es nuestro consentimiento en el marco del ejercicio de nuestro derecho a la libre determinación”.

También demandaron “el respeto total y absoluto de los principios rectores que rigen la consulta previa, libre, informada, de buena fe y culturalmente adecuada”, y prohibieron “total y absolutamente” cualquier tipo de “subasta, autorización, permiso de cambio del uso del suelo o licencia para el establecimiento del proyecto de servicios sin el consentimiento” de las comunidades originarias, “antes y después del 1 de diciembre de 2018”. 

Reiteraron su “rechazo y repudio” a “todo intento o simulación de consulta indígena a nuestros pueblos, meramente como requisitos para la obtención de nuestro consentimiento para la instalación del tren maya que se pretende”. 

Además, pidieron respeto a los bosques y selvas y que la elaboración de la Manifestación y Evaluación de Impacto Ambiental se encarguen a un organismo independiente, con una comisión de observación, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 

Igualmente rechazaron cualquier tipo de diagnóstico de tipo forestal o faunístico en el que no hayan participado las comunidades indígenas. 

“El tren Maya no tiene nada de maya, ni de beneficio a la población maya. No queremos ser un Cancún o Rivera Maya, donde las cadenas hoteleras, de transporte y de restaurantes son los únicos beneficiarios”, advirtieron. 

También expusieron su oposición a la propuesta o la intención de construir o establecer ciudades en el municipio de Calakmul, porque “esto provocaría, transformaría, descompondría a las comunidades indígenas e impactaría a todo el estado de Campeche y a la Península”. 

Por último, solicitaron facilidades económicas y logísticas del Estado para realizar un “plan regional del buen vivir maya” que emane de mesas de trabajo comunitarias, estatales y regionales como una propuesta de los pueblos indígenas para poner a discusión los planes de desarrollo que se pretenden implementar en sus territorios. 










La inusitada controversia generada en torno al Tren Maya, no termina por supuesto con el aval que recibió en la pasada consulta, sino que apenas comienza. Este ensayo pretende contribuir a la polémica, partiendo de dos premisas. 

Primero, que es necesario distinguir entre los impactos que provocará su construcción (1525 kms de vías) y los que generará, en el corto, mediano y largo plazo, sobre sus habitantes actuales. Unos son los impactos que genera la construcción de un celular, un automóvil o una central nuclear, y otros los que desencadena su uso, individual y colectivo. 

Segundo, que como sucede con toda innovación tecnológica, sus efectos dependerán del juego de fuerzas políticas, económicas y culturales que dicha innovación desencadena. Nada garantiza que la apertura de una vía de tren traiga progreso y bienestar de manera automática y, al mismo tiempo, tampoco nada indica que se pueda convertir en un factor de destrucción o deterioro. 

La apertura de nuevas vías de comunicación (para automotores, ferrocarriles, barcos o aviones) de áreas remotas o aisladas que se visualiza como un acto de modernización o de progreso imprimirán su sello a esas regiones que se integran de acuerdo al contexto que resulte de las fuerzas económicas, políticas y culturales en pleno conflicto o contradicción. 

Dado que como se ha señalado, el impacto del tendido de las vías del Tren Maya será sobre trazos ferroviarios o carreteros ya existentes, nos concentramos en los impactos que este proyecto tendría sobre el conjunto de la región. 




En México, buena parte de la discusión sobre el tren maya parte del temor de que este“megaproyecto” se convierta en uno más de los que han azolado innumerables regiones del país en las ultimas dos décadas. Nuestro recuento alcanza 560 conflictos y resistencias socio ambientales a lo largo y ancho del país (Mapa 1), provocados por megaproyectos mineros, energéticos, por agua, carreteros, turísticos, forestales, biotecnológicos y de desarrollo urbano. 

La pregunta obligada es: ¿Cómo puede garantizar un gobierno que se declara anti-neoliberal, realizar megaproyectos que no imiten o repitan los que los diferentes gobiernos neoliberales impulsaron a diestra y siniestra? Lo que sigue es un intento de dar respuesta a la pregunta. 




Hoy, la Península de Yucatán es un gigantesco escenario donde se desarrolla una cruenta batalla entre tradición y modernidad, entre resistencias locales y fuerzas globales,entre memoria biocultural y amnesia modernizadora, esta vez con los referentes geopolíticos invertidos. 

En el centro se ubican las resistencias, basados en una alianza milenaria entre natura y cultura, y en la periferia se implantan y expanden los enclaves de una modernización depredadora. Mérida, Cancún, Campeche y Chetumal conforman los núcleos urbanos desde donde se irradia el “progreso”hacia los territorios donde persiste una cultura que habita ese territorio de manera exitosa ¡desde hace 3,000 años! y que hoy alcanza la cifra de 2.2 millones (INEGI, 2015). Esa población representa el 66 % del estado de Yucatán, y el 44% de Campeche y Quintana Roo. Esta enorme población hace que la península sea un territorio con una muy alta densidad demográfica (MAPA 2) . En las porciones de Chiapas y Tabasco que cruzará el Tren Maya, la población indígena sin ser mayoritaria es igualmente significativa (tzeltales, choles y chontales).

Los polos modernizadores fincan su emporio fundamentalmente en los desarrollos turísticos, comerciales e inmobiliarios. Hasta ahora, estos desarrollos causan deterioro y pérdida del patrimonio biocultural y modifican sustancialmente los paisajes selváticos, marítimos y costeros al afectar ríos subterráneos, manantiales, cenotes, sitios arqueológicos, humedales, selvas diversas y dunas costeras, para levantar hoteles, campos de golf, lagunas artificiales, parques temáticos, pavimentos y extensos desarrollos habitacionales. 

Hasta ahora la industria turística de lujo, tipo Premium, regido por capitales transnacionales, no ha generado un progreso equilibrado y justo, sino lo que en el resto del país consiguieron tres décadas de políticas neoliberales. 





Y sin embargo, tierras adentro, las resistencias bioculturales y geopolíticas logran mantener todavía grandes porciones de la selva maya (Mapa 3) y unos 3,000 sitios arqueológicos. La parte interior de la península rebosa de experiencias guiadas por el bien común y la cooperación resultado de esfuerzos colectivos de numerosos actores sociales. 

Un panorama general (Mapa 4) incluye las 56 cooperativas productoras de chicle formada por unos 3,000 productores mayas y sus familias, los 49 ejidos con reservas comunitarias que en total alcanzan un total de 100,000 hectáreas de selva, los ejidos forestales del sur de Quintana Roo que desde inicios de los 1980s manejan un millón de hectáreas, los 20,000 apicultores organizados en 169 cooperativas que exportan miel a Europa y otras partes del mundo, (Mapa 5) y los innumerables proyectos sobre la Milpa Maya desde una modalidad agroecológica. 

A lo anterior debe sumarse de manera especial el surgimiento de la Reserva Estatal Biocultural 
del Puuc, la primera con esta modalidad en México, una iniciativa de cinco municipios mayas (Muna, Ticul, Santa Elena, Oxkutzcab y Tekax), con una superficie de 136,000 hectáreas (Mapa 6), y que se fundó en colaboración con el gobierno estatal y varias organizaciones conservacionistas. 

Esta reserva surgida desde los pueblos se viene a sumar a las 6 Reservas de la Biosfera implantadas desde el gobierno federal en las últimas décadas. A estos proyectos deben sumarse iniciativas como la red de reservas privadas de la Península de Yucatán y las numerosas cooperativas de productos artesanales, alimentarios o de turismo alternativo (como las de la Fundación Haciendas del Mundo Maya). 

Todas estas experiencias constituyen ejemplos de una economía ecológica, social y solidaria, donde se dan procesos de acumulación colectiva de riqueza, en modalidades de apropiación adecuada de los recursos locales, y que conllevan la defensa biológica y cultural. Es decir surgen como proyectos alternativos al modelo dominante neoliberal. 





Todo lo anterior indica que para que el Tren Maya sea la realización de un sueño y no se convierta en una nueva pesadilla, ese proyecto debe ser acompañado, debe inscribirse, en el contexto de un plan para toda la región maya, y eso requiere de construir en paralelo un proyecto común de desarrollo alternativo, de “…una modernidad desde abajo y para todos”. 

Ello supone la participación articulada de los gobiernos federal, estatales y municipales y de estos con las comunidades, pueblos y ciudades. El tren maya no puede entonces concebirse desligado de un Plan Maya por la Vida, que debe gestarse e implementarse mediante una planeación participativa, es decir a través de las consultas con los pueblos rurales y las poblaciones urbanas. 

Un Plan Maya por la Vida tampoco puede ignorar el papel estratégico jugado por decenas 
de investigadores y técnicos que desde sus instituciones regionales han apoyado, directa o 
indirectamente, esos procesos de resistencia e innovación.

Destacan el Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) con sus sedes en Chetumal y 
Campeche, la Universidad del Caribe y la Universidad Intercultural en Quintana Roo, y el 

CINVESTAV, el CICY y la Universidad Autónoma en Yucatán. 



Grupos amplios de investigadores en conjunto con organizaciones conservacionistas (como The Nature Conservancy, Pronatura, Amigos de Sian Kaan, Biocenosis, EDUCE, Bioasesores, etc. ) han contribuido con sus conocimientos a proyectos tan diversos como el manejo de las selvas, la producción de chicle y miel, las reservas comunitarias, la milpa 
mejorada, las redes de artesanos, y otros. Y sobretodo han visibilizado los saberes ecológicos mayas. 

Para que el lector se de una idea de la estrecha relación que existe entre la cultura maya y su biodiversidad, y que la convierte en uno de los enclaves bioculturales más importantes de México y del mundo, compartimos los siguientes datos: El inventario botánico de la flora de la Península de Yucatán oscila entre 2 400 y 3 000 especies de plantas, de las cuales entre 75 y 80 por ciento se restringen a la porción mexicana (Canevalli et al., 2003). 

Dos estudios etnobotánicos en comunidades reportan conocimientos locales sobre 920 especies (Barrera-Marín et al., 1976) y 826 taxa o “morfo-especies” (Anderson, 2005), en las localidades de Cobá y Chunhuhub, respectivamente. Por otro lado, un diccionario regional etnobotánico elaborado por Arellano-Rodríguez et al. (2003) documentó nombres y usos mayas para una lista de 2 166 especies, es decir más de 90% de la flora registrada en la península, y Flores (2001) reportó nombres locales para 88% de las 260 especies de leguminosas, que es la familia mejor representada en la región. 

Existe además una taxonomía maya yucateca de las plantas (Kul), basada en 16 categorías de formas de vida, donde los taxa son distinguidos tanto por características morfológicas de las plantas como por criterios de carácter simbólico, como es el caso de los colores. Varios estudios muestran también el conocimiento existente sobre especies de varios grupos de animales, especialmente mamíferos, aves, reptiles y peces con valor alimenticio, o ligadas a las prácticas agrícolas, agroforestales, de caza y pesca. 

Destaca igualmente el detallado conocimiento sobre las abejas nativas sin aguijón (Melipona beecheii), utilizadas desde la época prehispánica, y en general sobre la apicultura, ambas prácticas de gran relevancia regional. Finalmente no faltan los detallados saberes sobre clima, relieve, suelos, erosión, vegetaciones, paisajes y procesos ecológicos.

El resultado a escala regional de este estrecho nexo entre natura y cultura es la existencia de amplias zonas de vegetación conservada en la península que coinciden con los municipios más tradicionales o indígenas. Los procesos de deforestación, que provienen de los “polos de desarrollo” (monocultivos agrícolas, ganadería, plantaciones, turismo, desarrollos habitacionales), han quedado neutralizados por la presencia de los ejidos y municipios mayas, por la simple razón de que su estrategia de subsistencia contempla el manejo 
múltiple o agro-silvo-pastoril y el mantenimiento de reservas forestales, como lo hemos mostrado en varios trabajos (Figura 1). 

Cuando se observan desde el espacio los ejidos mayas se hacen notables por tres rasgos: los mosaicos de paisajes, por estar casi siempre rodeados por franjas y corredores de selva, y porque sus cascos urbanos son probablemente los más arbolados de todo el país, pues a cada hogar le acompaña un huerto familiar que alcanza en promedio entre 100 y 150 especies útiles, mayoritariamente alimentos. 

El reconocimiento de la diversidad biocultural realizado por organismos internacionales (como la UNESCO), los gobiernos de varios países, e innumerables organizaciones conservacionistas, ha generado la discusión e implementación de diseños para la gestión, conservación y defensa de aquellos territorios que presentan altos niveles de bioculturalidad. 

Se trata de construir formas de gobernanza local (a escala de comunidades y municipios), basados en la auto-gestión, el buen uso de los recursos naturales locales, el mantenimiento de la identidad cultural y una inserción adecuada a los procesos globales. Todo ello parte de premisas como el empoderamiento de las instituciones y capacidades locales, y el establecimiento de acuerdos justos de colaboración entre los gobiernos municipales, estatales y federales. 

Se trata en fin de una estrategia de gestión territorial, consensuada y pactada entre todos los actores sociales que participan en su diseño.




En suma, para que el Tren Maya sea la realización de un sueño, ese proyecto debe inscribirse en el contexto de un Plan Maya por la Vida para toda la región. Dicho plan, que 
debe encabezar el nuevo gobierno de André Manuel López-Obrador (AMLO), debereconocer este “conflicto civilizatorio”, ponerse del lado cor
recto, y realizarse con la colaboración no solo de los pueblos y organizaciones mayas, sino de los centros académicos, sus investigadores y técnicos, las organizaciones conservacionistas, y las empresas sociales y privadas de la región. 

Esta estrategia se puede convertir en un modelo para el resto del país, y especialmente para los territorios con amplia presencia de los pueblos originarios. El Plan Maya por la Vida 
servirá entonces como la brújula que señale las rutas sociales ambientales y culturales del tren, su diseño y significado. Por ejemplo deberá contribuir a robustecer, ampliar y multiplicar los proyectos ya existentes autogestivos y de cooperación local y municipal. Deberá impulsar un turismo controlado, diverso y alternativo, basado en las potencialidades y limitaciones de cada región. Como hemos visto, ningún megaproyecto es neutral en principio, sino que está marcado por los intereses en juego y en conflicto. Entre una política dirigida a satisfacer las ambiciones de una minoría, o comprometida a lograr el bien común, el respeto a las culturas y a la naturaleza y a la recuperación de la memoria, única manera de mirar el futuro con fe y esperanza. De esa forma comenzara de verdad la Cuarta Transformación del país. 

Referencias y bibliografía 

Referencias y bibliografía
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15 diciembre 2018
No podemos cuestionar el integrismo neoliberal
con ideas de otro signo pero igualmente dogmáticas.
Armando Bartra. Sur. Megaplanes
y utopías en la América equinoccial.

De los 925 mil mexicanas y mexicanos que se informaron de lo que estaba en juego y decidieron participar en la consulta nacional sobre los diez proyectos prioritarios del nuevo gobierno, el 98% votó a favor del Tren Maya, que también en el Twitter fue el más socorrido y el más aprobado, además de que, en Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Tabasco, estados por donde pasaría el ferrocarril, el porcentaje de aprobación fue aún mayor que el promedio nacional. En contraste, ecologistas muy calificados, defensores de los territorios y organizaciones indígenas se oponen al proyecto, así como al tren transístmico, al millón de hectáreas de árboles frutales y a la refinería de Tabasco.

Se dirá que los cientos de miles que votaron en la consulta de estos planes están mal informados. Es posible. Pero es igualmente posible que los mal informados

sean los que se manifiestan en contra, pues entre otras cosas han argumentado que se van a iniciar las obras del Tren Maya el 16 de diciembre sin manifestación de impacto ambiental y sin consulta a los pueblos, cuando desde hace meses el secretario de Comunicaciones, Javier Jiménez Espriú, ha dicho una y otra vez que lo que arrancará en esa fecha son precisamente los trabajos de la consulta y de la manifestación.

En todo caso, me queda la sensación de que en algunos el “no” es automático, reactivo, aprendido; un reflejo condicionado de rechazo a todo lo que suene a megaproyecto; una inercia discursiva cuya principal debilidad radica en que se sigue razonando como si nada, como si el primero de julio no hubiera ocurrido. No digo que haya que cambiar de convicciones porque empezó la Cuarta Transformación, digo, sí, que hay que poner los principios en situación. Y la situación sin duda es otra.

En julio votamos por el cambio y también el sur-sureste tiene urgentemente que cambiar. El tsunami migratorio de los últimos días viene de Centroamérica, pero documenta inmejorablemente el drama de Mesoamérica toda; zona de desastre económico y penuria social (siete de cada diez mesoamericanos viven en la pobreza extrema) de la que escapa en estampida la población. Aunque en los últimos años los mexicanos ya no elijen preferentemente irse a Estados Unidos sino a Cancún, a la llamada Riviera Maya y a las grandes ciudades.

Además de gobernantes torpes, autoritarios e ilegítimos en el sureste mexicano y en Centroamérica hay mineras, monocultivos de plantación, turismo predador y otros megaproyectos agresivos. Pero pienso que, en cuanto a su motivación fundamental, la gente del sur profundo no huye del capitalismo, que en ellos encarna, más bien va hacia el capitalismo norteño.

Y para lograrlo va dispuesta a saltar muros, va dispuesta a tomarlo por asalto. La Mesoamérica peregrina no es expulsada por las inversiones sino por la falta de inversiones incluyentes, redistributivas, adecuadas.

Y marcha deslumbrada hacia los odiosos “polos de desarrollo”. Lugares que son, sin duda, infiernos sociales, pero donde hay empleo, quizá menos violencia y la ilusión de un futuro mejor que desde hace rato se marchitó en sus lugares de origen.

En México hay que defender enérgicamente los territorios rurales, porque ciertamente quienes ahí viven los están perdiendo. Pero se están perdiendo no solo, ni principalmente, por la reciente expansión del llamado “extractivismo”, sino por la añeja deserción física y espiritual de sus pobladores. Porque cuando menos desde los ochenta del pasado siglo y en el marco de las políticas neoliberales, la economía campesina perdió dinamismo y lejos de transformarse y renovarse inició su decadencia.

Mientras que, a su modo insostenible y predador, la agricultura empresarial orientada a la agro exportación se dinamizaba e intensificaba, casi toda la pequeña producción de auto abasto o comercial se estancaba y decaía. Y sin proyectos innovadores y creativos que reanimen la esperanza, los campesinos dejan de sembrar y los jóvenes rurales se van.

Sin visión de futuro, el arraigo sostenido solo en el pasado se debilita y la defensa del terruño pierde fuerza, pues en ausencia de opciones promisorias muchos estarán dispuestos a negociar la tierra, demasiados estarán dispuestos a escuchar los cantos de sirena del gran capital. Entonces, la defensa del territorio pasa por el impulso a la apropiación productiva del territorio. Impulso que a su vez demanda inversión.

La esperanza se construye, entre otras cosas, con inversión; palanca económica que en México es raquítica: en nuestro país la formación de capital ha sido en promedio de 3% anual en los últimos tres lustros y de solo 1% en el último, cuando en los países asiáticos es de 10%. Hace falta, pues, inversión pública, social y privada. No la de los capitales rapaces que desarrollan polos de negocios social y ambientalmente predadores, sino una inversión social, ambiental y económicamente sostenible.

Los profetas del no, que en nombre de los pueblos se oponen siempre a las grandes inversiones públicas porque presuntamente pasan por sobre derechos ancestrales, debieran considerar que también la falta de inversión pública violenta los derechos a una vida buena. Es verdad que algunos opositores solo exigen que se consulte a los posibles afectados o beneficiados, cosa que también hacemos quienes no nos oponemos por principio. La diferencia está en que ellos quieren que se les pregunte a los pueblos no para que en caso de que se realicen los proyectos cuenten con la anuencia y participación entusiasta de la gente de su entorno, sino con la esperanza de que los consultados dirán no…

Y si algunos aceptan es que fueron engañados y manipulados etc., etc.

El desarrollo que hará habitable el sur requiere inversiones, pero no vendrá necesariamente de inversiones territorialmente concentradas. Si tenemos presente que la marea migrante, siendo multicausal, ha sido disparada en parte por la caída del café, del que en Centroamérica dependen directamente un millón y medio de personas, nos resultará evidente que una tarea inmediata y urgente es salvar a la caficultura de la región y en especial a la caficultura campesina. Lo que demanda innumerables inversiones y acciones de pequeña o muy pequeña escala, dirigidas a cientos de miles de productores dispersos en extensos territorios cafetaleros.

Dirigido no solo al café, sino también al cacao, la pimienta, la canela y los maderables, ésta es la visión del proyecto Sembrando Vida, que pronto echará a andar la entrante administración y que algunos critican con fervor.

El Tren Maya puede empujar en la misma dirección. Pero para ponerlo en contexto hay que tener en cuenta algunas cosas:

En primer lugar que el turismo es una actividad de creciente importancia económica para México, pero el que tenemos es predominantemente un turismo de playa excluyente y predador como el del llamado Caribe Mexicano. Es pertinente entonces explorar otros destinos, que en una península de extraordinario patrimonio biocultural como la yucateca, son evidentes.

Además, el proyecto sería una excelente oportunidad para las pequeñas y medianas empresas de turismo alternativo de las que en la región hay muchas. Porque gran parte de los visitantes nacionales o internacionales interesados en la naturaleza y la cultura, buscan también servicios turísticos con calor humano y no presurizados y sanitizados hoteles de cinco estrellas.

Por otra parte, los ferrocarriles son la mejor opción para el trasporte de personas y mercancías, pero en nuestro país fueron desmantelados, incluido el del sureste, y la gente mayor los recuerda con nostalgia.

Adicionalmente hay que considerar que la ruta que seguiría el Tren Maya ya existe, de modo que el daño y las expropiaciones serían mínimas sino es que nulas. Al respecto importa también decir que una carretera transitada como las que ya hay en la selva rompe el habitad de los animales silvestres, cuyas poblaciones quedan separadas. Lo que no hace la vía de un ferrocarril que pasa de vez en cuando: el jaguar que por algún mal de amores quisiera suicidarse tendría que esperar horas y horas a que pasara el Tren Maya…

Hay riesgos, naturalmente, y un desarrollo turístico desordenado puede tener

terribles impactos ambientales, culturales y sociales. De modo que además de concertar con la gente y propiciar la más amplia participación social, sería necesario establecer reglas y controles claros. Pero a mi juicio los pros son mayores que los contras.

Releyendo lo hasta aquí escrito me fue entrando la terrible duda de si no me convertí ya en lo que odiaba cuando tenía veinte años. De si no estoy viendo hoy con buenos ojos lo que hace un par de décadas, en los tiempos del malhadado Plan Puebla Panamá, de Vicente Fox, criticaba con vehemencia.

Para ratificar o rectificar mi desazón releí el ensayo de mi autoría titulado. Sur. Megaplanes y utopías en la América equinoccial, del libro Mesoamérica. Los ríos profundos. Alternativas plebeyas al Plan Puebla Panamá, publicado en 2001. Ypara mi tranquilidad de consciencia encontré en sus páginas las mismas

convicciones que hoy me mueven y los mismos argumentos que hoy esgrimo. La diferencia, que no es poca, radica en que a Fox había que confrontarlo y a Obrador es posible acompañarlo.

Reproduzco aquí, algunos fragmentos de Sur…, porque creo que siguen siendo válidos.

“El éxodo hacia el norte derivado de la insuficiencia de inversión y empleo evidencia que sin duda que la región necesita desarrollo… Y debemos asumir que la inversión es necesaria para el desarrollo, pero no suficiente, de modo que atraer capital a como dé lugar, solapando su vocación predadora, no genera bienestarsocial sino todo lo contrario.

“Ni el gasto público social y en infraestructura, ni los proyectos con dinero de la banca Multilateral, ni las inversiones primadas, son por principio indeseables. Al contrario deben incrementarse, pero siempre vinculados con políticas de fomento al sector social de la producción, tanto familiar como asociativo. [Es necesario] usar la nueva infraestructura como mecanismo de inclusión [además de] diseñarla con participación social informada y ejecutarla con transparencia”.

Algunos párrafos escritos hace dos décadas parecen dirigirse a las propuestasrecientes de López Obrador:

“Sostienen algunos que el plan con maña de los megaproyectos del sur es frenar el éxodo a los EU, mediante corredores transversales. De ser así debo decir que por fin coincido en algo con estas intenciones. Porque, efectivamente, hay que detener las compulsiones migratorias de los surianos; afán que desgarra tanto familias como culturas y amenaza con vaciar nuestros países… Pero parar la migración económica compulsiva es restaurar la esperanza en un futuro regional habitable. Y en este futuro habrá producción agrícola, agroindustrial y de servicios; como habrá industria… Lo que no puede haber son condiciones laboralesnegreras y saqueo de los recursos.

“No podemos cuestionar el integrismo neoliberal con ideas de otro signo pero igualmente dogmáticas”.


Francisco Abardía

Más que posicionarse en contra o a favor del proyecto de Tren Maya, es importante reflexionar y trabajar en cómo se puede hacer, cuáles son los pasos y los elementos que sería bueno considerar para que sea un buen proyecto para loshabitantes de la península.

La consulta del 24 y 25 de noviembre fue para abrir la discusión, toda vez que ahí hubo casi un millón de personas que opinamos que sería bueno hacer esos 10 programas, pero no decíamos esto es un cheque en blanco, lo que decíamos es abramos una reflexión sobre las aristas de estos proyectos, en particular del Tren Maya que ha despertado muchas polémicas, igual que Transístmico.

Aunque los proyectos sean polémicos es importante avanzar en reflexionar con claridad y tranquilidad y establecer cuáles son los asuntos que hay que dirimir antes de concretar proyectos de este tipo. Aquí menciono algunos de los temas que es importante tomar en consideración:

1. La consulta y las comunidades. ¿Cómo debe ser una consulta para lascomunidades por las que pasa el tren? Este tema es fundamental. No se puede caer en las seudoconsultas, como las que se han hecho para los proyectos eólicos. La consulta debe ser un proceso de reflexión de los habitantes de cada comunidad o región sobre las ventajas, anhelos, desventajas de un proyecto de esta naturaleza. En cuanto empiezo a oír opiniones de comunidades -comunidades, no ong-, casi todas dicen que sería muy buena una estación aquí, una estación acá. Todos quieren una estación cerca para vender sus productos. Pues sí, pero no puede haber estaciones en cada poblado.

¿Cómo resolver este planteamiento? No poniendo mil estaciones, sino pensando en la economía social de la zona y en cómo beneficiarla.

2. La economía local. El reto es aprovechar las oportunidades que el proyecto ofrece para que florezca la economía local de las comunidades. Por ejemplo, es importante que en los lugares donde haya estaciones del proyecto se promueva la venta de los productos locales. También, es importante hacer un diseño de las
estaciones para que se ocupen los materiales de la región. En Chetumal, por ejemplo, se usa madera tropical en la construcción. Sería una opción para apoyar a los ejidos y comunidades que tienen aprovechamientos forestales sustentables, para desarrollar valores agregados, para poner a la vista los mobiliarios, estilos de construcción y adornos locales.

3. Corregir el deterioro ambiental. Se han publicado algunas noticias que dan por sentado que este proyecto va a lastimar la economía y el medio ambiente. Por el contrario, el tren es una buena oportunidad para cambiar el rumbo de los temas sociales y ambientales. Un buen planteamiento de tren puede beneficiar el ambiente y la diversidad biológica en la región, porque puede ponerle un alto al desastre ecológico que hemos creado.

Al hablar de esto pienso en nuestras vías de comunicación actuales, la carretera que va de Chetumal a Xpujil, a Escárcega. ¿Qué sucede hoy en día? En cada poblado por el que pasa la carretera se hace ese efecto de poblado amiba que se va saliendo de su lugar y se va a la carretera y se extiende a ambos lados, empieza con vulcanizadoras, cervecerías, hospedajes, fondas, empiezan los poblados a crecer alrededor. Esto afecta el ambiente e impide la conectividad de las especies. Este fenómeno se da en todos los pueblos de México.

En la carretera Chetumal-Escárcega hay 15 o 20 poblados donde sucede lo mismo. Esto pasa porque la gente no encuentra otros medios de vida, así que se acercan a quienes pasan por la carretera.

4. Conectividad para los grandes felinos. Está documentado que en algunas zonas la actual carretera significa un obstáculo absoluto a la conectividad de las especies. En los pasados 3 años la Conabio ha monitoreado y estudiado el movimiento de los grandes felinos, como los jaguares, desde Nobek hasta Calakmul, gracias a un chip que les puso para seguir sus movimientos a través de satélite.

El monitoreo ha demostrado que la carretera es un impedimento total a la conectividad de los felinos entre el norte y el sur. Los del sur se van a Guatemala y Belice. Y los del norte están confinados entre lo que queda de selvas y las extensiones de campos agrícola que siguen hacia el golfo. Están confinados y no pueden salir al sur porque la carretera se los impide. ¿Por qué? Es muy sencillo: los felinos son de vida nocturna, su vida transcurre en la oscuridad, en la noche salen a cazar, obtener comida, hacen sus travesías, ocupan territorios amplios. Sin embargo, en la carretera el tráfico de carga es nocturno, les impide el paso pues pasan uno tras otro los camiones. He visto por lo menos 8 felinos llegando a la carretera y regresando, no pueden cruzar.

Con esta información, podríamos logar que un buen planteamiento de Tren Maya que tenga pasos de fauna en los lugares donde sabemos que los felinos intentan cruzar. Puede incluso haber un tren de noche, pero sólo uno y se acabó, en contraste con los miles de camiones y tráilers que pasan cada noche por esa carretera. Esta es una de las principales carreteras por las que llegan productos que van a toda la costa, no solo a Chetumal sino hacia Tulum, Playa del Carmen, Cancún. El tren puede darle un alivio a esa situación.

Los responsables ya dijeron que para agosto o por ahí del próximo año habrá estudios de impacto ambiental.

5. Ordenamientos territoriales. Se requiere también definir los ordenamientos territoriales de cada zona. El actual modelo depredador ya está actuando, está por acabar con Bacalcar. En cambio, qué tal si se establece que Bacalar no es un lugar para hospedaje, que es sólo para pasear de día. El tren te deja en la mañana y en la noche te lleva. Bacalar es tan frágil que es difícil no contaminarlo. Podría ser un sitio de paseo maravilloso sin tener la presión que enfrenta hoy en día. Eso implica hacer un ordenamiento que te diga que en esa zona no puede haber grandes hoteles.

6. Turismo sin intervención. Para no repetir el modelo de Cancún, hay que pensar en esquemas como funiculares, paseos aéreos que te permiten ver los bosques, la diversidad biológica, pero sin intervenirla. Esas posibilidades están a nuestro alcance. Tenemos una tecnología extraordinaria y no aprovechada para hacer funiculares a costos muy económicos. Tenemos posibilidades de hacer
sistemas muy atractivos, bien hechos, de calidad, que nos permiten no intervenir la naturaleza en ecosistemas frágiles. En Bacalar utilizar lanchas y vehículos eléctricos que no arrojen gasolina a la laguna. Hay muchos lugares que puedes visitar sin intervenirlos si se diseñan sistemas conectados al Tren Maya, regionales. No es de un día para otro, pero se puede hacer bien.

Está puesta la mesa para un buen proyecto. Lo social y lo ambiental pueden tener una buena salida con el tren. Depende de que busquemos y de hacer una consulta serena, reflexiva, profunda, sobre lo económico, lo ambiental, lo social. Si logramos hacerlo, creo que vamos a abrirle a las comunidades muchas perspectivas, creo que vamos a empezar a echar atrás los efectos de la devastación medioambiental en los que hemos caído en la época recientes.

El reto es lograr que la gente sea partícipe del Tren Maya, que las comunidades inviertan en ese proyecto nacional y popular que nos comprenda a todos. No sé si es un sueño o algo que podemos lograr. Hay que pensar cómo podemos convertir este proyecto en algo que nos una, algo como lo que fue en su momento la nacionalización de la industria petrolera. Después del 1 de diciembre, creo que sí es posible, claro que se puede hacer. Podemos hacer un proyecto nacionalista que beneficie a las comunidades.







Viernes 21 de diciembre de 2018. Xalapa, Ver. Productores cafetaleros de la zona centro de Veracruz rechazaron la instalación de una planta procesadora de la trasnacional Nestlé, anunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el gobernador Cuitláhuac García y directivos de la empresa.

En rueda de prensa, un grupo de campesinos de la ruta cafetalera, que va de Coatepec a Córdoba y Zongolica, expresaron su inconformidad con el proyecto, que prevé una inversión de alrededor de 154 millones de dólares en la región, porque históricamente la trasnacional y otras procesadoras del grano han manipulado el precio del café en detrimentode los productores.

Cirilo Elotlán Díaz, dirigente del Consejo Regional del Café en Coatepec, dijo que el anuncio de López Obrador contradice su discurso de apoyar a los productores locales y
combatir el neoliberalismo.

Cuestionó que mientras el Presidente anuncia una inversión millonaria para Nestlé, nueve programas de apoyo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader, antes Sagarpa) para pequeños productores fueron recortados en el proyecto de presupuesto 2019.

De acuerdo con la propuesta que analiza el Congreso de la Unión, se destinará 55.74 por ciento menos al programa de Impulso Productivo al Café, cuyo presupuesto se reduciría de 783.4 a 346.7 millones de pesos.

El productor también condenó que López Obrador pretenda mantener privilegios a empresas como Starbucks y Nestlé, a quienes acusó de ser dos de los principales causantes de la precarización del campo.

La instalación de la procesadora de 20 mil toneladas de café no es algo nuevo. Nestlé siempre ha controlado los precios del café y ha explotado a los cafetaleros no sólo mexicanos, sino de todo el mundo.

Ramón Pino Méndez, vocero de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, también se opuso a la instalación de la planta.

Nestlé compra el café por medio de filiales que mantienen los precios muy bajos y condenan a la pobreza a los productores. En este momento, por ejemplo, pagan entre cuatro y seis pesos por kilo, cuando deberían dar entre 14 y 15.

Además, dijo que mientras los productores buscan promover cultivos sustentables y de calidad, Nestlé impulsa la producción de café robusta, una variedad de rápido desarrollo que no requiere sombra, lo que implica la deforestación de grandes extensiones.

Agregó que los gobiernos federal y estatal deben dejar de apostar por los grandes inversionistas y apoyar a los productores locales. Si Nestlé realmente hiciera un plan de desarrollo que sacara de la pobreza a los cafetaleros, estaríamos con ellos, pero sabemos que han contribuido a explotarlos, manifestó.














Palabras del Subcomandante Insurgente Moisés: 

31 de diciembre de 2018.

Compañeros, compañeras Bases de Apoyo Zapatistas: 
Compañeras y compañeros Autoridades Autónomas Zapatistas: 
Compañeras y compañeros Comités y 
Responsables regionales y locales: 
Compañeras y compañeros milicianas y milicianos: 


Compañeras y compañeros insurgentas e insurgentes: 

Por mi voz habla la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Les hablo como vocero de todos ustedes, es mi trabajo ser su voz y ser su mirada.

Llegó la hora para nosotros los pueblos zapatistas y lo miramos que estamos solos.

Se los digo claro compañeras y compañeros bases de apoyo, compañeros y compañeras milicianos y milicianas, así lo vemos, estamos solos como hace veinticinco años.

Salimos a despertar al pueblo de México y al mundo, solos, y hoy veinticinco años después vemos que estamos solos, pero sí fuimos a decirles, muchos encuentros lo hicimos, ustedes lo saben, compañeras, compañeros, ustedes fueron testigos, fuimos a despertar, fuimos a decirles a los pobres de México, del campo y la ciudad.

Muchos no nos hicieron caso, algunos sí están organizándose, esperemos que sigan organizándose, la mayoría no nos hicieron caso.
Pero hicimos el trabajo y nos falta, y por eso les estamos diciéndoles claro, compañeros y compañeras.

Pero no sólo esos veinticinco años de lo que sabemos, hace más de quinientos años, por eso nosotros aquí estamos informándoles, diciéndoles lo que vimos hace veinticinco años, como que no nos miran, como que no nos escuchan lo que estamos diciendo a los pobres de México.

Hace veinticinco años de nuestro alzamiento hemos mirado esto que les estamos diciendo.

Se los repetimos, compañeros, compañeras, vemos que estamos solos.

Lo que hemos logrado, fue logrado con nuestro trabajo, con nuestro esfuerzo.

Si hemos logrado algo, es por nuestro trabajo, y si tenemos error, también es nuestra falla.
Pero es nuestro trabajo, nadie nos lo dijo, nadie nos lo enseñó, es nuestro trabajo. Algunos y algunas nos querían enseñar, nos querían decir qué es lo que tenemos que hacer y qué cosas no tenemos que hacer, cuándo hablar, cuándo no hablar. No les vamos a hacer caso. Solamente el que se organiza sabe, lo ve, lo entiende. En discursos sólo se dice; se tiene que hacer lo que se dice, se tiene que hacer lo que se piensa, manuales no tenemos, libros no tenemos. Lo que nosotros queremos construir nadie nos va a enseñar, tiene que ser con nuestro sacrificio, tiene que ser con nuestro esfuerzo, compañeros y compañeras.

Y estamos demostrando una vez más y lo vamos a tener que cumplir, estamos demostrando que sí es posible lo que se ve y lo que se siente que es imposible. En el discurso se dice muy fácil, hay que hacer posible lo que es imposible, así se dice. En la práctica se tiene que hacer y lo estamos demostrando. Cuál es eso que decimos que estamos demostrando, ahí está, lo tenemos a nuestro frente; el pueblo aquí es el que manda, tiene su propia política, tiene su propia ideología, tiene su propia cultura, va creando, va mejorando, va corrigiendo, va imaginando y se va a ir practicando.

Eso es lo que somos, eso. Aquí el mal gobierno no manda, manda las mujeres y los hombres, las que están organizadas y los que están organizados. Los que no están organizados, siguen creyendo a esa desesperanza que se dice, no es esperanza.

Nos quieren mentir, nos quieren engañar, empezando por que hay pueblo que cree eso que se dice la virgen morena. Es un loco el que dice eso, no sabe pensar, no piensa por el pueblo. Nosotros, compañeros, estamos trabajando con nuestra experiencia, con nuestro
trabajo, y con nuestro esfuerzo y lo vamos a seguir haciendo. Y lo vamos a seguir construyendo y lo vamos a ganar.

Todo lo que hemos construido lo tenemos cargado nosotros, hay algunos hermanos, hermanas solidarias, algunos y algunas que nos han ayudado, pero todo el peso lo hemos cargado, nosotras, nosotros, porque no es fácil enfrentar a esos partidos políticos, a esos malos gobiernos y hoy al que está actual tramposo, mañoso.

No es fácil enfrentar los veinticinco años aquí a miles de soldados protectores del capitalismo, y aquí están, aquí donde estamos, pasamos en sus narices estos días. No es fácil enfrentar a los paramilitares, no es fácil enfrentar a los chiquitos líderes que los tienen comprado todos los partidos políticos hoy, especialmente el que está en el poder y el partido que está en el poder. Pero no le tenemos miedo. ¿O sí le tenemos miedo, compañeras y compañeros?
[se oye al unísono “No”] No les escuché
[se escucha más fuerte “No”]

La gente de afuera va y viene, nosotros aquí estamos, aquí seguimos. Cada vez que vienen, vienen como a turistear, pero la miseria, la desigualdad, la injusticia no se trata de turistearlo, el pueblo pobre de México está muriendo y va a seguir muriendo. Lástima que le hacen caso a aquel que está ahí engañando al pueblo de México.

Y no lo mentimos compañeras y compañeros, hace cinco años les estuvimos diciéndole al pueblo de México y al mundo, que va a venir una cosa peor. En sus lenguas de como hablan ellos y ellas, los de afuera, le dicen colapso, hidra, monstruo, muro, se los dijimos intentando de usar sus palabras como hablan, aun así no nos hicieron caso. Creen entonces que les estamos mintiendo porque le están haciendo caso a aquel que ni su nombre no lo quiero decir, mejor le digo tramposo, mañoso, aquel que está en el poder.

Compañeros, compañeras, ése que está en el poder lo va a destruir al pueblo de México pero principalmente a los pueblos originarios, viene por nosotros, y especialmente a nosotros al Ejército Zapatista de Liberación Nacional. ¿Por qué? Porque aquí estamos diciéndole claro no le tenemos miedo ¿o sí, compañeros y compañeras?
[suena fuerte “No”]

Vamos a enfrentar, no vamos a permitir que pase aquí ése su proyecto de destrucción, no le tenemos miedo a su guardia nacional que lo cambió de nombre para no decir ejército, que son los mismos, lo sabemos.

Vamos a defender lo que hemos construido y que lo estamos demostrándole al pueblo de México y del mundo que somos nosotros los que estamos construyendo, mujeres y hombres, no vamos a permitir a que vengan a destruirnos ¿O sí?
[suena fuerte “No”]

Aquel que está en el poder, es mañoso, ¿y cuál es la maña que hace? Que hace de que está con el pueblo de México y engañando a los pueblos originarios y demostrando que se hinca en la tierra pidiéndole permiso como creyendo de que todos los pueblos originarios lo creen y aquí nosotros le decimos, no lo creemos eso, al contrario.

¿Cómo es eso que al contrario? Eso de que disimula que agarra nuestros modos, nuestras costumbres, que pide permiso a nuestra madre tierra; nos está diciendo, dame permiso madre tierra para destruir a los pueblos originarios, eso es lo que dice eso, le hace falta entender a esos otros hermanos pueblos originarios. Eso es lo que está haciendo ese señor, nosotros no lo creemos. Sólo porque la madre tierra no habla, si no se lo dijera ¡Chinga tu madre! Porque la tierra no habla, si fuera, ¡No, vete a la chingada!

Nosotros sabemos lo que es la madre tierra, tenemos quinientos veintitantos años de estar conviviendo con ella, sabemos nosotros, no aquellos que no saben ni han sentido cómo es el sudor, que se creen que lo saben, como esos babosos, babosas de los diputados y senadores, no saben ni lo que es pobreza, no saben lo que es sudor, nosotros sí. Por lo tanto no saben hacer ley para el pueblo de los pueblos originarios, nosotros sí, porque sabemos cómo es el sufrimiento y sabemos cómo queremos la ley que queremos, no a ellos y a ellas.

Para que veas compañeros y compañeras, esos mañosos que están ahí, los tres poderes que hay aquí en México, el poder judicial, el poder ejecutivo, el poder legislativo. Fíjense qué es lo que nos hacen, sobre todo aquel, aquellos, el partido aquel que es mayoritario en el congreso de la unión que nos lleva ahí a ser diputadas, diputados, como indígenas y luego nos vamos a sentar a su lado de Ricardo Monreal, por ejemplo, como aquellos tiempos antes que han pasado, se sentó un tojolabalero ahí, a un lado de Diego Fernández de Ceballos que es un finquero de muchas fincas y ahí estaba sentado a su lado, ahí, un indígena tojolabalero y si ese indígena tojolabalero dice ahí, participa ahí en el congreso de la unión y dice queremos que se repartan las tierras que tienen ocupadas los finqueros y está a un lado ahí Diego Fernández de Ceballos, eso es lo que nos quieren enseñar ahí eso, y con esa paga que se gana y que están sentados en los pies de un restaurante, en un motel, que va ganando, y que va a seguir dejando a su pueblo, así están todos los diputados, senadores, ministros, regidores y otros.

Eso es lo que quieren, eso, para que nosotros mismo, tzeltales, tzotziles, choles, tojolabales y todas las lenguas que se hablan aquí en México, nosotros mismos vayamos a mentir y engañar a nuestros pueblos, ése es lo que nos están enseñando, esos, ése es su trabajo, eso, porque así le han dicho a su patrón, porque ellos no son gobierno para nosotros, es capataz.

Ahora estamos viendo que viene por nosotros, los pueblos originarios. Esa consulta que hacen, tenemos que decirlo claro, cómo manipulan al pueblo, esa consulta le está pidiéndole permiso, a través de voto, para que nos vengan a atacar a nosotros los pueblos originarios. Ésa es la consulta eso, pero al pueblo le hace falta que se despierte y hoy no vamos a poder más atender los veinticinco años, ya nos cansamos. Están dice y dice, como decimos aquí, entra en su lado derecho en su oído y le sale por su izquierda, o sea, no queda en su pensamiento.

Eso es lo que hace el nuevo gobierno que está ahora, está consultando a que nos vengan a enfrentarnos, nosotros los pueblos originarios y en especial a nosotros, al Ejército Zapatista de Liberación Nacional con ese su porquería Tren Maya y todavía ponen su nombre de nuestros anteriores. No lo aceptamos. Que le ponga su nombre, no tiene nada que ver, si quiere así como no nos preguntó, que le ponga su nombre de su mamá.

A lo largo de estos veinticinco años, compañeros, compañeras, bases de apoyo, mujeres y hombres, milicianas y milicianos, hemos visto y en el mundo también los que dicen que luchan, que hay unos que dicen que son progresistas, hay otros que se dicen que son de izquierda, hay otros que dicen que son revolucionarios, y no tienen la mínima idea la palabra que es revolucionario, porque es que revoluciona, da vuelta. Como decimos acá, tenemos que preparar a nuestros jóvenes, a nuestras jóvenas, porque ya nos está dando la vuelta nosotros, un día nos vamos a regresar y por eso tenemos que dejar preparados a los jóvenes y a las jóvenas. No tienen la idea lo que dicen, no saben, y la lástima dicen que tienen estudio, que tienen sus carreras y que tienen sus diplomas, pero no saben lo que significa la palabra revolución. Ah pero, bien que saben, hay algunos y algunas, nos dicen que nosotros somos electoristas.

No tienen la mínima idea de cómo hacer revolución en la idea, en el pensamiento. Piensan que nosotros estamos mintiendo, como ellos y ellas mienten. Lo que nosotros decimos, como dijimos pues al pueblo de México, vamos a dialogar pero con ustedes, y hemos cumplido, y si un día vamos a decir que vamos a defendernos por muy mínimo que sea que nos vengan a provocar, vamos a defendernos.

No vamos a permitir que alguien venga a cobijarse aquí en este territorio en rebeldía y en
resistencia y que quieren aprovechar para venir a ocultarse ahí, a venir a hacer sus pendejadas. No lo vamos a permitir.

A nosotros, compañeros, compañeras, no lo hemos engañado al pueblo de México, pero también tenemos que decirles que al pueblo todavía se dejan, no sabemos por qué, nosotros nos causa tristeza, y nos causa rabia. Para qué sirve entonces estudiar, saber historias si es que no vamos a ver nuestra realidad de cómo estamos viviendo, para qué sirve el estudio.

Nosotros lo construimos sin estudio, pero aquí lo tenemos en los hechos, lo estamos demostrando, se lo demostramos y lo vamos a seguir demostrando, no sabemos allá ellos, ellas.

La cosa que le estamos diciendo ése, el que está en el poder, fíjese cómo está de loco, dice, yo voy a gobernar para pobres y para ricos, solamente a un loco al que está mal en su cabeza eso lo puede decir, porque entonces no trabaja su mente, es descerebrado, solamente aquel lo dice eso porque nosotros sencillamente, un terrateniente, el porquería de Absalón Castellanos Domínguez, que por fin ya está en el infierno ahorita, no vamos a convencer que nos dejen de explotar, porque ese loco dice que gobierna para rico y para pobre, no sabe lo que dice, ni lo entiende lo que dice. Y estamos seguros que no lo entiende porque es dictado por su patrón, así lo tienes que decirlo a huevos, está obedeciendo, se lo estamos diciendo, para que lo sigan creyendo los ciudadanos y a las ciudadanas.

Simplemente es muy sencillo, no se puede apoyar al que está explotado y al que es explotador, se tiene que escoger una de dos, estás con el explotador o estás con el explotado, pero de dos no se puede. Así lo vemos nosotros, y así lo entendemos nosotros y así lo estamos haciendo nosotros.

Todo eso lo que está haciendo, que lástima de que entonces dice de que es la cuarta, no tiene nada de cuarta, porque aquellos de esa cuarta de donde viene en la tercera sí lo hicieron en los hechos, lo enfrentaron, no como él, que dice que lo va a perdonar por ejemplo a todos los criminales, perdón, dice. Como quien dice pues así también aquí en lo más chiquitito, aquí en donde estamos, quiere decir que no va a hacerle nada a ese mal gobierno al que está ahorita, a los asesinos del compañero Galeano. Ese es lo que nos está diciendo también eso. Quiere decir que así también a los demás asesinados, entonces es en vano el que está ahí en el poder.

Muchas cosas, si vamos a ir diciendo lo que dice, no es nada verdad. ¿Y así que entonces le tenemos miedo a ese mal gobierno, compañeros, compañeras?
[Suena un “No” fuerte]

Claro que no, porque nos da coraje de todas esas mentiras de lo que le está diciendo al pueblo de México y lástima a los que saben hablar bien la castilla que no le entienden lo que les está diciendo. A nosotros nos cuesta pero no es de castilla, se tiene que ver cómo está la miseria, la desigualdad, la justicia, y de todo, no se necesita aprender castilla para eso, se ve y se siente.

Todo es una burla lo que nos está haciendo, especialmente a los pueblos originarios, es una humillación lo que nos está haciendo, pero también para aquellos y aquellas que hablan bien el español y que no le estudien ese apestoso político que hace ese mal gobierno.
Compañeros y compañeras, no nos vamos a dejar ¿O sí?
[Se escucha un fuerte “No”]

Será porque entonces estoy hablando fuerte para que se escuche allá atrás. Compañeros, compañeras no nos vamos a dejar ¿o sí?
[se escucha al unísono NO]

No hay nadie que va a luchar por nosotros a los pueblos explotados del campo y la ciudad, nadie. Nadie va a venir, ni un hombre, ni una mujer; ni un grupo, sino que se necesita que haya mujeres y hombres que van organizándose y organizándose y organizándose, el pueblo es la que se tiene que organizarse para liberarse ¿o creen que va a venir el Papa?
[se escucha al unísono NO]

¿O que va a venir Trump?
[se escucha al unísono NO]

Mucho menos vamos a creer a ése que dice que es la cuarta, ¿o sí lo creemos?
[se escucha al unísono NO]

Es lo mismo compañeros, compañeras, y no les estoy mintiendo, cuando todavía estaba haciendo su campaña dijo una palabra: en el partido en donde estoy -el que está en el poder ahorita-, no voy a permitir que entre palero, palera. Así lo dijo; es decir, que no va a meter a todos los que los metió ahorita, son los mismos. Son panistas, son priístas, son verde, son PT. Ahí está la gran mentira pero hay muchos, hay treinta millones que no entienden la castilla, por eso creen lo que está diciendo todas esas mentiras. Y luego dice que entonces va a combatir la corrupción, dice, ¡Así lo dice! y su secretaria de gobernación, ése es el primer lugar. Porque trabajaba… sabe de dónde vino, no es necesario que se le digo para que lo sepa. Sabemos de dónde vino su secretaria de gobernación y ella misma dice: “ahí en eso no me meto a pelear” y el que dice que va a combatir la corrupción, no dice nada.

Es pura mentira, no va a hacer nada para el pueblo. Piensan de que entonces que nos van a chingar con ese su proyecto de PROÁRBOL, porque es lo mismo, es el nombre que le queda, es lo mismo que lo está copiando lo que hizo los otros que pasaron, que nosotros los tumbamos con nuestra resistencia y rebeldía.

Tumbamos primero a aquel que se decía el hombre poderoso, hace veinticinco años, que se llama Carlos Salinas de Gortari, que se decía que es el hombre más poderoso y no le tuvimos miedo.

Y no nos había conocido al pueblo de México, hoy nos han conocido a lo largo de veinticinco años. Diciéndoles y diciéndoles y diciéndoles. Hoy ya estamos cansados, hemos gastado mucho por querer que lo entiendan. Algunos, algunas solo lo ha entendido, la mayoría no.

Pero es lo que hemos hecho compañeros y compañeras, no les estamos pidiendo a los hermanos, a las hermanas de allá afuera a que agarren un arma. A lo largo de veinticinco años no lo hemos ganado con balazos, con bombazos, es con resistencia y rebeldía. Con eso lo hemos ganado, por eso han podido venir a ver, pero sólo venir a ver, no a llevar para otros hermanos y hermanas que no ha podido venir porque no tienen la paga igual que nosotros.

No le tenemos miedo al capitalismo, al finquero, al nuevo finquero ¿O sí le tenemos miedo?
[Se escucha al unísono NO].

Así que, digan lo que digan, así que piensan lo que piensan, nosotros nos vamos a defender. Pase lo que pase, cueste lo que cueste y venga lo que venga. Vamos a defendernos, vamos a pelear si es necesario. ¿O no compañeros y compañeras?
[se escucha al unísono SÍ].

Así que ténganlo claro compañeros y compañeras; aquí no hay salvador, ni hay salvadora. Los únicos que son salvadores y salvadoras son los hombres y las mujeres que luchan y se organizan, pero frente a su pueblo.

El cambio que queremos es de que entonces, un día, el pueblo, el mundo, mujeres y hombres deciden cómo quieren vivir su vida, no que hay un grupo que decide la vida de millones de seres humanos, NO. 

Decimos nada más en dos palabras: el pueblo manda, el gobierno obedece. Ésa es la que tenemos que luchar para eso.

Creen que seguimos ignorantes, compañeros y compañeras. Aquí estamos dispuestos a defendernos.

Por todo eso y esto que ya les dije, estamos dispuestos a lo que sea, estamos dispuestos a lo que venga.

Por eso decimos:
¡Aquí estamos!
¡Somos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y aquí seguiremos!

¡VIVA LA AUTONOMÍA ZAPATISTA!
¡VIVAN LOS PUEBLOS ORIGINARIOS!
¡MUERA EL MAL GOBIERNO!
¡MUERAN LOS CAPITALISMOS!

¡VIVA EL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL!








Desde su campaña, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió realizar tres grandes proyectos, entre ellos el “Tren Maya”. Este proyecto consistiría en el tendido de una línea ferroviaria que conecte ciudades de la península con enclaves turísticos en una región predominantemente habitada por pueblos indígenas. La construcción del tren tal como se ha planteado supondría que su gobierno se inauguraría con un proyecto que vulnera los derechos de autodeterminación de los pueblos, el medio ambiente, el derecho humano al agua y otros.

El simple hecho de que al proyecto se le haya llamado Maya es un fetiche que pretende despojar a los pueblos de la península de su propio nombre. ¿Desde cuándo la mal llamada Riviera Maya, tomada por los hoteleros extranjeros, ha sido un bastión de la cultura maya o representativa de ella? Es precisamente la industria hotelera la que ha cerrado los accesos a la playa y ha destruido los manglares que por siglos mantuvieron los pueblos originarios.

La crisis ambiental del Caribe mexicano se ha profundizado debido al exceso de sargazo en las costas, que ha teñido de café las antes prístinas aguas que caracterizaban a la Riviera. El sargazo es uno de los muchos síntomas del calentamiento sistemático de los océanos y de su contaminación propiciada por la industria turística que el tren pretende estimular. Los hoteles no sólo han erosionado las costas y destruido los manglares, sino que permiten que la población temporal de la región se incremente de manera considerable. ¿A dónde van los desechos y el agua residual? ¿Tienen acceso a estos espacios los pueblos originarios?

Los hoteles supusieron un despojo real de las costas de los pueblos mayas y, con ello, de la pesca y el disfrute de su territorio. El despojo no sólo es un hecho jurídico como algunos economistas neoclásicos pregonan (cuando acaso lo reconocen); consiste en la negación del uso del territorio antes habitado por otra cultura u otro modo de relación con la naturaleza. Al construir hoteles, en vez de respetar los manglares, los espacios determinados por los pueblos y las comunidades para la pesca, la siembra y el disfrute del entorno, se altera la relación original.

Aunque la costa siga siendo “federal” y no esté bajo el dominio jurídico de los hoteles, el despojo, la construcción en positivo de otro modo de relación con la naturaleza que premia la ganancia de los hoteleros y de los cárteles de la droga y no a pescadores, comuneros, campesinos, pobladores y defensores de la selva significa despojarlos realmente de su territorio.

El futuro titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, señaló que no habría daño ambiental alguno en la construcción del tren, pues este pasaría por donde “no hay arboles”. Es preciso recordarle que el llamado “tramo selva” pasaría por una región que casi no ha sido talada en 16 años, desde que se tienen registros satelitales de la zona. En la reunión que sostuvo el presidente electo con los gobernadores de la península, Chiapas y Tabasco, se mostró un mapa sin coordenadas, sin manifestación de impacto ambiental y al margen de otros factores sociales que pudiesen afectar a los pobladores de la región.

El proyecto dice pasar por “derechos de vía ya existentes”; no obstante, no se señala si la construcción sería elevada o a un costado de las carreteras en el que se amparan estos derechos de vía. Si el tren fuese de doble vía, tendrían que ampliar la vía ya existente por donde transita el tren de carga, por la cual, según López Obrador, pasaría el Tren Maya.

Es cuestionable que se considere la construcción del tren sin una evaluación y prevención real de la deforestación. Sembrar árboles maderables y frutales como sustituto de la selva sin estudiar los impactos que tendría un desierto verde en la península puede agravar la erosión y profundizar la pérdida de biodiversidad.

Tan sólo de 2000 a 2016 se talaron 14 mil 259 kilómetros cuadrados de selva en la Península de Yucatán, lo que equivale a la totalidad del territorio de los estados de Aguascalientes, Morelos y Tlaxcala juntos.

No existe ningún estudio que evalúe los impactos de la interconexión de las regiones turísticas con el tren; la construcción de hoteles e infraestructura turística requerirían de un consumo incrementado de recursos y servicios (agua, recolección de residuos, servicios de salud, alimentos) propiciando una mayor deforestación, aunque no sea directamente por la construcción de la vía. Las consecuencias de cuarenta años de depredación de Cancún y la llamada Riviera Maya deben servir de advertencia para las regiones que abarca el proyecto.

En el área existen 84 mil 795 cuartos de hotel, poco más de la mitad de las habitaciones en los 70 principales destinos turísticos de México. Ampliar con 30 mil cuartos de hotel adicionales no responde a las necesidades de las comunidades.

El proyecto agravaría los impactos ambientales en la región, profundizaría la marginación de los pueblos mayas y el despojo de sus tierras. La construcción de las estaciones del tren, tampoco explicada, requeriría de infraestructura turística para el tren mismo y sus futuros pasajeros.

Así podrían desbordarse los núcleos urbanos alrededor de las estaciones para el comercio ambulante (como ya ocurrió en la ciudad de Pisté cuando se declaró Chichén Itzá una de la siete nuevas maravillas del mundo), al igual que la prostitución, el tráfico de personas, la industria hotelera y la generación de residuos. El turismo que pretende impulsar este proyecto es despojador, derrochador y devastador, la otra cara de la “triple ese” —sex, sun and sand— de los enclaves turísticos de Quintana Roo.

Durante décadas, hoteles, industrias y drenajes municipales han vertido sus residuos directamente a los cenotes y al mar. Como en otras cuencas, la calidad del agua de la península depende del cuidado del territorio en su conjunto, pues la contaminación sistemática de un cuerpo de agua puede repercutir en todo el sistema hídrico de la península. Aunque el proyecto en sí no contemple ni una sola descarga o concesión de agua, tampoco ha presentado un plan de ordenamiento territorial que prevenga la futura contaminación de los mantos acuíferos y que evite el crecimiento desbordado de las ciudades.

Esto implicaría mayor concentración de rellenos sanitarios que lixivian al subsuelo, fosas sépticas que se filtran al acuífero, drenajes que descargan a los cenotes, mayores requerimientos de extracción de agua para el consumo de los turistas y de los nuevos asentamientos urbanos. Todo ello a costa de la calidad del agua que usan los pueblos mayas y campesinos.

En una entrevista realizada el 21 de noviembre, López Obrador reprochó a los firmantes de un pronunciamiento contra el proyecto, señalando que su oposición está basada en falta de información. No obstante, no se han presentado los detalles del proyecto con coordenadas, ni un estudio exhaustivo de impacto ambiental o siquiera la intención de realizarlo. Tampoco se ha hecho una consulta a los pueblos originarios de la región como lo establece el Convenio 169 de la OIT, ratificado por nuestro país. Dicho convenio establece que la consulta debe realizarse de manera libre, previa, informada, de buena fe y culturalmente adecuada. La sola propuesta, tal como se ha realizado, viola estos principios.

La justificación del proyecto es desconcertante. En un encuentro con los gobernadores que estarían involucrados, López Obrador, declaró que “la gente quiere esto (el tren) para el sureste, porque si vemos el mapa, podemos resumir que en los últimos 30 años el desarrollo se ha centrado en la Riviera Maya, en la punta, en Cancún; el resto del sureste quedó en el abandono”. ¿Entonces el problema de la situación actual del sureste mexicano es que el desarrollo destructor del turismo no se ha expandido a toda la región? Más bien, la propuesta del tren expresa lo poco que cambiaría el modelo de imposición de decisiones sobre los usos del territorio entre el nuevo gobierno y sus antecesores.

El proyecto, tal como se plantea, profundizará la crisis ambiental y social del país. Los académicos, científicos, artistas y demás ciudadanos que exhortaron a detener la construcción del tren no están rechazando dicho proyecto a ciegas. Lo hacen fundamentados en las luchas sociales previas contra los megaproyectos y en la relación histórica entre el gobierno y los pueblos indígenas. Es obligación del gobierno entrante proveer de la información suficiente y necesaria para la discusión, así como escuchar a los académicos y a las comunidades que tienen información, inquietudes y razones legítimas y razonables para luchar por detener el proyecto. ¿Acaso no son parte del pueblo de México para el que el nuevo presidente dice trabajar?

Es momento de desechar el argumento vulgar sobre el “desarrollo” y el “dinamismo económico” y hacer un análisis crítico de los megaproyectos que se realizan en el país y de las tecnologías e inversiones que estas implican. Es inadmisible la declaración del próximo titular de Fonatur: “el problema del país es que se tiene que desarrollar y eso implica cambios”. Rechazamos el modo condescendiente en el que la clase política se dirige a la ciudadanía como si sus argumentos ambiguos y abstractos dieran por concluida una discusión que requiere especificidad, rigor, precisión, claridad, honestidad y, sobre todo, la participación activa de las comunidades mayas, campesinas y peninsulares.









Claudio Lomnitz
Como en esta columna voy a hablar mal del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quisiera empezar reconociéndole cosas: el alza al salario mínimo, la lucha contra el huachicol, el haberse declarado en contra del fracking... Son políticas decididas, importantes, y muy positivas.

Pero, habiéndolas reconocido y agradecido, debo decir que molesta que el gobierno actúe como si su triunfo en las urnas fuese una luz verde indefinida, que lo legitima para imponer cualquiera de las ideas de López Obrador. Morena recibió millones de votos a pesar de algunas de esas ideas. Nuestro Presidente ganó la pasada elección sobre todo por la credibilidad que inspiraron su promesa de reducir la desigualdad, sus compromisos de cero tolerancia a la corrupción y la de abrazos no balazos. Sus demás obsesiones solían convencer a bien pocos.

Las ideas económicas de López Obrador, en especial, han sido siempre problemáticas. Nuestro Presidente es un desarrollista a la vieja usanza, como lo ha explicado él mismo con frecuencia, incluso en su discurso de toma de posesión, donde se adhirió de lleno y sin ambajes al modelo de desarrollo estabilizador de los tiempos en que don Antonio Ortiz Mena fue secretario de Hacienda (es decir, las presidencias de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz). Quizá haya varios a quienes nos gustaría que México volviera a los años 60 –finalmente para los viejos, todo pasado siempre fué mejor–, pero el modelo de industrialización por sustitución de importaciones que fue la piedra de toque del desarrollo estabilizador es incompatible con los tratados de libre comercio actuales. La Ford de México de tiempos de Díaz Ordaz producía autos para el mercado nacional, la Ford mexicana de hoy los hace para el mercado estadunidense. Son dos Fords completamente diferentes. Sería imposible arraigar a la industria mexicana de hoy en el mercado nacional sin generar una crisis mayúscula.

Además de la globalización, hay otros dos factores que nos divorcian de la políticas de un Ortiz Mena: el medio ambiente y la democracia. Acapulco floreció durante los tiempos, posiblemente dorados, del modelo desarrollo estabilizador y también entonces se inventó Cancún, donde no había ni una ranchería.

Hoy Acapulco –que sí fue, como dicen, una perla en el Pacífico– es un desastre urbano y ambiental, una ciudad en estado de emergencia. Cancún, por su parte, tiene ya 630 mil habitantes, y comienza a tener problemas socio-ambientales graves. Esto se debe a que el desarrollismo le apostó a los polos de desarrollo sin incorporar ni un pensamiento ambiental ni un compromiso democrático serio.

El Tren Maya es un proyecto desarrollista que le hubiera encantado a Miguel Alemán, Ruiz Cortines, o a Echeverría. Cierto que el presidente López Obrador ha dicho que en él no se tumbará un solo arbolito, pero esa declaración, además de ser rigurosamente falsa, destila el mismo menosprecio al tema ambiental que tuvieron sus predecesores.

¿Por qué o dónde encuentro ese menosprecio? Es justo hablar de menosprecio, porque en el caso del Tren Maya, como en el de cualquier ferrocarril, lo de menos desde el ángulo ambiental es el tren: el verdadero asunto es lo que carga el tren. Y el gobierno presume que el Tren Maya atraerá a 4 millones de nuevos turistas extranjeros al año. Esa es una meta bien atractiva, claro: 4 millones más de turistas extranjeros generarán mucha riqueza. Para poner la cifra en su contexto, Cancún recibe alrededor de 5 y medio millones de turistas al año.

O sea que el Tren Maya, que tendrá mil 500 kilómetros y 12 estaciones, transportará a un número de turistas extranjeros parecido al que recibe anualmente Cancún, además de los turistas nacionales. Esos viajeros, sin duda, pasarán noches en los puntos más atractivos del recorrido, especialmente en Palenque, Calakmul y Bacalar, que quizá sean los platos más fuertes del circuito, pero también en otros puntos, como Xpujil, Mérida o Valladolid, de modo que esos lugares también tendrán que desarrollar o agrandar su planta hotelera. La población de Cancún –que, recordemos, existe exclusivamente gracias al turismo– pasó de cero abitantes alrededor de 1970 a los 630 mil habitantes que tiene hoy. La población de Palenque hoy es de 110 mil, la de Calakmul es de 28 mil, Xpujil tiene 4 mil, la población de Bacalar es de abajo de 10 mil.

Esos lugares recibirán a los más de 4 millones de turistas del circuito. Para alojarlos, alimentarlos y entretenerlos habrá que construir hoteles, restaurantes, bares, discotecas, burdeles, lavanderías, misceláneas y mil otras cosas. No va a ser cuestión de proteger árboles donde pase el tren. Habrá que sacar agua de ríos y de mantos friáticos, derribar selvas, y pavimentar milpas. El tren cambiará la vida de la región, como la cambió en su momento Cancún.

Los zapatistas y todas las comunidades de la región tienen derecho a conocer y discutir este proyecto desarrollista en detalle, y a resistirse a él si no les convence. El poder local existe.

19 enero 2019







El pintor pide al Presidente ‘‘hacer valer el derecho que tienen las comunidades indígenas de la región para otorgar o negar su consentimiento’’ a ese proyecto de infraestructura.




Francisco Toledo, quien participó en la jornada inaugural del Encuentro en defensa del territorio, los bienes comunes y los derechos de los pueblos, en Santa María Atzompa, Oaxaca, explicó a La Jornada que antes de ejecutar una megaobra se necesita ‘‘una consulta seria’’.

Jorge A. Pérez Alfonso y Mónica Mateos-Vega
Corresponsal y enviada
Periódico La Jornada

Miércoles 6 de febrero de 2019

Santa María Atzompa, Oax., El proyecto del Tren Maya ‘‘va a ser un desastre ecológico”, sostuvo el artista Francisco Toledo en entrevista con La Jornada luego de participar en la sesión inaugural del Encuentro en defensa del territorio, los bienes comunes y los derechos de los pueblos, que se efectuó ayer en Santa María Atzompa, Oaxaca, a la que acudieron integrantes de organizaciones culturales y ecologistas, así como representantes de comunidades campesinas e indígenas de esta entidad y del país.

El pintor consideró que antes de ejecutar esa megaobra debe efectuarse ‘‘una consulta seria”, principalmente a los pueblos originarios de las áreas que serán afectadas, ‘‘y no como esas cosas que hicieron (la cuestionada consulta ciudadana del pasado diciembre). Técnicos deben dar su opinión, así como biólogos y demás especialistas, para saber todo lo que hay que hacer antes de tocar la región”, puntualizó el fundador del Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural del estado de Oaxaca (Pro-Oax).

Falta más información

Toledo, quien en Oaxaca ha encabezado una serie de luchas en defensa de la tierra y el territorio, insistió en que ‘‘indudablemente (el Tren Maya) va a ser un desastre ecológico, eso es seguro”, pues, reiteró, afectará la biosfera, principalmente en Yucatán.

Respecto del Istmo de Tehuantepec, por donde pasaría el tren, consideró que se podría dañar el área de los Chimalapas, colindante con Chiapas.

Otro de los problemas con el Tren Maya que observa el artista es que ‘‘realmente no se ha dado a conocer en qué consiste exactamente el proyecto; no se sabe gran cosa, sólo que el Presidente habló de dos o tres carriles, pero nada concreto. Habrá que pedir más información’’.

Refirió que debe haber un auténtico diálogo en el que se presente a detalle el proyecto, de tal forma que no se tenga la idea de que se trata de una imposición en beneficio de grandes empresarios y con afectaciones al pueblo.

Comparte con La Jornada carta que envió a AMLO

Toledo compartió con este diario la carta que el primero de diciembre de 2018 hizo llegar al presidente Andrés Manuel López Obrador, en la cual le pide ‘‘hacer valer el derecho que tienen las comunidades indígenas de la región maya para otorgar o negar su consentimiento previo, libre e informado respecto a un proyecto de infraestructura que afectará sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual, como afectará también las tierras que habitan”.

Esa misiva se la hizo llegar Toledo al Presidente una semana después de que éste criticó un desplegado, encabezado por el artista, en el que decenas de académicos, científicos e intelectuales explicaron sus motivos para oponerse a la construcción del Tren Maya. López Obrador les dijo entonces que les faltaba ‘‘baño de pueblo” a los ‘‘abajo firmantes”.

En esa carta el pintor reiteró al Ejecutivo su oposición a la construcción del Tren Maya, ‘‘sin tomar el parecer de las comunidades indígenas asentadas históricamente en los terrenos que cruzarán las vías”. 

Dijo que en julio de 1990 el Congreso de la Unión aprobó el Convenio 169, que es ‘‘un instrumento vinculante y un referente jurídico para crear legislación que haga valer los derechos indígenas de nuestro país, pues el artículo 7 de dicho convenio establece: ‘los pueblos interesados deberán tener el derecho de decidir sus propias prioridades en lo que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en la que éste afecte a sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera, y de controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y cultural’.

En el Encuentro en defensa del territorio, los bienes comunes y los derechos de los pueblos participó el antropólogo Salomón Nahmad, premio Nacional de Artes y Literatura, quien criticó que en los megaproyectos que se han anunciado, principalmente el del Tren Maya, se esté avanzando sin tener los estudios necesarios para conocer si realmente los beneficios superarán a los daños.

‘‘Siempre, sin importar el tamaño de la obra, hay un impacto”, puntualizó el antropólogo, quien considera urgente ‘‘una investigación social a fondo, para que las comunidades que serán afectadas conozcan realmente lo que podría ocurrir en sus localidades, ya que finalmente ellos serán los que sufran en primera instancia los impactos de esta obra, pero además que sólo sean ellos los consultados, pues la obra no afectará a los que viven en el norte del país”.

En el encuentro, las organizaciones sociales participantes ofrecieron propuestas para un plan de acción para las siguientes semanas contra los ‘‘‘megaproyectos” y en favor de los derechos de las naciones y pueblos originarios.








La clásica distinción en la política convencional entre izquierdas y derechas se va desdibujando para dar lugar a un nuevo dilema. Hoy cada vez es más necesario y adecuado hablar de políticas para la vida y políticas para la muerte. Como vimos en una entrega anterior, el devastador embate de una oligarquía trasnacional que apenas llega a uno por ciento de la población humana, se extiende e intensifica por todo el planeta, destruyendo por igual a la naturaleza y a los seres humanos.

La depredación ecológica y la explotación del trabajo humano continúa conforme el capital corporativo doblega gobiernos de todo tipo para ponerlos a su servicio, dando lugar a lo que hemos denominado los hoyos negros de la modernidad.

Este desplazamiento de la antigua geometría política por un reto de mayor trascendencia resulta de la globalización y del impacto que las sociedades industriales tienen sobre el equilibrio del ecosistema planetario. El conjunto de estas políticas para la muerte conducen a un colapso civilizatorio, como se analiza y discute con más intensidad y frecuencia en innumerables círculos (think tanks) del mundo.

Como se ha comprobado para los gobiernos progresistas o de izquierda de la América Latina, este dilema entre ecopolítica (o biopolítica) y necropolítica, al ser ignorado, se fue volviendo una bomba de tiempo que terminó explotándoles, aunado en varios casos a la corrupción de dirigentes y partidos.

Lo que está en disputa son los territorios y sus ricos recursos visibles y ocultos. En el México de hoy, las chispas que generan los incendios son justamente los conflictos que surgen del choque (¿civilizatorio?) entre los proyectos de muerte de las corporaciones privadas y estatales, y los proyectos de vida tejidos y arraigados por largo tiempo por las comunidades humanas, sus naturalezas y sus regiones.

Se trata de 560 conflictos socio-ambientales, según nuestras fuentes, que ya han dejado una estela de violencia y muerte: 503 casos de defensores comunitarios agredidos entre 1995 y 2015 (amenazas, detenciones ilegales, agresiones físicas, criminalización), según la tesis de la investigadora de la UNAM Lucía Velázquez Hernández, y que alcanza los 125 activistas asesinados (datos de Global Witness y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental.

El asesinato de Samir Flores (20/2/19), indígena nahua y uno de los principales líderes opositores al Proyecto Integral Morelos (gasoducto y dos termoeléctricas), es sólo uno de los cuatro defensores ambientales ultimados desde el cambio de gobierno. Antes fueron asesinados Estelina López Gómez (23/1/19) de la comunidad Santo Tomás de Amatenango del Valle; Rafael Murúa Manríquez (20/1/19), director de la radio comunitaria Radiokashana, y Manuel Martínez Bautista (24/12/18), de Yahualica, Hidalgo.

Como señalamos en un texto anterior (¿Vencerá el nuevo gobierno las fantasías neoliberales?) el nuevo gobierno está obligado a enfrentar y tomar una posición diáfana sobre estas batallas territoriales.

Cada concesión (¿táctica?) que la Cuarta Transformación (4T) hace a los proyectos de muerte del ogro industrial, tanto en su versión corporativa como estatal, devela una carencia de visualización de largo plazo, pues estamos ya ante un desafío de escala civilizatoria en la que se están jugando no sólo los destinos de un sistema social, sino de todo un modo de concebir el mundo y de la especie humana misma.

Por tanto, no se puede sacrificar a las comunidades tradicionales, otra vez en aras del progreso y el desarrollo de la nación (que es la letanía de los neoliberales) , y mucho menos a nombre de una consulta impuesta y orientada de antemano por el poder estatal.

¿Por qué el nuevo gobierno comienza a repetir los errores de los regímenes progresistas de América Latina?

He aquí que la pregunta conduce a un embrollo mayor, a una carencia suprema: no existe una claridad teórica y, por tanto, táctica y estratégica en la 4T, pues esta nación, como consigna electoral, de la cabeza visionaria, brillante y pragmática, pero también solitaria y limitada de un líder, y no de la discusión colectiva, esto es de un programa político.

No hay pues sino reacciones inmediatas a cada problemática, cuya repetición irá irremediablemente marcando una política vaga, confusa y contradictoria y, por tanto errática. Mientras no se analice y esclarezca de manera colectiva un programa político que dé corpus a la 4T, el actual gobierno se irá diluyendo inexorablemente.

Hasta que, de nuevo, la derecha nos alcance.








el tren maya :
la promesa imposible
de una urbanización ideal

alejandro de coss

febrero 12, 2019

 

Todo gran proyecto infraestructural implica múltiples promesas (Anand, et al., 2018). Un paso a desnivel augura un futuro de movilidad irrestricta para los automovilistas. Una presa deja ver un porvenir de abundancia para los habitantes de una ciudad. Estas promesas siempre son políticas; reparten desigualmente aquello que buscan proveer. El paso a desnivel beneficia a los conductores de automóviles particulares por encima de los usuarios de transporte público o de los peatones; una presa suele implicar el despojo de pobladores rurales que antes vivían de un río o un lago en beneficio de los moradores urbanos.
Estas promesas, además, suelen romperse.Al cabo de unos años, el paso a desnivel se ha saturado y el abastecimiento de agua en la ciudad sólo ha alcanzado a algunos cuantos. Estas paradojas, en el marco de proyectos capitalistas de desarrollo infraestructural, reproducen y amplían las contradicciones que le son características.

El Tren Maya, proyecto insignia de la administración de Andrés Manuel López Obrador, puede ser analizado a través de las múltiples promesas que se han hecho en torno a él. Dependiendo de quién lo esté enunciando, el tren puede ser la promesa de desarrollo sin impacto medioambiental; el proveedor de un futuro de desarrollo capitalista verdadero, sin corrupción ni compadrazgos; una forma de incrementar el flujo turístico al sureste mexicano; un impulso para la urbanización ordenada de la región, entre tantas otras cosas.

Existen múltiples contradicciones en los futuros que estas promesas imaginan. En este texto, quiero enfocarme en una en particular: aquella que se articula en torno de la relación entre urbanización e impacto medioambiental. Si bien la idea de que el Tren Maya puede ser un vehículo de desarrollo capitalista sin impactos medioambientales notorios ya ha sido descartada por funcionarios del actual gobierno federal, las consecuencias de esta afirmación no han sido interrogadas de forma suficiente. En este texto, espero poder aportar elementos para esta crítica, argumentando que el tren representa una nueva fase de la expansión capitalista en la península de Yucatán.


La urbanización en el proyecto del Tren Maya

En las declaraciones de diversos funcionarios y en los documentos —escasos— que existen sobre el proyecto del Tren Maya, una cuestión sobresale: la promoción del turismo. Sin dejar de lado que el tren podría incluir el transporte de carga y no sólo de pasajeros, pareciera claro que el objetivo principal es el incremento de las actividades turísticas en la región.

Las 15 estaciones que se han proyectado así lo muestran (mapa 1). Cuando no se encuentran ubicadas directamente en sitios cuyas actividades económicas ya se enfocan en turismo, las estaciones pueden ser vistas como intentos por consolidar a ciertas ciudades como nodos que conecten a poblaciones más pequeñas de la península de Yucatán. Dados los flujos que se proyectan – ocho mil turistas diarios – es de esperarse que la construcción del tren detone una expansión de las ciudades y poblaciones que se integren al proyecto. En algunos casos, incluso, se ha pensado que el tren llevará a la construcción de nuevas ciudades. Ése es el caso de Tulum, donde se espera desarrollar un nuevo espacio urbano, ordenado y con provisión suficiente de infraestructura.

En muchas formas, esta urbanización no es un proceso nuevo en la península. En la zona costera conocida como la Riviera Maya, el desarrollo turístico trajo consigo la expansión de espacios urbanos en los que las obreras y obreros de la zona habitan.

Como ha sido documentado por Carlos Acuña y Salvador Medina (2017), estos espacios se caracterizan por la informalidad, la falta de acceso a servicios básicos y la segregación con respecto a la zona turística.

De un lado de la carretera que cruza la península de norte a sur, los hoteles; del otro, los asentamientos irregulares en los que obreras y obreros viven en condiciones de marginación. Esta separación física, simbólica e infraestructural caracteriza el desarrollo urbano actual, al menos en ese tramo de la ruta del futuro Tren Maya. En estos espacios, la promesa del reordenamiento territorial podría constuirse como una que mejore las condiciones de vida de quienes ya habitan la zona. Esa promesa sigue siendo vaga, como el resto del proyecto. Ante la falta de documentación suficiente y clara, a menudo la especulación es la única forma de materializar el futuro que el viene con el tren.

Pero la ruta planeada no se limita a las zonas en las que existe ya desarrollo urbano. Atravesando la Reserva de la Biosfera de Calakmul, presupone la ampliación del poblado de Xpujil, hoy un pequeño asentamiento a orillas de la carretera donde sólo existen un par de hoteles.

Rogelio Jiménez Pons, titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) hace referencia a este sitio en una entrevista reciente con el medio digital Animal Político. Ahí afirma que el proyecto implica la construcción de “pueblos bicicleteros”, donde se dé un crecimiento urbano ordenado. A través de ellos, buscaría no sólo crearse infraestructura turística, sino espacios de vivienda para los pobladores locales, convertidos ahora en trabajadores de la industria de servicios o en dependientes del turista.

Las ciudades que Jiménez Pons imagina reproducen las desigualdades que Acuña y Medina documentan, si acaso paliadas por la planeación urbana. Una que se asume incluyente al tiempo que produce y reproduce las desigualdades propias del capitalismo. Una que imagina a campesinos transformados en obreros, pero habitando cerca de sus lugares de trabajo: “Para que, para que puedan ir a trabajar a pie. Hasta pedir limosna si hace falta, pero a pie,” dijo en la entrevista.


Ciudades, obreros y medio ambiente:
los imaginarios del desarrollo ferroviario

Los habitantes de las ciudades futuras que crecerán o se construirán al lado del Tren Maya son imaginados, primero que nada, como obreros.

El desarrollo que se les promete es uno en el cual deben cambiar el cultivo de la tierra por el empleo asalariado en las empresas turísticas que abrirán espacios hoy inexplorados al turismo masivo. No es de extrañarse, entonces, que algunos de los promotores del proyecto estén ligados a la industria turística.

En la inauguración del tren los reflectores fueron acaparados por una ceremonia a la madre tierra, fuertemente criticada; en el presidium, López Obrador reconocía la presencia de Miguel Alemán Magnani y Daniel Chávez, presidente del conglomerado hotelero y de bienes raíces Vidanta. Chávez ha declarado su apoyo al proyecto por las promesas de beneficio que ha dado al grupo que él preside. El Tren Maya ofrece la posibilidad de nueva mano de obra hecha disponible y dispuesta a trabajar para el enriquecimiento de algunos capitalistas. Como el ya mencionado Jiménez Pons también declaró: “nosotros somos un grupo de izquierda, que inclusive está instaurando más que otra cosa un verdadero capitalismo […].”

El espacio que el Tren Maya busca producir corresponde también a esta ampliación del circuito de acumulación de capital. Si por un lado promete al capitalista la provisión de mano de obra abundante y barata (Moore, 2015), por otro le ofrece nuevas posibilidades de acumulación a través de la explotación turística del entorno. Si bien el proyecto menciona que buscará ser sostenible, sin especificar cómo, el mero objetivo de tres millones de visitantes anuales pone en duda la posibilidad de esta sostenibilidad.

Encima de ello, la construcción y el reordenamiento de espacios urbanos requiere necesariamente la provisión de recursos naturales, que necesariamente transformarán las relaciones entre naturaleza y sociedad en la zona. El Tren Maya es así una apuesta por transformar el territorio y las relaciones que existen en él, a través de la infraestructura y el turismo. Una península entera dedicada a los servicios, un desarrollo que reedita los sueños de la modernidad capitalista provista a través del estado. Una promesa de progresiva urbanización que, en sus paradojas, continúa reproduciendo las contradicciones del capitalismo.

Esta idea de desarrollo no es exclusiva al proyecto del Tren Maya. Es visible también en otros proyectos como la refinería de Dos Bocas o el Corredor Transístmico. A través de estas infraestructuras, el nuevo gobierno federal —la así llamada Cuarta Transformación— afirma que la vía al desarrollo es la ensayada ya durante los periodos de modernización de mediados del siglo XX: los combustibles fósiles y la construcción de grandes obras que expanden constantemente las fronteras de la acumulación de capital y de la apropiación de recursos naturales.


En ello, el rol del estado es crucial. Es a través de sus funciones jurídicas y de producción y control del espacio que estas fronteras se mueven. La Cuarta Transformación es el deseo de que la buena voluntad y el recto actuar de sus dirigentes será suficiente para que sus planes consigan equilibrios que la historia ha demostrado son imposibles. En el caso del Tren Maya, dichos equilibrios son aquellos entre urbanización y medio ambiente y capital y trabajo.

Existen promesas que no pueden cumplirse.

En su lugar, la espiral de devastación del capital espera, amenazante.












Defensores del territorio
se oponen a Tren Maya

Representantes de pueblos originarios y comunidades
de 14 estados del país, reunidos en Oaxaca,
indicaron que el Tren Maya y el Transístmico
significarían una depredación para el territorio

PAOLA RAMOS / CENCOS

FEBRERO 2019

Defensores del territorio de 14 estados mantendrán la resistencia a los proyectos del Tren Maya y el Tren Transístmico, impulsados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, por considerar que se tratan de una imposición.

Más de 300 defensores del territorio de pueblos originarios en casi la mitad de los estados del país se reunieron este 5 de febrero durante el Encuentro en Defensa del Territorio, los Bienes Comunes y los Derechos de los pueblos en México, en Santa María Atzompa, Oaxaca.

"El gobierno actual no está resolviendo las necesidades del pueblo y de las organizaciones sociales y, por el contrario, está generando megaproyectos que representan el despojo y una estrategia de depredación del territorio", señalaron en la minuta de acuerdos.

“Por lo mismo, tenemos que seguir movilizándonos y articulándolos en un proyecto que realmente represente nuestras necesidades”, afirmaron los defensores.

El encuentro contó con la participación de 49 organizaciones y agrupaciones en resistencia, así como con el acompañamiento de figuras como el pintor y activista oaxaqueño Francisco Toledo y el investigador y editorialista Iván Restrepo.

Consideran que aunque el nuevo gobierno presenta una visión de nación de la mano de los pueblos, los hechos representan la continuación del proyecto neoliberal.

Hicieron un llamado a continuar con el freno a la entrada de empresas nacionales y trasnacionales a través del fortalecimiento de gobiernos autónomos, el rescate de saberes ancestrales, entre otras tradiciones.

El proyecto del Tren Maya, que recorrerá cinco estados en el sureste del país, tendrá una inversión público-privada de hasta 150 mil millones de pesos. En el caso del Tren Transístmico se anunció una inversión de mil 100 millones de pesos.

Los defensores del territorio aseguraron que con estos megaproyectos muchos pueblos y comunidades serán afectadas y se agudizará el daño ambiental al "abrir la puerta para su extractivismo y depredación", aseguraron en la minuta.

Representantes de los estados de Durango, Sonora, Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Oaxaca, Veracruz, San Luis Potosí, Yucatán, Edomex, Coahuila, Zacatecas, Michoacán y Ciudad de México plantearon la necesidad de articular a los diversos frentes de lucha en el país, que tienen en común la resistencia a la imposición de proyectos inmobiliarios, turísticos, de transporte o de minería en sus territorios.

Entre las organizaciones presentes y convocantes estuvieron Nuevo País, en conjunto con Organizaciones Indias por los Derechos Humanos en Oaxaca, miembros de la Asamblea de pueblos indígenas del Istmo oaxaqueño en defensa de la tierra y territorio; la comunidad yaqui de Vicam, en Sonora; opositores a mineras en diversos municipios de Chiapas; el Consejo Cupremo Indígena de Michoacán; el Consejo Coordinador Obrero Popular Durango y el Congreso Popular de la Ciudad de México.











Estas comparaciones pusieron en jaque al presidente, quien se llevo un sinfín de críticas en redes sociales,
eco de sus declaraciones 


29 de marzo de 2019


Ciudad de México.- 
Mientras transcurría la conferencia matutina deel Presidente Andrés Manuel López Obrador, este hizo un comentario al hablar acerca de la situación actual de la pobreza en México, lo que causó suma polémica. 

El mandatario explicó con una analogía que la gente sin recursos son como animalitos, a quien, como el dueño de una mascota, el Gobierno tiene la obligación de procurarles bienestar como es el alimento.

La declaración de López Obrador
causó fuertes críticas en redes sociales.




















hay mil 709 vestigios arqueológicos
en ruta del tren maya : INAH

  
julio reyna quiroz 
18 jun 2019


Ciudad de México. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) calculó que existen mil 709 vestigios arqueológicos a lo largo de la ruta del Tren Maya, por lo que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), encargado de la obra ferroviaria, no descartó modificaciones al trazado de las vías en caso de encontrase un sitio cultural importante.

Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Antropología del INAH, informó que la documentación señala una serie de sitios con una riqueza patrimonial importante que deben ser cuidados e incluso investigados.

En algunos puntos del trayecto del Tren Maya hay oportunidades de investigación que pueden transitar a una propuesta para ser considerados como patrimonio mixto por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), dijo el especialista del INAH en una conferencia de prensa en conjunto con el director general del Fonatur, Rogelio Jiménez Pons.

Los mil 709 vestigios arqueológicos están ubicados en una franja de 15 kilómetros hacia cada lado de las vías férreas del Tren Maya, que tendrá una longitud de mil 525 kilómetros a través de los estados de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

Sánchez Nava explicó que existen otros sitios arqueológicos relevantes como Calakmul, en Campeche, y Palenque, en Chiapas. Sin embargo, en el caso particular de la zona arqueológica de Calakmul, el INAH desconoce cuál será la incidencia del Tren Maya en este punto arqueológico situado en Campeche.

El subdirector de Estudios y Proyectos del Tren Maya, Juan Javier Carrillo Sosa, dio a conocer que en la construcción del Tren Maya será utilizada una tecnología con la cual es posible detectar el número de árboles que serán afectados y los vestigios arqueológicos.

La tecnología Lidar (Light Detection and Ranging) genera un mapa para reconocer un terreno estudiado con base en un sistema láser y la cual ha sido utilizada en la construcción, por ejemplo, del Sistema de Transporte Colectivo Metropolitano (Metro) o en el estudio de la zona arqueológica de Tajín, Veracruz.

El director general del Fonatur, Rogelio Jiménez Pons, aseguró que la licitación para la ingeniería básica de los siete tramos del Tren Maya, actualmente en proceso de asignación, establece uso del Lidar. Por ello, si el resultado del mapeo de esta tecnología detecta un sitio arqueológico relevante el trayecto será modificado.

“No dudamos que haya muchas cosas por encontrar, una estructura mayor, y tendrá que cambiar o modificarse el trazo para salvar ese espacio, pero con los antecedentes que existen creemos que no será necesario”, dijo Jiménez Pons.


Abundó que gran parte de la ruta del Tren Maya correrá por derechos de vía existentes y el INAH tiene un trabajo previo sobre los vestigios arqueológicos. Incluso con la modificación anunciada el lunes al trayecto del Tren Maya se tiene como precedente el Tren Transpeninsular, un proyecto ferroviario cancelado que iba a unir a Cancún, Quintana Roo con Mérida, Yucatán.







pueblos originarios
y programas de bienestar



ana de ita


El 18 de junio pasado, el presidente López Obrador al referirse al apoyo de su gobierno a la cultura –que él de manera reductiva define como lo que tiene que ver con los pueblos– sostuvo que: nunca los pueblos originarios, los integrantes de nuestras culturas habían sido atendidos como ahora, pues el objetivo preferente de los programas sociales son los pueblos indígenas.

Esa concepción es justo la que rechazaron integrantes de 20 pueblos: maya, chuj, yaqui, zapoteco, ñuu savi, tseltal, ch’ol, mam, rarámuri, ikoot, ikojt, ñahñu, ñuhú, nahua, chatino, ayuuk, totonaco, lacandón, me`phaa y zoque, reunidos en la Ciudad de México el mes pasado para analizar la situación en que se encuentra la defensa de sus territorios ante el nuevo gobierno.

Reivindicaron con orgullo ser pueblos originarios, sujetos colectivos, con una cultura e identidad propia y se opusieron a ser tratados por Presidencia como pobres individuales, necesitados de asistencia.

Por eso cuestionaron que los programas de bienestar están dirigidos exclusivamente a individuos, mientras no hay apoyos que fortalezcan las comunidades agrarias o indígenas, ni los ejidos, ni otras formas de organización que han sido la base agraria sobre la que los habitantes originarios han mantenido sus identidades, sus sistemas normativos, sus instituciones, en fin su cultura.

Analizaron que la correlación de fuerzas para la defensa del territorio no ha mejorado con el gobierno de la 4T. El principal problema que enfrentan los pueblos indígenas en la actualidad es la disputa por sus asentamientos, de los que quieren apropiarse tanto las empresas, como el gobierno, el crimen organizado o todos en combinación.
Para los pueblos el territorio es la condición que garantiza su sobrevivencia y que posibilita ejercer su libre determinación, por eso en su defensa les va la vida.

Pero los proyectos que los amenazan como la minería, las presas hidroeléctricas y termoeléctricas, los generadores eólicos, las explotaciones petroleras y de hidrocarburos, los gasoductos, los grandes proyectos de infraestructura se mantienen, con excepción de la prohibición presidencial al fracking que consideran un acierto.
Revisaron las declaraciones del presidente López Obrador sobre los proyectos energéticos y extractivos y encontraron que en la minería las concesiones –que según cifras presidenciales invaden 30 por ciento del territorio nacional– se respetarán, aunque no se otorgarán nuevas. Sobre las presas hidroeléctricas el jefe del Ejecutivo declaró también que no se construirían nuevas, sino se modernizarán las 60 existentes que trabajan muy por debajo de su capacidad.

Los proyectos siguen

Pero en ciertos casos como en la presa El Zapotillo, en Jalisco, han visto que su construcción se ha reiniciado.

El proyecto de la termoeléctrica de Huexca definió la relación del gobierno con los defensores del territorio, pues el rescate de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), prioridad del actual gobierno para avanzar en la soberanía energética se colocó sobre los derechos indígenas al territorio. Las comunidades que han detenido los pasos de gasoductos se sienten emplazadas. Las leyes energéticas y extractivas que durante los sexenios neoliberales legalizaron este despojo de las tierras y bienes naturales de los pueblos indígenas y campesinos no se derogarán, ni se restituirán a las comunidades sus bienes.

A esos proyectos se suman los nuevos proyectos federales para modernizar el sur-sureste del país, como el tren Maya, el corredor multimodal transístmico, la refinería Dos Bocas, que se planean ubicar en territorios ancestrales y afectarían las formas de vida, futuro y territorios de miles de comunidades. Por ello sería imprescindible obtener su consentimiento o respetar su rechazo, sin embargo este gobierno ha vulgarizado el derecho a la consulta de los pueblos indígenas, llegando al extremo de realizarla como opinión de asistentes a una reunión, sin representatividad y con participación de quienes no serán afectados, sin información ni análisis, sin discreción y polarizando las opiniones y a mano alzada. Tal como los ñu savi expresaron nos quitan la posibilidad de ejercer nuestra libre determinación.

La violencia en las comunidades no ha cesado. El asesinato a los defensores del territorio sigue siendo una constante, sin importar que el nuevo gobierno haya prometido que no habrá más persecución política a los opositores.

La impunidad en la que se mantienen los crímenes de los ecologistas indígenas abona a que la violencia continué y a que los narcoparamilitares hagan el trabajo sucio a los invasores del territorio para deshacerse de quienes estorban a los proyectos.

Frente a este panorama sostuvieron que los pueblos originarios han resistido por cientos de años y no bajarán ahora la guardia. Se mantendrán organizados para defender sus bienes naturales, y la vida en sus territorios. 
28 junio 2019







tren maya: los indígenas critican que amlo destruirá selvas



Cancún | 29 de abril de 2019 

El secretario particular del Instituto para el Desarrollo de Pueblos Mayas y las Comunidades Indígenas (Inmaya), Stalin Bello Rendón, declaró según hoy que el proyecto del Tren Maya ha dividido a los habitantes de las comunidades por donde pasaría el transporte, por algunas de las inquietudes que tienen aquellas que están en contra.

“Principalmente por la destrucción de la selva y la afectación que ocasionaría al medio ambiente y la fauna, además también he escuchado algunos comentarios que precisamente con esta modernización se estaría perdiendo la esencia de estas comunidades que es lo que las hace enriquecedoras, únicas y mágicas”, reveló Bello Rendón sobre el proyecto turístico estrella de AMLO.

En el debate que sostienen ejidatarios de la Península de Yucatán sobre el impacto que tendrá el Tren Maya al pasar por su territorio, Pedro Uc reprocha que lleve el nombre asociado a su cultura indígena. Como recoge Noticaribe, asegura que sólo se emplea con fines comerciales, pero no porque ellos tengan inclusión en este proyecto de infraestructura.
“A este Tren le ponen un apellido que se ha vuelto un producto de valor económico. Ahora resulta que la palabra maya ya tiene un precio muy bueno. “Tenemos, por ejemplo, una línea de autobuses que se llama Mayab, que de maya no tiene nada, tenemos una Riviera Maya donde ningún maya tiene chance de estar allá y, por si fuera poco, ahorita viene también el Tren Maya”, lamentó.

“Nos dice Fonatur: ‘Disculpen si pensaron que les veníamos a consultar, pero les vamos a meter un tren y si no se suben al tren, se los va a llevar el tren, ¡qué poca madre!”, afirma el activista maya y licenciado en educación media en ciencias sociales.

En su intervención, Uc expone que el Tren Maya sólo beneficiará a las empresas a cargo del proyecto mientras que los pueblos indígenas mayas corren el riesgo de perder los territorios que históricamente han dedicado al manejo forestal, a la producción de chicle y de miel orgánica. “Ni rentamos, ni vendemos la tierra”, sentencia.

El “DE-BA-TREN-‘MAYA’” congregó a ejidatarios de la Península de Yucatán que están en alerta respecto a las consecuencias que tendrá el proyecto de infraestructura que impulsa el Presidente Andrés Manuel López Obrador en el sureste del País.

“El Gobierno debe preguntarnos qué proyecto necesitamos y no que nos imponga su proyecto. Como Consejo Regional Indígena Maya no estamos de acuerdo con el proyecto del Tren, lo digo y lo sostengo”, dice Manuel Puc, ejidatario del Ejido Nueva Jerusalén y miembro del Consejo Regional Indígena Maya de Bacalar.

Luis Chimal Balam, comisariado ejidal del Ejido de Bacalar, explica que representantes del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), le han buscado tres veces para solicitarle tierras para el Tren Maya, aunque sin presentarle un mecanismo definitivo de participación.

El ejido, a cargo de Luis, se compone de 54 mil 280 hectáreas y se localiza a un costado de donde se explora la posibilidad de instalar una estación del tren en su paso por Bacalar.

“Dice Fonatur que ellos quieren que seamos partícipes como socios con nuestras tierras, pero en realidad nos estamos dando cuenta que no nos conviene. Tenemos que ver de qué forma podemos trabajar, nosotros lo que queremos es que nos presenten los proyectos. ¿Qué nos van a dar a cambio?

“Por ejemplo, que yo le diga: te voy a dar tantas tierras, pero hazme 50 cuartos de un hotel para que yo rente o ocúpame a la gente de mi ejido para los trabajos”, plantea el comisariado ejidal.
Leydy Pech, activista maya en contra de la deforestación y el cultivo de soya transgénica, señala que el Tren Maya es otro megaproyecto que amenaza los recursos naturales de la Península y que impondrá un nuevo ordenamiento territorial.

“Hopelchén es el municipio más deforestado a nivel nacional, tenemos el problema del agua contaminada, la muerte de las abejas por el uso de plaguicidas, se plantea un proyecto como si nosotros no existiéramos.

“El Tren se suma a la fila de los otros megaproyectos que nos están llegando. A mí, como maya, un ordenamiento territorial no me funciona, porque los pueblos no tomamos asÌ las decisiones. No dividimos y decimos: este pedazo se puede usar para esto, este otro para esto, yo tengo una manera distinta de usar mi territorio, ¿por qué me lo tienen que venir a decir?, eso ha traído más conflicto”, señala Pech.

Alika Santiago Trejo, integrante de la colectiva Kluumil X¥ Ko¥olelo¥ob (Tierra de Mujeres), añade que le preocupa la imposición del Tren Maya sin que sea tomada en cuenta la oposición al proyecto que tienen los indígenas mayas. “El Gobierno debe respetar la libre determinación de los pueblos, que somos los dueños del territorio”, dice Santiago.

Tras dos días consecutivos de exponer sus inquietudes, el debate concluye en medio de un apagón que afecta a toda la Península de Yucatán, dejando sin energía eléctrica a toda la zona y con la incertidumbre de los ejidatarios sobre el futuro de su territorio.

Expertos en temas ambientales y ejidatarios advierten que el Tren Maya impactará severamente a las comunidades en la tenencia de la tierra, en lo ambiental y en lo social.

“Deberíamos ir a un proyecto más participativo, sin prisa por hacer asignaciones directas a empresas internacionales y sin traer un montón de turistas sin haber atendido antes la problemática local ambiental”, alertó Sergio Madrid, director del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible.

Entre los problemas que deben resolverse antes, dijo, está el esquema de gestión de residuos sólidos urbanos y la contaminación hídrica. Durante su participación en el “DEBA-TREN ‘MAYA’”, que tuvo lugar en esta comunidad, Leticia Merino, investigadora de la UNAM, alertó sobre el riesgo de despojo de tierras a las comunidades. “Otro tema es la deforestación que ya se viene dando y que se está incrementando”.

Pedro Uc, ejidatario, expuso que los pueblos indígenas corren el riesgo de perder los territorios que históricamente han dedicado al manejo forestal, a la producción de chicle y de miel orgánica.

Defensores del medio ambiente, especialistas en el tema y pobladores advierten que el Tren Maya, uno de los principales proyectos de infraestructura del Gobierno federal, se perfila bajo un modelo neoliberal que resulta contradictorio con la abolición al neoliberalismo decretada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Algunas de las medidas que cuestionan son la estructuración de los Fideicomisos de Inversión de Bienes Raíces (Fibras) del Tren Maya, en cuyas ganancias quedan fuera los ejidatarios, las asignaciones directas de contratos a empresas extranjeras para diseñar el plan maestro y el estudio costo-beneficio.

Para la estación del Tren Maya en Bacalar, abunda, los promotores pretenden adquirir 5 mil hectáreas y algunos ejidatarios ya sostienen negociaciones individuales con empresas extranjeras ante la presión que ejercen para adquirir los terrenos, lo cual deriva en la división de las comunidades indígenas mayas.

“Hay más de 500 conflictos ambientales en todo el País precisamente por este modelo, en donde llegan gestores de Gobierno o de las empresas, van a hacer un proyecto, ofrecen dinero a los ejidatarios de manera individual, algunos se resisten, pero otros aceptan por una necesidad económica real y esto rompe el tejido social de la vida comunitaria que tiene el ejido”, explica Benet.

El Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS) advierte que a lo largo de la ruta del Tren Maya existen mil 828 comunidades rurales y 163 núcleos ejidales.

“Queremos levantar una alerta, ¡cuidado!, como se está diseñando el Tren Maya nos va impactar en las comunidades, en la tenencia de la tierra, en lo ambiental y en lo social”, alerta Sergio Madrid, director ejecutivo del CCMSS.

“Deberíamos de ir a un proyecto más participativo, sin prisa por hacer asignaciones directas a empresas internacionales y sin traer un montón de turistas sin haber atendido antes la problemática local ambiental”. Entre los problemas ambientales que deben resolverse de manera prioritaria, dice, está el esquema de gestión de residuos sólidos urbanos y la contaminación hídrica que predomina en Bacalar.

“Hay una amenaza muy grande de despojo de tierras a las comunidades, como ha pasado en los últimos 30 años en el crecimiento de la zona turística maya, desde Cancún hasta Bacalar”, enfatiza Leticia Merino Pérez, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

“Las comunidades tienen que protegerse para que no pierdan la tierra, que es el activo más importante que tienen, y aquellos que estén dispuestos a vender, hay que asegurarse que lo hagan en condiciones que no sean abiertamente desventajosas para ellos”, agrega.

La ruta por la que pasará el Tren Maya en Cancún ya se definió, según se puede constatar en el Programa Municipal de Desarrollo Urbano de Benito Juárez 2018-2019. La línea llegará al municipio de Lázaro Cárdenas, a través de la carretera Kantunil-Cancún e ingresará a Cancún por la Avenida Huayacán, colindante con el aeropuerto del destino caribeño.

Del aeropuerto la ruta seguirá su camino hacia el sur, en dirección al municipio de Solidaridad, hacia Playa del Carmen. La vía ferroviaria continuará el camino marcado por el cableado de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el cual cuenta con Derecho de Vía.

Los usos del suelo en el tramo por el que correrá el tren, correspondiente al Distrito 22 municipal, se modificaron de mixto (vivienda, comercio, oficinas, equipamiento y pequeña industria) a habitacional, debido al paso del ferrocarril por el municipio. Según recoge el Programa, el tramo del Tren Maya en Cancún se extenderá por apenas 9 kilómetros de distancia.
Asimismo, en el documento se informa que uno de los proyectos estratégicos para la actual administración municipal, encabezada por María Elena Hermelinda Lezama, será la construcción de un sistema de transporte de Autobuses de Tránsito Rápido (BRT, por sus siglas en inglés), semejante al Metrobús de la Ciudad de México. Dicho sistema entroncará con la estación del Tren Maya y atravesará gran parte del municipio.
El programa, finalmente, se publicó en el periódico oficial de Quintana Roo a siete meses de que el Tribunal de Justicia Administrativa (TJA) concediera una suspensión provisional para impedir que se publicara en dicho medio por haberse violentado el proceso de consulta ciudadana (La Promoción y el Tren Maya).

El Tren Maya estará concluido en cuatro años y costará entre 120.000 y 150.000 millones de pesos y se financiarán a seis años con dinero público y privado, según aseguró AMLO. Este ambicioso proyecto, no obstante, ha desatado las críticas puesto que puede provocar efectos negativos por su impacto ambiental y no tener el éxito turístico que se está previendo, como ya informó REPORTUR.mx (Tren Maya: prevén crisis ambiental con dudas del éxito turístico).

El expresidente de México Felipe Calderón alertó según Dinero de que el Tren Maya, a donde se dirigieron los recursos del Derecho de No Residente (DNR) que antes tenía el CPTM, puede provocar una crisis ambiental en el sureste de México y que además no tendrá el éxito turístico que se está previendo (Tren Maya será financiado con esquema de inversión mixta).

“No hay un economista serio que haya demostrado que el Tren Maya tiene viabilidad económica” y en cambio, expuso, sí tiene el potencial de deteriorar ambientalmente zonas como Calakmul”, avisó el mandatario en Sevilla durante la última cumbre de la World Travel Tourism Council (WTTC).

Julián Balbuena Alonso, presidente del Consejo de Administración y CEO de Best Day Travel Group, también calificó de preocupante el cierre del Consejo de Promoción Turística (CPTM), según Cancunissimo, y exigió al gobierno federal que los recursos que se destinaban para la promoción turística, se ocupen para su fin.

“Perdón, pero nunca le costó al gobierno”, señaló Balbuena el pasado 2 de abril en el Foro Nacional de Turismo, pues aseguró que los turistas sostenían al CPTM con el pago del Derecho de No Residentes (DNR) y se etiquetaban para la promoción, y recalcó la situación es más delicada, pues sostiene que todo recurso será destinado al proyecto del Tren Maya.

Con firmeza, dijo que “sólo 6 mil millones de pesos son apenas el cuatro por ciento de lo que costará el Tren Maya”, por lo que aconsejó al gobierno federal que “si necesitan conseguir el 96 por ciento para el Tren Maya, que consigan el otro cuatro por ciento y déjennos la promoción turística y permítanos seguir generando turismo”.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el equipo encargado del proyecto del Tren Maya, liderado por el Director General de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons, sostuvieron una reunión hace unas semanas en la que se acordó que el proyecto será financiado mediante un esquema de inversión mixta.

Una parte de la inversión (aproximadamente el 10%) quedará a cargo del Gobierno y el resto quedará a cargo de las empresas privadas que resulten adjudicatarias de esos contratos de inversión mixta en los concursos correspondientes.

Las empresas adjudicatarias de los contratos de inversión mixta serán responsables de la ingeniería de detalle y de la construcción de las vías férreas, o del diseño y fabricación de los trenes, según sea el caso, y de su puesta en operación.

El Tren Maya como se adelantó en FITUR y publicamos en REPORTUR.mx, recorrerá cerca de 150 kilómetros por hora y contará con un gran salón comedor donde se ofrecerá comida regional y dormitorios de primer nivel, entre otras cosas. (Sectur presenta los detalles del Tren Maya en la antesala de Fitur).

Además,  las compañías serán responsable de su mantenimiento óptimo por un plazo de 30 años contando a partir del inicio de operaciones. Las bases de las licitaciones serán abiertas, con el fin de propiciar el mayor número de participantes. Existirá interconectividad con el resto del país a partir de la coordinación entre el Tren Maya y el Corredor Transístmico.

El apego a la ley, dijo AMLO, será un eje rector del proyecto, tanto en lo que respecta al medio ambiente, como a las comunidades en la zona de influencia del Tren Maya. Esto incluye la elaboración de las Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA).

Una vez que se obtengan los resultados de los estudios, se aplicarán las medidas de contención y mitigación correspondientes. Asimismo, el Tren Maya realizará las consultas a los pueblos originarios con apego a la ley y en completa observancia del Convenio Número 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas.

A 25 años de surgir el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en la selva Lacandona de Chiapas, nuevamente regresó a escena el pasado enero para oponerse tajantemente a la construcción del Tren Maya, ya que destacan afectan tanto a la región como a su población.

Esta pronunciación se dio en un discurso dado por las comandantas Berenice y Everilda desde la Selva Lacandona, las cuales manifestaron que no permitirán ningún proyecto que destruya la vida de la humanidad y la muerte de la madre tierra. “(Estaremos) enfrentando los ataques del mal gobierno con la creación de programas que nos confunden para querer acabar con nosotros”, advirtieron.

Durante el evento, también participó el subcomandante Moisés, vocero de la agrupación zapatista, quien explicó que los planes propuestos por López Obrador afectan a la región de la Selva Lacandona. Moisés aseguró que el movimiento zapatista no le cree a López Obrador y consideró la consulta del Tren Maya como una ‘burla’.

El EZLN reunió a poco más de 10 mil indígenas que forman parte del grupo. Ahí, también se comparó el proyecto del Tren Maya con el programa Proárbol, realizado en el sexenio de Felipe Calderon.

“Es lo mismo que está copiando (López Obrador) de los otros que pasaron, y que nosotros los tumbamos con nuestra resistencia y rebeldía. Como lo hicimos hace 25 años con el que se decía un hombre poderoso, Carlos Salinas de Gortari”, precisó el vocero de los zapatistas.

El EZLN prevé para los próximos seis años un escenario adverso para su movimiento. Insistieron en que el Gobierno de López Obrador no es la respuesta para tener mejores condiciones de vida.

Asimismo se criticó también la formación de la Guardia Nacional. “Nosotros le decimos que no le creemos (…) No le tenemos miedo a su guardia nacional, que cambió de nombre, para no decir Ejército”, mencionó.

Ante este proyecto como adelantamos en REPORTUR.mx también se han pronunciado Indígenas mayas de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, al considerar que se realizan a costa de la propiedad de sus territorios, en detrimento de la salud de numerosas poblaciones locales y en perjuicio de la conservación de sus recursos naturales. (Tren Maya: grupos indígenas se plantan contra el plan de AMLO).










gloria muñoz ramírez
desinformémonos




Afectados en su territorio, cultura, biodiversidad y tejido comunitario, los pueblos indígenas de Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas, así como las comunidades istmeñas de Oaxaca y Veracruz, demandan información fidedigna, al tiempo que tejen acuerdos desde abajo, reactivan asambleas y expanden sus alianzas. Mientras desde arriba se realiza el trabajo necesario para romperlos, dividirlos y militarizarlos, al mismo tiempo que les ofrecen proyectos que van desde el dinero personal hasta pequeños emprendimientos colectivos. Nada nuevo.

Cuatro meses después de su elección, el entonces presidente electo realizó una especie de encuesta a la que llamó consulta popular, en la que participó uno por ciento del electorado mexicano, porcentaje suficiente para quienes, en sus propias palabras, pretenden cambiarle la fisonomía a la Península de Yucatán, sin que les pase por la cabeza que ningún maya demandó esa transmutación.

Apicultores, campesinos, guardianes de la semillas y colectivos de mujeres mayas exigen lo mismo: seguir produciendo su milpa; generar y distribuir su propia energía eléctrica; criar sus propios animales; mantener y enriquecer su cultura y fortalecer la convivencia y la amistad con otros países del mundo. Quieren también seguridad para sus pueblos y conservar la unidad al interior de sus comunidades.

En contraste, exigen la suspensión de monocultivos que envenenan su tierra; suspender los megaproyectos privados de energía, así como las mega-granjas de cerdos que contaminan su agua. Rechazan el modelo de turismo depredador que banaliza y mercantiliza la dignidad indígena; y exigen la salida de las fuerzas oficiales del Estado y otras fuerzas delictivas en nuestros territorios.

No al tren maya, gritan desde el sur las comunidades hasta ahora no escuchadas.

29 de junio 2019



Tren Maya atravesará y amenazará
dos reservas de la biósfera en
Quintana Roo y Campeche

15 de julio 2019

Las reservas de Calakmul, en Campeche, y de Sian Ka’an, en Quintana Roo, se encuentran amenazadas por el megaproyecto del Tren Maya, pues atravesaría ambas áreas naturales y provocaría la pérdida de su conectividad ecológica y su fragmentación, señalaron Casandra Reyes, Celene Espadas y otros expertos del Centro de Investigación Científica de Yucatán y la Unidad de ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Yucatán en el informe “El Tren Maya, ¿por qué están tan preocupados los biólogos?”.

En Calakmul se encuentra la segunda reserva de selva más importante de América tropical, mientras que Sian Ka’an cuenta con un sistema de ríos subterráneos que interconecta cenotes y petenes. Con la llegada del Tren Maya, las funciones de la vegetación y la fauna en las áreas se verían afectadas por la desaparición o migración de especies, lo que impactaría en la regulación de la temperatura, la provisión de agua, el control natural de plagas y la polinización, destaca el informe.

“Este tipo de polinización es requerida por la gran mayoría de los vegetales que comemos, por lo que la muerte masiva de las abejas o los murciélagos podría atentar contra la producción de alimentos”, agrega el estudio.

Además, la llegada del proyecto de turismo masivo impactaría en las comunidades locales, las cuales, contrario a lo que traería el tren, con “sus prácticas y pensamientos buscan establecer una relación de armonía, lo menos depredadora posible con la naturaleza”, pero ahora serían contratados por los hoteles y restaurantes para servir a los turistas y dejar el campo, indicaron los expertos.

La inviabilidad, el impacto social y ambiental y las irregularidades en la imposición del Tren Maya han sido señaladas por varias organizaciones, comunidades mayas, campesinos, intelectuales y expertos desde que fue anunciado, sin embargo el gobierno federal asegura que el proyecto continuará y que significará “desarrollo” para la Península de Yucatán, a pesar de que no fuera aprobado por una consulta legítima acorde al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).











NO ES EL TREN
Y NO ES MAYA


Ante a las múltiples declaraciones y los actos políticos cada vez más frecuentes del presidente y otras autoridades, distintas voces críticas han alertado sobre las posibles afectaciones en caso de concretarse el recién denominado Desarrollo Integral Territorial y Urbano de la Región Sureste de México-Corredor Regional Tren Maya. 

El pasado 27 de junio en el marco del Taller por la Defensa de los Territorios que organiza la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se presentó el informe Impactos sociales y territoriales del Tren Maya. Miradas multidisciplinarias.1

En el informe se realizó una primera evaluación de las posibles consecuencias que pueden derivarse de implementar el ordenamiento territorial y “promover el patrimonio cultural”. 

En específico, se advierten dos riesgos: 1) la desintegración de las comunidades y su relación ancestral con el territorio; 2) la patrimonialización-folclorización-mercantilización- cosificación de la cultura. 

En un contexto en que ha preponderado el número o la mayoría —como destacan las autoridades sobre el beneplácito de las comunidades al proyecto y la próxima consulta—, un objetivo central fue ahondar en el sentido de las razones y en la fuerza de los argumentos de aquellos con una mirada distinta.

Frente al nuevo ordenamiento territorial es preciso advertir que este proyecto, a la vez que implica la deforestación de la selva, la venta de tierras, el cambio de uso de suelo y la especulación inmobiliaria, conlleva la penetración de una lógica mercantil que cosifica el territorio y la cultura, privatiza la tierra y la vida, violenta las propias formas de valoración mayas. Esta lógica entra en contradicción con los propios principios de asentamiento y vivienda de las poblaciones, con el modo en que los pueblos se relacionan con la tierra y las semillas, y con las formas de trabajar y hacer comunidad.

A partir de las estaciones del tren y la construcción de nuevos centros urbanos se prevé consolidar nuevos polos donde se propicie un “desarrollo integral regional, territorial y urbano de la región sureste de México”. 

Se contemplan 15 estaciones y la edificación de nuevos asentamientos de los cuales 70 por ciento será área verde y 30 por ciento urbanizado, bajo la premisa de “preservar el patrimonio natural y cultural de la región”.2 Desde la perspectiva gubernamental este proyecto desembocará en un desarrollo socioeconómico de la región y de las comunidades locales basado en un nuevo ordenamiento territorial y el paradigma del turismo sostenible e incluyente. 

Según esto, el aprovechamiento del potencial turístico traerá una derrama económica, empleos, distribución de la riqueza y crecimiento de infraestructura de servicios para los habitantes de la región.

Es oportuno preguntarse por los riesgos implicados en un modelo que prepondera el turismo como eje de desarrollo y busca integrar los centros urbanos y turísticos con las comunidades rurales y campesinas más allá de la perspectiva gubernamental.

Los actuales mayas son depositarios de un conjunto de saberes configurados históricamente que han hecho posible no sólo la continuidad de su cultura, sino también la cadena de la vida; estrecho vínculo entre la biodiversidad de la región con el cuidado del territorio y las propias formas de valoración de las comunidades, que se constatan en las concepciones y las relaciones que establecen en torno de la milpa, los huertos, el monte y la selva, y los cuerpos de agua. Lo cual es patente en sus formas de vivienda y patrón de asentamiento, integrando la casa (con técnicas de construcción antiguas) con el huerto, y el manejo de la tierra a través de sistema rotativo de tumba-roza-quema y el cuidado del monte y la selva.

Además de esta concepción del territorio es fundamental la valoración del maíz y particularmente de la práctica de “hacer milpa”. 

Destaca el conocimiento sobre el maíz, nombrado ixim en maya —“seno de mujer”—, en particular, su ciclo, tipos, colores, tiempo y maduración. 

Sin duda, el maíz además de constituir la base de la alimentación, genera identidad y comunidad arraigadas en una compleja cosmología. 

Sobre la tierra, refiere Alfredo Tum Cux, campesino y apicultor de Bacalar: “Nuestros abuelos nos enseñaron que la tierra hay que cuidarla, hay que respetarla, porque de ahí vienen nuestros alimentos ¿no? y nosotros respetamos la tierra como nuestra madre, porque una madre es la que cuando nace el hijo es quien le da el pecho, quien le alimenta, todo. Entonces mejor para nosotros vivir en nuestras tierras, nuestra madre, le cultivamos, nos da de comer, le ponemos semilla y nos regresa en abundancia ¿no? Y en el final de los tiempos del paso aquí en la tierra ¿Dónde vamos a dejar el cuerpo? La tierra nos cobija otra vez”.

Frente a un entramado de proyectos de despojo, al que ahora se suma el “Tren Maya”, las comunidades defienden su tierra y su manera de vivir entre un nudo de tensiones y contradicciones. Han cuidado las semillas nativas ante los transgénicos, procurando el “corazón y don del maíz, “hacen milpa” frente a los monocultivos y defienden este saber ante el “maíz-producto”; siguen el sistema roza-tumba-quema ante el sistema mecanizado y cuidan de las abejas y de la practica ancestral de la apicultura ante los agrotóxicos que envenenan la tierra y desintegran la vida.

Con la puesta en marcha del capital bajo un “rostro humano” y con todo el aparato del Estado, a través de este proyecto se busca configurar un nuevo ordenamiento donde los pueblos se vuelquen al turismo y provean con su fuerza de trabajo las nuevas ciudades, entregando su tierra como “socios” y abandonando el campo o cambiando su relación ancestral con la tierra y sus formas de organización comunitaria que los hacen autónomos. 

Se fincarán empresas responsables del capital, intereses y mantenimiento de las nuevas ciudades, que como dicta su razón de ser, procurarán la mayor ganancia. Empresas que buscan negocios rentables mediante un turismo “sustentable y ecológico” pero que se sustenta en el mismo principio: apropiación del territorio para la venta de bienes raíces, la construcción de hoteles y espacios recreativos, introducción de monocultivos, deforestación y generación de energía. Todo orientado a proveer las múltiples demandas del turismo y recreación de escenarios “lindos, ecológicos y orgánicos” para los visitantes con alto poder adquisitivo.

Cabe terminar preguntándonos con Víctor Toledo, el actual titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), si este proyecto, tal cual se está encaminando hasta ahora, corresponde a “un proyecto alternativo al modelo neoliberal, desde abajo y para todos”, un ‘Plan Maya por la Vida’, con una planeación participativa y así impulsar un turismo controlado, diverso y alternativo, basado en las potencialidades y limitaciones de cada región”.









Francisco López Bárcenas



Como nunca en la historia de nuestro país, se están realizando consultas a los pueblos y comunidades indígenas por el gobierno federal. Se realizaron para consultarles su opinión sobre la construcción del corredor transístmico, que de construirse conectaría al Golfo de México con el Océano Pacífico, lo mismo que para la integración del Plan Nacional de Desarrollo y está en curso una consulta para que opinen sobre la necesidad de reformar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y, ahora sí, reconocer plenamente sus derechos. 

Junto con estas consultas, que podríamos llamar de carácter general, existen otras, como la consulta para la elaboración de una Ley de Aguas que sustituya a la actual y así se dé cumplimiento a una reforma constitucional de 2012, es decir, de hace siete años, y también se está sometido a consulta la construcción del parque eólico Gunna Sicaru, en el municipio de Unión Hidalgo.

Como nunca este derecho se ha trivializado. Las autoridades responsables de ellas, sea la Secretaría de Hacienda, la de Gobernación o la de Energía, siempre con el acompañamiento del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, no se han tomado ni se toman la molestia de guardar las formas; no se convoca sólo a los pueblos y comunidades indígenas para que ejerzan un derecho propio de ellos, sino a todos los ciudadanos que puedan tener interés o conozcan de asunto consultable; tampoco se ajustan a los lineamientos internacionales de observancia obligatoria, por más que se les cite como fundamento jurídico de las consultas. 

No son, pues, en estricto sentido, una consulta a los pueblos y comunidades con derechos, sino una forma de recoger opiniones sobre el tema de la población en general, lo cual no puede ser vinculante y nadie podrá alegar que no se recogen sus propuestas.

Además, se consulta lo que ya se sabe. No se trata de tomar determinaciones con relación a lo que opinen los pueblos y comunidades indígenas, sino de legitimar lo que de antemano se ha decidido. Por eso muchos se abstienen de participar. 

Pero hay otros que aun así han decidido hacerlo porque, dicen, no se puede dejar el espacio para que las autoridades y sus seguidores hagan lo que quieran, sienten que, aunque amañadas, en las consultas debe quedar el sentir de los pueblos. Así, asisten y dicen su palabra y hacen el esfuerzo porque quede en los documentos. Eso los más avezados, porque muchos de los que asisten no saben el motivo de las reuniones, ellos van porque les dijeron que ahí se iban a recoger las demandas de apoyo. Quién sabe si sean conscientes, pero con esa actitud, quienes realmente se organizan para decir su palabra pueden deslegitimar a quienes buscan la aprobación de sus programas.

Pero asistir y decir lo que se piensa no es suficiente, hay que saber lo que dice. 

Por ejemplo, para que los derechos que eventualmente se llegaran a reconocer en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no parezcan un parche mal puesto, se deberían reconocer derechos sustantivos y junto a ellos establecer las instituciones obligadas a cumplirlos, para que no suceda como hasta ahora, que muchos de los derechos reconocidos no pueden ejercerse porque no existe institución responsable de ejecutarlos. 

En la convocatoria a la consulta existen 16 puntos consultables pero no es necesario disgregar tanto, son tres o cuatro temas los que más interesan: autonomía plena, territorios indígenas y recursos naturales, derechos políticos amplios para que dejen de tener como límite el municipio y propiedad intelectual, entre los centrales, los que no se pueden dejar de lado, y hay que decirlo, los que el gobierno siempre se ha negado a cumplir.

Los pueblos y comunidades indígenas, igual que sus representantes, deben estar conscientes que con los vicios de origen de la convocatoria es probable que sus propuestas no queden bien plasmadas, pero si quedaran todavía falta saber cómo se van a procesar los resultados para la elaboración de la propuesta de reforma y, más importante todavía, quién la va a operar para que se apruebe. 

En lo que va del nuevo gobierno se han presentado alrededor de una docena de iniciativas para reconocer derechos indígenas y ninguna ha sido aprobada; unas ya fueron desechadas, mientras otras se resolvieron negativamente y unas más no han sido dictaminadas, lo que demuestra que los derechos indígenas no son una prioridad para el Poder Legislativo. 

Por eso, para no resultar frustrados, quienes se abstienen y quienes participan no deben olvidar que lo importante sigue estando en la organización para seguir en la lucha por los derechos.




















El EZLN y su proyecto político cumplen 35 años, 10 en la clandestinidad y 25 de haberse levantado en armas contra el gobierno mexicano y contra el neoliberalismo. El primero de enero de 1994 sacudió al mundo el neozapatismo, la primera guerrilla transmoderna, o dicho de otra manera, anticapitalista, anticolonial y patriarcal, la cual planteó un movimiento de transformación basado en la construcción de alternativas desde la retaguardia y no desde la vanguardia, como postulan los movimientos de filiación marxista. El zapatismo armado nació para desaparecer. Los indígenas mexicanos se taparon el rostro para que los vieran. Las y los rebeldes irrumpieron para pelear la guerra contra el olvido

El ¡ya basta! zapatista se repitió el primero de julio, cuando en las urnas, el pueblo mexicano dio la victoria presidencial a Andrés Manuel López Obrador, indiscutible líder del partido Morena. Aunque legítimas las esperanzas que arropa el proyecto de transformación lopezobradorista en muchas personas, hemos de reconocer que en lo profundo, su llegada al poder representa una respuesta al hastío generalizado contra el PRI-PAN-PRD, cuyo proyecto neoliberal y militar dejó al país hundido en un contexto de terror con cifras escalofriantes de muertes y desaparecidos.
Los análisis de Javier Hernández Alpízar (https://goo.gl/kgUBpr) y de Gilberto López y Rivas (https://goo.gl/6ih9fr) son esenciales para entender las grandes distancias que separan al proyecto zapatista y a la Cuarta Transformación. López Obrador apuesta por un proyecto de gobierno, ideológicamente socialdemócrata, en el que la palanca de desarrollo sea la lucha contra la corrupción. Confía en el mercado como mecanismo para generar riqueza y en el Estado como garante de la distribución de los beneficios.
Con base en esta lógica ideológica, Morena recae en constantes contradicciones. Por un lado, planea obtener con su programa de austeridad, los recursos necesarios para impulsar su Cuarta Transformación, sin cuestionar la explotación de los de más abajo y, por otro lado, aunque se declara antineoliberal, ha asegurado que impulsará las zonas económicas especiales, auténticos paraísos del capitalismo salvaje. Además, promoverá megaproyectos extractivistas con base en inversiones nacionales e internacionales. Por ejemplo, recién su gobierno anunció la construcción de una gran planta de Nestlé en Veracruz, en contra de los intereses de los cafetaleros locales (https://goo.gl/M3SKK2). Parece que impondrá el Tren Maya, a pesar de las resistencias de los pueblos indígenas y además está desarrollando la Guardia Nacional que continuará el proceso de militarización en el país y que podrá ser usada en contra de las resistencias a los megaproyectos, como ha señalado el profesor Carlos Fazio (https://goo.gl/ZBqzTw). Por tanto, asumir que la Cuarta Transformación tendrá el mismo calado que la Independencia, la Reforma y la Revolución, tal vez sea albergar demasiadas esperanzas en un proyecto continuista, aunque socialdemócrata.
Las y los zapatistas irrumpieron hace 25 años en un Chiapas en pleno proceso de colonización, donde las niñas y niños se morían y se siguen muriendo de desnutrición y por falta de medicamentos.
Basta recordar que mientras leemos este artículo, mil 237 personas del poblado de Chalchihuitán se encuentran desplazados de sus comunidades por conflictos armados por tierras (https://goo.gl/LCFNky).
Aunque el proyecto zapatista ha ido madurando y afinándose con el tiempo, desde el principio lucha por crear un mundo nuevo, abajo y a la izquierda, y es eso lo que han venido haciendo desde entonces. Se trata de una apuesta firme por la defensa del territorio. Plantea ante todo, un proyecto de democracia radical y de respeto a la madre tierra, un mundo donde quepan muchos mundos.
No se trata sólo de que AMLO, incluyera a Esteban Moctezuma como secretario de Educación, quien realizó labores de contrainsurgencia y persecución a la comandancia zapatista durante el proceso de los acuerdos de San Andrés en 1998. Las diferencias de proyecto son insalvables. El zapatismo forma parte de un proceso mucho más amplio de transformación. Se trata de una apuesta clara de defensa de un modelo alternativo ante la crisis civilizatoria por la que atravesamos. Es un proyecto culturalmente crítico con la modernidad occidental, de corte capitalista, colonial y patriarcal. El EZLN forma parte de los movimientos sociales y políticos del México profundo, como el Congreso Nacional Indígena, que busca poner nuestra matriz mesoamericana en el centro. De ver a Occidente desde nuestras comunidades, de continuar con el proceso de descolonización y de ejercer los principios del mandar obedeciendo.
Con más de 525 años de resistencia, el México de abajo, el México profundo continúa la misma lucha de descolonización. El primero de enero de 1994 inició la verdadera transformación, el cambio de era, de paradigma; lamentablemente, la ceguera de la izquierda institucional es tan profunda que difícilmente se sumará a ella.
Sociólogo especialista en migración













San Cristóbal de Las Casas, Chis., El Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) afirmaron que el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) y su dizque nueva política indigenista no es más que la profundización de la ofensiva contra la vida, con la que quieren debilitar la lucha por la autonomía de los pueblos originarios que con su lucha frenan la devastación que de arriba imponen.
En un comunicado manifestaron: no le creemos al capataz del capitalismo que dice gobernar México y no aceptaremos ninguna falsa consulta como esas con las que quieren legitimar el robo de los territorios indígenas y campesinos, nuestro exterminio y la agudización de la guerra en nuestra contra. Y reiteraron: no aceptaremos nuestra muerte aunque traigan miles o millones de votos que, según ellos, así lo decidieron. Subrayaron que con nosotros caminan los pasos profundos, reales e irrenunciables que los pueblos originarios hemos dado en resonancia con el caminar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y las comunidades indígenas zapatistas.
Advirtieron que junto con la profundización de la guerra capitalista también profundizaremos nuestra resistencia y rebeldía. Las mineras con las que pactaron los megaproyectos en el Istmo de Tehuantepec, el inmoral proyecto del Tren Maya, la devastación y privatización para sembrar plantaciones forestales industriales en la selva Lacandona, y la enajenación territorial al gran capital que son las zonas económicas especiales se toparán de frente con el verdadero poder, el de abajo, ese que no se rinde, que no se vende y no claudica, porque hacerlo es sabernos muertos como pueblos.

Luego de saludar con orgullo el 25 aniversario del levantamiento armado del EZLN, sentenciaron que con la guerra desatada en contra nuestra, nos hemos visto reflejados en el caminar de las comunidades indígenas zapatistas, sabidos de que afuera sólo hay amenazas en nuestra contra y que todo es en nombre de la riqueza para sólo algunos.










El Estado es uno de los mecanismos de poder mejor articulados por la modernidad occidental, misma que inició en 1492 a raíz de la conquista y el saqueo de América, así como al sometimiento de la población negra e indígena. Por tanto, los estados y las naciones que se liberaron del yugo colonial –tanto en el siglo XIX como en el XX– siguieron ejerciendo relaciones jerárquicas de poder entre las diversas poblaciones que los conforman. Los procesos de independencia no concretaron el ejercicio pleno de la ciudadanía entre todos sus habitantes. En México, el proceso de liberación del régimen colonial no garantizó que los indígenas y negros dejaran de ser vistos como alteridades negativas, lo cual justificó su percepción como obstáculos para el proceso de construcción de la nación mexicana.

Desde el siglo pasado, Pablo González Casanova y Guillermo Bonfil Batalla llamaron la atención sobre la persistencia de las relaciones coloniales de poder en México; el primero lo calificó de colonialismo interno y el segundo habló del México imaginario para hacer referencia a la élite que aspira a ser como Occidente, utilizando para ello la fórmula del mestizaje como promesa de blanquedad y al desarrollo como guía para alcanzar la supuesta prosperidad económica.
Al igual que antes, la Cuarta Transformación recurre de nuevo a la centralidad del Estado, a la creación de instituciones que atiendan el tema indígena y al desarrollo mediante la implementación de grandes proyectos de infraestructura que lo único que traerán será despojo, desplazamiento y deterioro ambiental, sin olvidar, claro, las grandes ganancias económicas que los empresarios obtendrán. Con estos elementos de fondo, se decretó el inicio de una nueva etapa en la historia de México. En el calendario de arriba el reloj marca la hora de la Cuarta Transformación. El encantamiento de la nación pretende imponer –una vez más– una periodización permitida de la historia oficial de México.
Si recordamos que el sueño del Estado-nación está por cumplir dos siglos de existencia en estas tierras (1821-2021), creo que podemos abrir las condiciones de posibilidad para aceptar que en un periodo muy corto de tiempo la historia oficial consolidó una narrativa que reduce la larga existencia de los pueblos indígenas. Este tipo de operación no es nada nuevo en la historia del capitalismo, sólo basta recordar cómo intentaron universalizar la existencia de la modernidad –datada hasta ahora en poco más de 500 años– como un fenómeno de totalidad. Si tomamos en cuenta la domesticación del maíz en Mesoamérica hace 5 mil años, el esplendor civilizatorio de los olmecas datado en ocho siglos de existencia (1200 a. C al 400 a. C.) o bien traemos a cuenta los siete siglos del florecimiento de Teotihuacán, podemos concluir que conocer la historia de nuestros pueblos y territorios no sólo es indispensable, ante todo, es un arma poderosa para la guerra capitalista que padece el país, el continente y el mundo. En otras palabras, es necesario descolonizarse, y comenzar a cuestionar la historia es una buena opción.
Por otro lado, todos fuimos testigos del ritual indígena que el gobierno federal desplegó para legitimar el inicio de una nueva burocracia estatal y con ello fortalecer la visión mestiza de la historia. Aquí es pertinente señalar que gran parte del espectro político –ya sea de derecha, izquierda o centro– tiende a pensar que existe una correspondencia necesaria entre el lugar ontológico o social y la posición política o epistémica de los indígenas. En otras palabras, no por ser indígena tienes un chip que te dicte estar en contra del capitalismo, y a la inversa también funciona: no por ser blanco estás a favor del sistema.
Además, el ritual indígena sirvió para evidenciar el fenómeno de la gestión étnica, donde la utilización de la identidad sirve como un instrumento identitario comercial en manos de numerosas personas –empresarios, instituciones financieras, fundaciones, ONG, agencias gubernamentales, el Estado y un sector de indígenas– con fines de transacción de toda clase de recursos económicos; es justamente lo que Fernando Coronil llama la nueva tendencia de conceptualizar el conocimiento tradicional, la naturaleza y la gente como capital, como elementos constitutivos de la riqueza.
Abajo, en las coordenadas de la resistencia, debemos reconocer que en los 526 años que van de la guerra de conquista y exterminio sobre nuestros territorios, la lucha por la liberación de los pueblos sigue presente sobre este suelo que hoy se conoce como México.
El pasado primero de enero el EZLN cumplió 25 años de vida pública. Un cuarto de siglo de existir y consolidar una alternativa civilizatoria que el mundo ha visto levantarse y que al parecer entre muchos mexicanos pasó de noche. Lástima. A su vez, la desinformación, el racimo y las campañas de desprestigio contra el EZ confirman que en la Cuarta Transformación seguirán existiendo sólo los indígenas permitidos, o sea, aquellos sujetos que son funcionales al Estado y que hoy son la nueva burocracia indígena del país.
Ahora, no sólo se requiere pensar más allá de los marcos de la nación y de sus instituciones, ante todo debemos reconocer a quienes se atrevieron a desafiarla mediante una declaración de guerra en 1994 y que ahora en 25 años de existencia han sabido consolidar una nueva forma de habitar en estas tierras mediante la creación de los caracoles, una estructura político-social-comunitaria única en el mundo.

* Zoque de Chapultenango, Chiapas. Historiador y antropólogo. Miembro del Centro de Lengua y Cultura Zoque.











Para el Tren Maya, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) estará obligado a generar proyectos de desarrollo urbano que incluyan a las poblaciones locales y será una oportunidad histórica para elevar el nivel de vida de las comunidades.
La inclusión es el factor más importante de la política turística, porque ya no puede haber desarrollos si no se concibe a toda la población, es decir, no se cometerán los errores que ahora aquejan a las poblaciones de Acapulco, Guerrero, y Cancún, Quintana Roo, manifestó el director general del Fonatur, Rogelio Jiménez Pons, en entrevista.
Señaló que el proyecto líder se está elaborando y el Tren Maya, desde el punto de vista turístico, será rentable, porque la zona del sureste de México está bien posicionada a escala mundial, por lo que no nos puede ir mal. Desde la perspectiva del comercio, apuntó, se buscará que transporte al sureste mexicano al menos 30 por ciento de mercancías y la totalidad de los combustibles automotrices y para aviación.
En relación con el rechazo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a la obra, dijo que no está de acuerdo con no hacer nada. El gobierno mexicano debe actuar, porque tenemos que elevar el nivel de vida de la gente. Tenemos oportunidades históricas que no se pueden perder, y la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador es una de ellas.
–¿Qué pasará con la oposición del EZLN al Tren Maya?
–A las comunidades hay que informarles. El primer contacto con el zapatismo, me enteré, es (la que iba a ser candidata presidencial, María de Jesús Patricio) Marichuy, quien está presente en el sur de Quintana Roo. (El EZLN) está en su derecho (de oponerse). No queremos que nadie nos entregue una carta blanca, tenemos que ser convincentes en los hechos y yo no temo en lo más mínimo a una discusión con los zapatistas.
El modelo de participación debe ser activo por las comunidades. Hay zonas muy jodidas históricamente. Tenemos que reivindicarlas, y la discusión es cuál es el método más práctico para incorporar a la gente.
–¿Confía en que habrá éxito para convencer al EZLN?
–Es distinto hablar de las zonas tradicionales zapatistas de otras regiones. Desgraciadamente, el zapatismo no ha consolidado un movimiento que se refleje en un mejor nivel de vida. Me refiero a Montes Azules, que está en zona zapatista y en los pasados 20 años ha perdido más de 200 mil hectáreas de reserva de la biosfera. Por razones históricas el zapatismo tiene mucho de qué quejarse, pero creo que estamos dando una oportunidad de reivindicación a estos grupos con el hecho de que el Presidente tomó posesión con un acto ceremonial con pueblos indígenas y que se haya iniciado el Tren Maya con una ceremonia en Palenque.
“Estos actos no omiten hacer forzosamente el proceso de consulta. Simplemente, hacemos lo que estamos obligados. Tenemos que recordar que son pueblos originarios y son la riqueza. Si se quita la parte indígena del país queda un híbrido jodido, seudoeuropeizado. Lo que da sustancia a todo esto es la sustancia indígena y porqué no la valoramos correctamente, no en el discurso, sino en los hechos, en la cotidianidad. Lo que hagamos va a afectar, pero necesitamos tener una resultante con mejores condiciones para ellos para que su participación sea más activa.
Con el zapatismo estamos en los mejores términos, en qué quiere que hagamos. Sin embargo, en no hacer nada no estoy de acuerdo. Tenemos que actuar para elevar el nivel de vida. Hay oportunidades históricas que no se pueden perder, y este gobierno es una para muchos grupos. Para reivindicar posiciones. Entonces, hagámoslo. Que tan bien o mal lo hagamos, dependerá de la participación de todos.
El director general otorgó la entrevista a La Jornada en la sede del Fonatur. En una sala de juntas, las paredes están tapizadas de planos arquitectónicos, mapas, calendarios y fotografías sobre lo que será uno de los mayores proyectos de infraestructura de López Obrador, al cual se canalizarán más de 6 mil millones de pesos este año.
Entre todo ese material destaca el diseño de una estación ferroviaria del Tren Maya. El proyecto está inspirado, dice Jiménez Pons, en la máscara mortuoria del rey Pakal, gobernante de la región que hoy es conocida como Palenque, en Chiapas. Es un modelo similar, señaló, al de las plazas europeas: la estación ferroviaria será construida con materiales de la zona, y en sus alrededores se ubicaría un palacio municipal para generar masa crítica y un barrio comercial en el que se ofrezcan productos propios de la región.
El objetivo del Fonatur es que haya un proyecto de desarrollo integral, sobre todo de ordenamiento territorial, expresó.
“El Fonatur no va a comprar ni a vender terrenos. Vamos a hacer un fideicomiso de infraestructura (Fibra), que será más transparente y democrático en términos de capital. Mediante éste, los poseedores de una propiedad entrarán al fideicomiso.
Es una aportación de capital. Te asocias. Con la asociación a Fibra se ingresa al proyecto, que podría tener más plusvalía que la venta de terrenos al Fonatur.
Jiménez Pons puso énfasis en el ordenamiento territorial, que a escala mundial se entiende por organizar el uso, aprovechamiento y ocupación de un territorio sobre la base de potencialidades y limitaciones.
“Lo sustancial es que se va a genera el ordenamiento territorial. Estamos obligados a crear proyectos de desarrollo urbano con el tema turístico y económico que sean incluyentes. Este es el factor más importante de la política turística de López Obrador, porque ya no puede haber desarrollo si no se concibe a toda la población. Lo que pasó en Acapulco no se puede repetir, y lo que ocurre en Cancún es terrible.
Cancún no tiene una situación social agradable. Tanto Playa del Carmen como Tulum son oportunidades que se están perdiendo. Hay que corregir el modelo, incluir a todos.
En otra pared de la sala de juntas está el calendario fijado para poner en marcha las licitaciones y la construcción del Tren Maya.
Preparamos los concursos para 2019, que serán más o menos en abril. Hasta ahora ya concursamos los grandes paquetes de la obra. Son siete, con un valor de mil millones de dólares cada uno, que representan los siete tramos en que consistirá el Tren Maya, que se calcula tendrá una longitud de unos mil 500 kilómetros.
Jiménez Pons indicó que algunos tramos no requieren estudios de impacto ambiental, porque son lugares impactados. Ahí sigue pasando el tren.
En otros sensibles, dijo, se está en espera del proyecto, porque para ver el impacto debo saber si se prevé un puente o un túnel.
Apuntó que en 2019 se tendrá el proceso completo de estudios, proyectos y encuesta con comunidades. En los primeros meses de 2020 se empezarán los tramos que ya operan los trenes de carga.
Hay algo avanzado. No se está empezando ahora, pues llevamos casi dos años de trabajo preliminar. Obvio, sin recursos. Ya se mandó a hacer el proyecto líder, agregó.
Consideró que será rentable el Tren Maya, porque hay flujos turísticos y la zona sur-sureste del país es importante.

El funcionario explicó que el Tren Maya puede ampliar la reserva de la biosfera de Calakmul, en cuya zona arqueológica se proyecta la construcción de un tren de hidrógeno, que formará parte de un plan adicional. Se ubicaría a la entrada de la zona arqueológica.













...Ahí mismo, López Obrador continuó con la tanda de extraños agradecimientos a Donald Trump por estar abierto a tratar con respeto los asuntos comerciales, migratorios y de seguridad, mediante el diálogo permanente y cooperación para el desarrollo. También mencionó que ya se inició la aplicación de estrategias enfocadas en el sureste y de cooperación con los países centroamericanos, como el Tren Maya, la modernización del sector energético y el proyecto del Istmo de Tehuantepec para acercar países de Asia con la costa este de EU (citas tomadas de https://bit.ly/2P8j8Lz).
Al siguiente día de esa reunión, López Obrador reveló que el secretario de Comercio Ross le transmitió en Mérida un mensaje del presidente Donald Trump de que están dispuestos a invertir y ayudar a construir el Tren Maya y otras obras de infraestructura en el sureste (nota de Alonso Urrutia en La Jornadahttps://bit.ly/2ItnRpA). Dado que se usaron vías oficiales, ha de entenderse que la disposición a invertir y ayudar es del gobierno de EU y no sólo del empresario Trump.
Un mensaje de ese calado es una insolencia. La historia de México muestra los graves riesgos de intervencionismo armado que en nuestra contra han practicado potencias extranjeras (actualmente los cañones se llaman computadoras y mercados). Así que ahora Trump, el gobierno de Estados Unidos y BlakRock pretenden invertir y apoyar no sólo en el Tren Maya, que podría terminar como Tren de Troya, sino en otras obras de infraestructura en el sureste.
No olvidemos que en el paquete está el corredor transístmico que partiría al país en dos (la balcanización de México), toda la región convertida en el auténtico muro migratorio prometido electoralmente por Trump. Permitir que haya inversión y ayuda estadunidense en estos proyectos significaría abrir las puertas a eventuales discordias, litigios e intervenciones. Así lo muestra y confirma la historia. Muy preocupante que Trump se atreva a enviar ese mensaje y que AMLO lo haya dado a conocer suavemente, con un exploratorio desparpajo pragmático.










Minatitlán, Ver., Sin entrar en detalles, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que hace como 15 días se realizó la consulta a las comunidades indígenas por donde pasará el tren transístmico y avalaron el proyecto.
Ni modo, dijo, es una noticia mala para los conservadores. Perdieron, porque la gente quiere que haya trabajo y bienestar, señaló en conferencia de prensa en la refinería de Minatitlán, poco antes de realizar un recorrido de supervisión de los trabajos del tren en el municipio de Matías Romero, Oaxaca.
Desde las instalaciones de la refinería Lázaro Cárdenas –acompañado por el gobernador, Cui-tláhuac García; la secretaria de Energía, Rocío Nahle, y el director general de Petróleos Mexicanos, Octavio Romero Oropeza, López Obrador afirmó que con la consulta “se está avanzando mucho en la integración, porque va a llevarse a cabo un proyecto de participación mixto, del gobierno, de la iniciativa privada y también del sector social.
Van a participar los dueños de la tierra en donde se van a establecer las plantas, donde van a crearse los centros de producción, pueden ser ejidos o pequeñas propiedades, y los dueños de las tierras van a pasar a formar parte de la sociedad que se va a constituir. Ese es un referente y una buena noticia.
Prometió que hoy dará los resultados de la consulta, y recomendó a sus adversarios no enojarse mucho porque ya se llevó a cabo el ejercicio. Se les fue. Ni modo, Margarito, ironizó.
Se hizo trabajo abajo en los pueblos, y mientras la gente opta por que haya trabajo y bienestar, los conservadores lo que quieren es seguir robando, eso es lo que les importa y por eso quieren que nos vaya mal, nada más que se van a quedar con las ganas, remató.












Abasolo, Guanajuato. Los pueblos indígenas resisten una guerra en su contra; otra más en 5 centurias. O la misma desde entonces. Pero lo que está claro para el concejal nahua Carlos González es que esta vez es definitiva. Las naciones, tribus y pueblos originarios darán la batalla por seguir existiendo. Para muchos de ellos, de no ganar, no habrá mañana. Su cultura y su historia quedarán sepultadas para siempre.

Carlos González luce un bigote espeso, abultado, y cabello cortado a casquete corto. Explica que la desaparición de los pueblos indígenas implicaría también el fin de México como nación: el fundamento cultural, social e, incluso, constitucional del país son los pueblos originarios

Y va más allá. La lucha de los pueblos indígenas es también la lucha por lo que nombran Madre Tierra –de la que se consideran parte– y que la cultura hegemónica denomina, distante, “naturaleza” o “medio ambiente”. Si caen los pueblos indígenas del mundo, el planeta colapsará en el corto plazo.

Abogado especialista en derecho agrario, Carlos González es de discurso convincente, claro, argumentativo. Hombre de libros y documentos, trae a la memoria datos, conceptos, periodos históricos. Nunca dejó de ser indígena. También es hombre de milpa y monte, es decir, de coa, azadón y machete. Hoy, junto a María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), y otros concejales, recorre la geografía indígena mexicana: de la costa, a la sierra; de la montaña al valle; del desierto a la selva; del campo a la ciudad. Escucha, propone, dialoga… organiza.

Recuerda detalles de cada conflicto de los cientos que se desarrollan en los pueblos indígenas en México: las comunidades involucradas, la cultura, el tipo de despojo, el megaproyecto, la empresa capitalista señalada, las características de la lucha legal –si la hay– y las condiciones de la lucha política.




—De toda la geografía de conflictos en México, cuáles son los de más urgente atención –se le pregunta.

—En este momento es fundamental que la sociedad mexicana esté atenta a dos cuestiones que son de suma importancia. 

Una, la pervivencia de los pueblos indígenas ante proyectos que pretende impulsar el nuevo gobierno, como son el Corredor Transístmico [de la costa de Oaxaca a la de Veracruz]; el Tren Maya [por los cinco estados de la Península de Yucatán: Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas]; las Zonas Económicas Especiales [que a las entidades mencionadas se agregan Guerreo y Michoacán], que dicen que ya no van a continuar, pero sí van a continuar bajo otro formato; 

el Proyecto Integral Morelos [que afecta además de este estado a Tlaxcala y Puebla], y una multitud proyectos en materia de minería de explotación de hidrocarburos, de gas, de construcción de infraestructura vial e inmobiliaria. Y por otro lado, el impacto que estos proyectos van a tener sobre la naturaleza, sobre el medio ambiente. Son dos puntos, dos temas que deben estar en la agenda, en la prioridad, de la sociedad mexicana.

—El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha determinado que todos esos proyectos se harán. No hay lugar para negociación o el diálogo. Y esgrime sus 30 millones de votos. ¿Qué capacidad de respuesta tienen los pueblos indígenas? –se le cuestiona.

Piensa la respuesta. No alardea ni hace propaganda. Analiza. Más que responder al reportero, se responde a sí mismo.

—En términos cuantitativos, de cantidades, puede que no sea significativa la resistencia [frente a los 30 millones de supuestos seguidores de López Obrador], pero en términos de quiénes resisten, de cómo han resistido y cómo van a seguir resistiendo, creo que es de tomarse en cuenta esta resistencia. Los pueblos indígenas han resistido y han pervivido durante siglos.

Reconoce que aunque el Congreso Nacional Indígena creció durante los 2 años más recientes, el lopezobradorismo sí generó división entre varias tribus, pueblos y naciones e, incluso, en las entrañas de algunas comunidades. Por ello, la resistencia ha iniciado desde el interior de los barrios, ejidos, encargaturas, tenencias.

“Ciertamente en la actualidad muchos de los integrantes de estos pueblos, por dinero, no por otra cosa, hay que decirlo como es, por un ‘progreso’, así entre comillas, mal entendido, han aceptado los proyectos [del lopezobradorismo]. 

Pero en los pueblos, en las comunidades, existen núcleos, existen personas, existen estructuras organizativas y existen referentes para la resistencia.”

Pero a qué resisten las comunidades indígenas. Cuál es su lucha.

Se está resistiendo a la ocupación, el despojo de los territorios indígenas, la destrucción de las culturas, de las lenguas, de las formas de gobierno [que llegan] a través de estos grandes proyectos. Y a la destrucción de la naturaleza. Eso lo quiero dejar bien claro, porque hay quienes nos acusan de ser “conservadores”, que nos oponemos al actual gobierno. No. 

No es una cuestión de que nos vayamos a la vieja dicotomía del siglo XIX de conservadores y liberales. Es una cuestión diferente. 

Es una cuestión que tiene que ver con la subsistencia, la existencia y la pervivencia al futuro de los pueblos originarios; y, por lo tanto, de la nación mexicana, que tiene su sustento y su fundamento en estos pueblos. Y repito que es fundamental de la Tierra. La Tierra está siendo destruida de manera inmisericorde por todas estas políticas de supuesto progreso, de supuesto desarrollo. Y estamos erosionando, estamos acabando con las condiciones de la vida humana en el país y en el planeta entero. Entonces, son cuestiones primordiales las que estamos planeando. 

No son cuestiones que tengan que ver con la política de ideologías gastadas, decimonónicas o con las trifulcas y pleitos de la actual clase política y sus partidos. Es algo que trasciende toda esta situación, que va mucho más allá y que tiene que ver con la pervivencia de los pueblos originarios que han vivido milenariamente, con la pervivencia de la nación mexicana y de la vida misma.


—Por qué los pueblos indígenas se encuentran hoy en una situación que amenaza ahora su supervivencia, si antes han resistido. Supervivieron a la Conquista, por ejemplo –se le inquiere.

—Porque ha sido paulatina. Nosotros hablamos de que, por lo menos desde el siglo XVI, desde la llegada de los europeos a lo que ahora es México, ha habido una guerra de invasión, de ocupación y de conquista. Nosotros decimos que esa guerra no se ha detenido, que esa guerra es permanente. Y [quienes hacen esta guerra] han ido destruyendo de manera determinante a los pueblos indígenas. En el siglo XIX se hablaba de cerca de 200 lenguas originarias en lo que ahora es México; actualmente son menos de 70. 

En el siglo XIX se decía que el 80 por ciento de la población del país hablaba una lengua distinta al español y era una lengua originaria. Actualmente esta población no llega ni al 10 por ciento, seguramente. Ha habido una política sistemática y perfectamente planificada para destruir y para exterminar a los pueblos indígenas. Y ha progresado esta política. Y a pesar de ella, han pervivido los pueblos; pero ha sido altamente destructiva esta guerra que se ha llevado.

En efecto, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali) cuantifica 11 familias lingüísticas con 68 lenguas (y un número indeterminado de variaciones de esas lenguas). Y según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), esos idiomas son hablados por menos de 7 millones 400 mil personas.

—Cómo va a ser la resistencia: en las calles, en los tribunales. Qué tipo de resistencia será.

—La resistencia es múltiple. La resistencia se da primeramente en las comunidades y en las regiones, a partir de las formas de lucha, resistencia, de organización que cada comunidad tiene. Por otro lado, hay articulación política nacional, a través de Congreso Nacional Indígena, del Concejo Indígena de Gobierno y de otras múltiples expresiones indígenas y no indígenas que existen en el país.

Aclara que “el Congreso Nacional Indígena no es la única expresión de resistencia. Hay múltiples expresiones a nivel nacional. Y estas formas de lucha políticas que se basan en la movilización, en la organización comunitaria, en muchas partes están sustentadas también en recursos legales, jurídicos. 

Hay expresiones del movimiento indígena que ya no acuden a los recursos legales, que están totalmente ajenas al Estado mexicano, particularmente me quiero referir a las autonomías zapatistas. 

Pero hay muchas otras autonomías y formas de organización indígena que sí apelan a los recursos legales, a la legitimidad dentro del Estado nacional. Y todas esas formas de resistencia se suman, se agregan. No pensamos en una forma de resistencia única o una visión exclusiva”.


—Desde el punto de vista de la legalidad, ¿hay posibilidades aún de defensa de las comunidades indígenas en los juzgados y tribunales?

—Sí se puede dar siempre y cuando exista organización colectiva, organización comunitaria. ¿Por qué? Primeramente, porque la Constitución y las leyes secundarias han sufrido transformaciones terribles que tienden en primer lugar a la privatización de la tierra, de los recursos naturales, tanto de las comunidades como de la nación; y en segundo lugar, porque contamos con órganos judiciales, con un Poder Judicial federal y poderes judiciales en los estados, profundamente corrompidos. Está reconocido a nivel internacional que, en lo que tiene que ver con la administración de justicia, 
México es uno de los países más corruptos y donde los jueces y los tribunales son contumaces con los grandes intereses empresariales. 

Entonces, tanto la estructura constitucional y legal como la corrupción endémica y profunda del Poder Judicial reducen la posibilidad de estos recursos legales.

“Pero creemos, y te lo digo porque soy abogado y llevo muchos años defendiendo a comunidades indígenas, cuando existe organización colectiva, cuando existe resistencia comunitaria, los recursos legales pueden ser complementarios a la lucha de las comunidades. En estos momentos se torna un poco más difícil porque las reformas estructurales, a las cuales al parecer no se les pretende dar reversa, en materia de hidrocarburos, en materia de energía eléctrica los regímenes de concesiones en materia de minería, de agua y de bienes nacionales, a lo que tienden es a privatizar, a poner en manos de quienes tienen el poder económico, tanto los recursos de las comunidades como de la nación.

—Desde la Otra Campaña, una iniciativa del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Congreso Nacional Indígena lanzada en 2006 para organizar una resistencia anticapitalista, se señalaba que México se encaminaba al caos y a su desintegración. ¿Estamos realmente en esa situación?

—Estamos. El caos ya se vive desde hace varios años. No es novedoso. No es algo actual. Eso hay que decirlo. Como lo señala el propio Andrés Manuel López Obrador, todo lo que está pasando no es algo que él haya ocasionado, generado. Fue ocasionado desde hace años por virtud de todas estas políticas y todos estos proyectos que han venido construyéndose desde arriba, desde el poder. Por eso nos preocupa que siga esta lógica; que en este nuevo gobierno lo que sigue imperando es la decisión de imponer a los pueblos proyectos y políticas.

Carlos González critica las supuestas consultas con las que López Obrador pretende imponer los proyectos ya pactados con el gran capital. Pero no sólo critica a ese tipo de consultas, sino incluso aquellas que pudieren realizarse bajo las directrices del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que garantizan una consulta libre, informada y previa a las comunidades. 

De lo que se trata, explica, es una nueva relación del Estado mexicano con los pueblos indígenas para que ellos decidan lo que quieren hacer con sus territorios y sus comunidades.




“Nosotros decimos que el derecho a la consulta es una pifia, es una gran mentira. No se les tendría que consultar a los pueblos indígenas sobre proyectos que se les quieren imponer. Lo que tendría que hacerse es construir una nueva relación donde los pueblos decidan cuáles son sus prioridades de desarrollo y qué proyectos deben desarrollarse en sus territorios. Llegar a los pueblos con la pretensión de imponerles proyectos desde arriba o desde afuera, legitimándolos con una consulta, sigue siendo lo mismo: en el fondo sigue existiendo la misma relación.

“Por eso desde hace meses en el Congreso Nacional Indígena se viene discutiendo lo que se conoce como el derecho a la consulta. Y decimos que aún así la consulta indígena se lleve de acuerdo con las estipulaciones que marcan los convenios internacionales, en particular el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, siguen siendo imposiciones, siguen formando parte de una estructura jurídica, internacional y nacional, colonial.

—Tenemos decisiones ya tomadas por el gobierno federal para hacer varios megraproyectos. Y por otro lado tenemos la decisión de varias comunidades para no permitir lo que consideran un despojo, una usurpación y una guerra. En este choque de trenes, ¿esperan desafortunadamente un baño de sangre? ¿Hay que preparase para algo?

—No. Nosotros lo hemos dicho sistemáticamente. No hemos optado por la vía de la guerra. La vía de la guerra sí significaría un baño de sangre. Desde arriba sí hay una guerra. Pero los pueblos originarios, y lo han acreditado de múltiples formas, procuran evitar la vía de la violencia, la vía de la guerra. Pienso yo, los pueblos originarios van a insistir en esa resistencia pacífica, civil organizada.

—¿Pero sí ya hay violencia de arriba hacia abajo?

—Esa sí es permanente. La violencia de arriba hacia abajo ha sido permanente. No tiene que ver con un gobierno que se llame de izquierda, con uno que se llame de derecha, con una primera, segunda, tercera o cuarta transformación. Todas las transformaciones que ha habido en este país han implicado la violencia hacia los pueblos originarios y eso hasta el día de hoy no se ha detenido.

—Pero habrá una agudización de la violencia…

—En la medida en que se agudice el despojo, en que haya mayor presión sobre los territorios indígenas, en la medida en que la economía capitalista depende cada vez más de las guerras, de los cárteles delincuenciales, de los cárteles de las drogas, del tráfico de armas, pues evidentemente la violencia se recrudece no sólo contra los pueblos originarios, sino contra la humanidad entera y en todos los espacios de este planeta.

—Cuál es la aportación de la lucha indígena a la lucha anticapitalista –se le cuestiona.

Carlos González no es condescendiente. Hace una autocrítica a las propias comunidades y procura ofrecer un análisis honesto. Se aleja de la propaganda y del autoelogio.

“Los pueblos indígenas están inmersos en la economía capitalista, en el capitalismo. No hay que idealizarlos. Están inmersos en todo este mar de contradicciones propias del capitalismo. 

Sin embargo, en el horizonte, en la perspectiva histórica y en el sueño colectivo de los pueblos indígenas, todavía tiene un peso sustantivo la organización comunitaria, la organización colectiva de las comunidades y su relación de mucho respeto con la Madre Tierra, con la naturaleza. Creo que esos dos elementos son fundamentales y juegan en contra del capitalismo.”


Zósimo Camacho










El megaproyecto denominado Tren Maya prevé la construcción de mil 500 km de línea férrea a través de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, y la operación de un tren alimentado a biodisel para transporte de carga y pasajeros. El proyecto contempla el reordenamiento territorial y social de la península con el objetivo de con-solidar la Región Maya a partir del impulso a la industria energética, la agroindustria y el desarrollo tecnológico, principalmente en función de la industria turística. Asimismo, prevé la creación de numerosos centros de población y la ampliación de aquellos ya existentes, sin un claro plan urbanístico.

El aspecto más promocionado de este proyecto, y por el cual muchos empresarios locales y corporaciones trasnacionales manifestaron su apuro de subirse a él, es que será un detonante para el desarrollo turístico de zonas hoy marginales en la industria que tiene la costa caraíbica como fulcro. Esta apuesta conlleva distintos riesgos.

La exigua información aún disponible en la página www.tren-maya.mx muestra que cada parada prevé una zona de desarrollo ubicada entre la estación y el núcleo urbano. De tal manera se planea la emergencia de nuevos centros de población o el desarrollo de zonas conurbadas como efecto de la presencia del tren. El impulso a la urbanización y al consumo de suelo representa un elevado riesgo, pues la recurrente carencia en la planeación urbanística da pie a la generación de asentamientos urbanos espontáneos que se convierten en cinturones de marginación y precariedad social, más que en zonas de desarrollo.
Este reordenamiento territorial alrededor de enclaves turísticos ya es conocido en la península y en los otros destinos de esparcimiento construidos como planes de gobiernos a partir de los años 60. Es emblemático el caso de Cancún, impulsado desde el gobierno federal como centro integralmente planeado. Observando la situación de la ciudad y su entorno 40 años después, es inevitable preguntarse qué era lo que estaba planeado. La urbe en constante crecimiento es un sistema que gira alrededor de la exclusión e incluso de la segregación, esto es, lo opuesto a la integración y la supuesta derrama de desarrollo que el bienestar de los exitosos empresarios provocaría en el conjunto de la población. Estados que incluyen importantes destinos turísticos como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Veracruz, aún no se benefician de la ansiada derrama: la pobreza estructural alcanza entre 60 y 70 por ciento de sus habitantes, cuyos sueldos son insuficientes para adquirir la canasta básica alimentaria, según cifras de 2017 del Coneval.
Aunque lo niegue, con el empecinado impulso a megaproyectos como el Tren Maya o el Corredor Transístmico, la 4T refrenda su lealtad al dogma neoliberal según el cual el enriquecimiento de unos cuantos beneficiaría también a los demás, aunque sea por goteo ocasional de la mencionada derrama. Treinta años de neoliberalismo en México enseñan que desarrollo y progreso, misiones del Tren Maya, no surgen por generación espontánea del libre mercado. Lo que éste genera es desigualdad, por la cual México sí es campeón.
En los destinos turísticos de clase mundial, el aumento de la violencia y la criminalidad, el flujo poblacional y migratorio de campesinos e indígenas empleados en trabajos no calificados ni calificantes, precarios y sin ninguna garantía, muestra el desarrollo de un sistema basado en explotación laboral y discriminación étnica y cultural. Es una constante en el país, el drama de comuneros y ejidatarios, campesinos y pescadores, que fueron expropiados o vendieron sus tierras a las promesas de desarrollo y fuentes de empleo, y en cambio obtuvieron posibilidad de trabajar como albañiles, lavaloza y veladores en hoteles y mansiones veraniegas.
El reordenamiento social que implica el desarrollo de la industria turística es especialmente peligroso porque impulsa el tránsito de actividades primarias, como agricultura y pesca, hacia el ofrecimiento de servicios (si hay capital) o mano de obra no calificada (si no lo hay). Luis Hernández Palacios, titular de la Procuraduría Agraria, explica bien el alcance del desarrollo por goteo: “… para que la gente pueda participar en la comercialización de sus productos en las estaciones del tren o sean considerados para la venta de sus servicios”.
La urbanización y la terciarización de la economía local implican el decrecimiento de actividades productivas agrícolas y tradicionales, y su pérdida de sentido para la población más joven. La denigración del trabajo campesino, efecto producido por las promesas de prosperidad ofrecidas por la urbanización o el empleo en los servicios turísticos, son un proceso que redunda en la pérdida de conocimientos y saberes tradicionales, arraigados y, finalmente, en el despojo cultural y epistémico que es evidente en el medio rural actual.
Las organizaciones indígenas y campesinas de Yucatán y Quintana Roo nos recuerdan que, más allá de los destinos turísticos y comerciales, la península es una región con vocación principalmente agrícola –lo que el actual gobierno interpreta como atraso y subdesarrollo. Hay valiosos procesos organizativos con años de trayectoria y una profunda conciencia de los agricultores que hacen milpa (sistema multicultivo) sobre el cuidado de las semillas criollas, y de los apicultores sobre la producción orgánica, en notable incremento. Las organizaciones del campo entienden desarrollo y progreso como la dignificación del trabajo campesino y el fortalecimiento de su modo de vida que les permita vivir bien en su pueblo y en su tierra, decidiendo en autonomía sobre su futuro. Nada que ver con el desarrollo por goteo de la narrativa institucional: son planes que corren, ahora sí, en dos rieles paralelos.

Investigadora del DEAS-INAH











Un retorno fugaz a los Altos y la selva Lacandona, al tamaño y hondura de sus cielos y cañadas. Un tlacuache gris plomo esta mañana al salir de la cabaña. Su mirada fija, poco expresiva. Su calma. Su paso elástico y asimétrico. Su atenta perfección. Los numerosos cantos y chirridos del amanecer como si dialogaran, al fin de una noche tan estrellada que casi se oían las constelaciones y el gajo en creciente de la luna fresca, quizás húmeda. En la floración del verde que te quiero verde y no cuentos, quién hubiera dicho, me acordé de cosas que no se me olvidan.

En el otoño de 1993 la casualidad, si acaso existe, me llevó de San Cristóbal de Las Casas a la cañada tojolabal de Las Margaritas, hasta una comunidad, semirremota entonces, llamada Cruz del Rosario. Que a visitar unos cafetales. No yo, mis acompañantes. Yo iba de gorra. Y allá vamos en un camioncito de redilas cañada adentro. Un poblador nos contaría sus cacerías de quetzales en la montaña, de a cuánto los vendía, sobre todo vivos. Con la misma falta de pudor narraba el tránsito de guerrilleros, que venían de por el Tepeyac y se les conocían dos mandos, uno alto, un poco güero, otro chaparrito, indígena pero no de por aquí. No recuerdo que los aprobara ni desaprobara.
Prevalecía un peculiar nerviosismo en todas partes. En San Cristóbal y Ocosingo los comerciantes caxlanes sufrían visiones apocalípticas. Días atrás, en Jovel, durante el 20 aniversario de la Asociación Rural de Interés Colectivo-ARIC (desairada por el gobierno salinista al cual se había entregado su dirigencia), la poderosa organización de productores, aún indivisa pero ya mermada, pasaba escalofríos. Nos están quitando a nuestros muchachos, se lamentaban dirigentes y asesores caxlanes con paternalismo galopante y cálculos políticos desfondados.
Abundaban los signos de algo grave. Cada vez más radicalmente indígena en su orientación; la diócesis encabezada por Samuel Ruiz García vivía asediada, los coletos auténticos, los ganaderos de la región y el gobierno le traían ganas al obispo, a sus párrocos y catequistas, a las comunidades liberadas, al novel Centro de Derechos Humanos que hoy apodamos Frayba . En las organizaciones y uniones históricas (Confederación Nacional Campesina, ARIC, Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos) la conmoción interna era evidente. Los católicos tradicionales de San Juan Chamula apenas habían depuesto las armas criminales contra las sectas protestantes, echando más de 30 mil chamulas al éxodo definitivo en San Cristóbal y la frontera. En tanto, la telaraña del secreto crecía en los barrios, las cañadas, las escuelas y los conventos.
Luego del casi autocrático dominio del gobernador Patrocinio González Garrido hasta pocos meses atrás, cuando su primo político el presidente Salinas de Gortari le acortó la rienda trayéndolo a Gobernación, Chiapas parecía estar sin gobierno o tenerlo en otra parte (síndrome recurrente en la entidad).
Sin embargo, nada permitió prever el tamaño del impacto que tres meses después tendría la irrupción del que resultó ser Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Inmediato, profundo, mundial, sorprendió a los insurrectos, a la Iglesia católica, al gobierno. Extasió a los medios. Las semanas posteriores al primero de enero de 1994 revelaron un movimiento amplísimo, organizado y disciplinado, cargado de sentido, de ideas y experimentos, de gravedad política y humor inéditos. Su base, su todo, residía en la fuerza telúrica de miles de indígenas encapuchados, armados, en rebeldía. Porque sus pueblos eran libres, le declararon la guerra al gobierno de México.
Entre los muchos efectos imprevistos de la rebelión –que movilizó multitudes en todo el país, generó redes de solidaridad de nuevo tipo y propició la creación de géneros musicales y artes propagandísticas mientras Europa y las Américas volteaban a ver con asombro–, quizás el impacto de mayor calado, pero no inmediato, ocurrió en los propios pueblos originarios. Comunidades e individuos de todo México y hasta Estados Unidos aprendieron que sin miedo se podía. Abrazaron sus lenguas. Las mujeres se supieron aludidas como nunca antes. Los jóvenes vislumbraron otra modernidad posible: un mundo donde cupieran muchos mundos.
Las montañas y la selva Lacandona se abrían a una experiencia de gobierno y lucha en venturosa evolución. Los rebeldes se legitimaron en sus acciones y su lenguaje. Con la palabra de su lado, los pueblos indígenas llevaron la mano por primera vez en la historia de México.











Un grupo de integrantes del Centro de Investigación Científica de Yucatán y de la Universidad Autónoma de Yucatán –Casandra Reyes García, Celene Espadas Manrique, Alejandra García Quintanilla y Manuela Tamayo Chim– explican los motivos de preocupación de los biólogos (y no sólo de ellos) por los efectos que podría tener el Tren Maya.

Ante la descalificación que hace el director de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons, tildando de conservacionistas a quienes se oponen, y expresando que primero va la gente y que en el país no ganamos nada con tener jaguares gordos y niños famélicos, ellas hacen un recuento de argumentos.
Desde su punto de vista el llamado Tren Maya puede provocar un colapso ecológico en la Península de Yucatán. Definen colapso ecológico como la situación en la cual el ecosistema sufre una serie de cambios irreversibles que afectan a gran parte de su organismos y resulta en una extinción masiva. Este colapso no afecta solamente a la flora y a la fauna, sino que repercute directamente sobre todos los seres vivos, incluyendo los humanos, que nos beneficiamos de los servicios que la selva nos brinda.
Algunos de estos servicios son que los bosques o selvas favorecen la formación de nubes por el vapor de la transpiración y promueven la lluvia, y que las raíces de los árboles favorecen la infiltración del agua al manto freático. Además la fauna de las selvas contribuye al control natural de plagas, así como a servicios de polinización. La polinización permite la producción de frutos. Los jaguares y pumas “controlan la proliferación de herbívoros ayudando a la regeneración de las plantas en los bosques. La selva además da madera, leña, frutos, plantas medicinales, colorantes, especias, animales para la caza, y brinda servicios culturales, la naturaleza es parte intrínseca del ser de los pueblos originarios, son un importante valor intangible. Estos pueblos han mantenido por milenios una relación armoniosa con la naturaleza.
En este contexto señalan que “las estaciones Tulum-Carrillo Puerto-Bacalar y Bacalar-Calkmul-Escárcega, atraviesan porciones de la Península de Yucatán que aún albergan zonas de vegetación conservada, donde se encuentran dos de las áreas naturales protegidas más importantes de México:
la Reserva de la Biósfera de Calakmul, que por su extensión de selva continua constituye la segunda reserva más importante de América tropical, sólo después de la Amazonia y la reserva de la Biosfera de Sian Ka´an, que alberga un sinnúmeros de ríos subterráneos de agua dulce que interconectan con cenotes y petenes, y que ha sido declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En la Reserva de Calakmul se encuentra una zona arqueológica que ha sido denominada Patrimonio Mundial Mixto por la Unesco y que se pretende potenciar como atractivo turístico. Este lugar está hoy poco comunicado y recibe 40 mil turistas al año. Al conectarse con el tren se espera que de los casi 17 millones de turistas que llegan a Cancún, tres millones lleguen a visitar Calakmul.
Un adelanto de lo que esto significa, puede verse en la Riviera Maya. Si bien se dijo –escriben las investigadoras– que se iba a mantener un desarrollo responsable con el medio ambiente y de bajo impacto, y que traería consigo bienestar, lo que ha ocurrido es que la población local fue reubicada y que la biodiversidad ha sido fuertemente impactada. Ha habido ecocidios tanto en el mar como en la tierra, donde el coral, las selvas y los manglares han muerto.
La ONU ha advertido que frente a los problemas ambientales es necesario adoptar medidas urgentes a una escala sin precedentes para detener y revertir esta situación y proteger así la salud humana y ambiental. Ellas comentan: Si el proyecto del Tren Maya no hace un análisis exhaustivo del impacto ambiental, social y económico que causaría, claramente impactará primero a los más pobres. Son ellos quienes verán la disminución de miel en sus apiarios y de las cosechas en sus milpas. Concluyen: Es importante detenerse y hacer un verdadero análisis de los impactos del Tren Maya y modificar su ruta para salvaguardar la selva.
La voz de los pueblos mayas al respecto puede leerse en el Pronunciamiento de organizaciones mayas de la Península de Yucatán del 19 de junio. Fortalece lo expresado por las investigadoras.

Así como hoy vemos islas formadas con los desechos de plástico que hemos arrojando al mar, un día veremos, si se insiste en construir este tren, cómo cambiarán las lluvias, se vaciarán los mantos freáticos, subirán las temperaturas y los cultivos no serán polinizados. Esto no sólo afecta a la Península de Yucatán, nos afecta a todos.














Cancún, QR. Para evitar la especulación con tierras a lo largo de la ruta del Tren Maya, el director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, instó a los indígenas mayas y a los propietarios de éstas a no venderlas.
El proyecto del Tren Maya establece el esquema de Fideicomisos en Bienes Raíces para que los propietarios sean socios de ese proyecto y bajo ese mecanismo puedan reducirse las prácticas de especulación con tierras, manifestó durante la tercera Cumbre de turismo social y sustentable.
Agregó que el Fonatur, encargado del proyecto, empoderará a los pobladores para asociarlos y buscará no desplazarlos. Para evitar la corrupción la institución no comprará terrenos, añadió.
México, dijo, es racista y clasista, pero con el Tren Maya es la hora de valorar las raíces indígenas. El objetivo es una asociación con los dueños de las tierras, insistió.
Consideró que el proyecto podría sufrir otra modificación. Es posible, dijo, que el aeropuerto de Mérida sea reubicado aún más hacia el sur de la ciudad, para que allí exista una estación ferroviaria. Explicó que la terminal actual está propiciando un desarrollo territorial de la capital yucateca, con su consiguiente efecto económico inequitativo.
El directivo reiteró la transparencia del proyecto con el acompañamiento de entidades de Naciones Unidas en las propuestas de desarrollo territorial y en las licitaciones, porque la construcción del tren Maya debe ser diferente a lo que edificó el Fonatur en el pasado.
Hubo mucha corrupción y eso ha hecho que el Fonatur haya perdido su prestigio, sentenció.
Jiménez Pons explicó que las manifestaciones de impacto ambiental estarán listas luego que concluya la licitación para la ingeniería básica de los siete tramos del tren. Posteriormente, agregó, se realizarán las consultas a las poblaciones indígenas.


















CAMPECHE

El Tren Maya tendría en Campeche las estaciones en la capital del estado, Escárcega, Calakmul y Xpujil.

En medio de un aguacero, el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó la reunión de diálogo con personal del hospital rural Hecelchakán, Campeche.

Durante el recorrido que efectuó el presidente por el interior del hospital cayó una torrencial lluvia que ahuyentó a parte de quienes asistieron a la asamblea.

Pese a las condiciones climáticas, la asamblea inició con la bienvenida del gobernador Carlos Miguel Aysa, y los discursos del director del hospital y el titular del IMSS. 

Ya en el discurso de López Obrador hubo un relámpago que cimbró la región.

Esos son verdaderos fuegos artificiales, fuegos naturales”, dijo el presidente tras la pausa que hizo por el estruendo.

López Obrador continuará su gira este domingo por Campeche.






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