cápsulas

cabos sueltos : diálogos brasileños

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Dear comrades, 
Please consider joining the new International Declaration against Fascism by answering this email with institutional affiliation. It will be published in Change.org this week and you are invited to be in the list of first subscribers. Below (and attached) is the letter by Celso Amorim, President of the International Committee in Defense of Lula and Brazilian democracy and former Minister of Foreign Affairs in Brazil, who wrote the declaration. 

Best regards,  Pedro Paulo. 

Dear friend, 

As you are well aware, on October 28 the people of Brazil will be going to the polls to elect the next president of the Republic of Brazil.
We are very grateful for the support we have received from personalities from all over the world in this moment of crisis that our country is experiencing.
Given the gravity of the situation in my country, where it is possible that a far-right candidate could be elected, I have taken the liberty, once again, to request your solidarity by signing the attached Declaration.



Warm regards,
Celso Amorim



President of the International Committee in Defense of Lula and Brazilian democracy


International Declaration against Fascism 
We, women and men, united in our commitment to democracy and human rights, express our unequivocal rejection of far-right candidate Jair Bolsonaro, a contender in the second round of Brazil’s presidential elections on October 28.

The positions that this candidate has defended throughout his public life and during the current electoral campaign are based on xenophobic, racist, misogynistic and homophobic values.

This far-right candidate openly defends the violent methods deployed by military dictatorships, including torture and assassinations.

Positions such as these are a threat to any free, tolerant and just society.  

In the second round of the election, the people of Brazil will be making a choice of paramount importance, between liberty and pluralism and retrograde authoritarianism, with a lasting impact, not only for Brazil but also for Latin America, the Caribbean and the rest of the world.  

We call on Brazilians to reflect on the gravity of this pivotal moment in history.  
There can be no neutrality in the choice between democracy and fascism!




https://www.change.org/p/international-declaration-against-fascism-in-brazil-manifesto-internacional-contra-o-fascismo-no-brasil
16 oct 2018
boletines enviados
entre el 16 y el 29 de octubre 2018
(entre la 1ª y la 2ª vuelta electoral brasileña)

BRASIL 1930 – 1934
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2014
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2016
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El Correo Ilustrado
Carta a los intelectuales del mundo

Amigos comprometidos con la democracia: Brasil está en peligro. Y con Brasil el mundo. Porque después de la elección de Trump, de la toma del poder por un gobierno neofascista en Italia y por el ascenso del neonazismo en Europa, Brasil puede elegir presidente a un fascista, defensor de la dictadura militar, misógino, sexista, racista y xenófobo, que ha obtenido 46 por ciento en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

Poco importa quién sea su oponente. Fernando Haddad, la única alternativa posible, es un académico respetable y moderado, candidato por el PT, un partido hoy día desprestigiado por haber participado en la corrupción generalizada del sistema político brasileño.

Pero la cuestión no es el PT, sino una presidencia de un Bolsonaro capaz de decir a una diputada, en público, que no merece ser violada por él. O que el problema con la dictadura no fue la tortura sino que no matara en lugar de torturar. En una situación así, ningún intelectual, ningún demócrata, ninguna persona responsable del mundo en que vivimos, podemos quedarnos indiferentes.

Yo no represento a nadie más que a mí mismo. Ni apoyo a ningún partido. Simplemente, creo que es un caso de defensa de la humanidad, porque si Brasil cae en manos de este deleznable y peligroso personaje, y de los poderes fácticos que lo apoyan, los hermanos Koch, entre otros, nos habremos precipitado aún más bajo en la desintegración del orden moral y social del planeta a la que estamos asistiendo.
Por eso les escribo a todos ustedes, a los que conozco y a los que me gustaría conocer. No para que firmen esta carta como si fuera un manifiesto al dictado de políticos. Sino para pedirles que cada uno haga conocer públicamente y en términos personales su petición para una activa participación en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, el 28 de octubre, y nuestro apoyo a un voto contra Bolsonaro, argumentándolo según lo que cada uno piense, y difundiendo su carta por sus canales personales, redes sociales, medios de comunicación, contactos políticos, cualquier formato que difunda nuestra protesta contra la elección del fascismo en tierras brasileñas.

Muchos de nosotros tenemos contactos en Brasil o tenemos amigos que los tienen busquémoslos. Un mensaje de WhatsApp o una llamada telefónica será suficiente. Somos miles de personas, potencialmente hablando, millones en el mundo y en Brasil Y porque a lo largo de nuestra vida hemos adquirido con nuestra lucha e integridad, cierta autoridad moral, utilicémosla en este momento antes que sea demasiado tarde.

Yo lo estoy haciendo. Y ruego que cada una/uno haga lo que pueda.

Manuel Castells, sociólogo de la Universidad de París

laJornada / México
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KKK
Advogado negro é alvo de ataques racistas
com símbolo da Ku Klux Klan
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BERNIE SANDERS Y BRASIL

BERNIE SANDERS Y UN FRENTE
Un nuevo eje autoritario requiere un frente
progresista internacional

Nuestro deber es construir una humanidad común y hacer todo lo que podamos para oponernos a las fuerzas, ya sean de gobiernos o de corporaciones, que intentan dividirnos y ponernos unos contra otros. Sabemos que estas fuerzas trabajan unidas, sin fronteras. Nosotros debemos hacer lo mismo.

Por Bernie Sanders
Octubre 2018
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Se está llevando a cabo una lucha global que traerá consecuencias importantísimas.

Está en juego nada menos que el futuro del planeta, a nivel económico, social y medioambiental.

En un momento de enorme desigualdad de riqueza y de ingresos, cuando 1% de la población posee más riqueza que el 99% restante, estamos siendo testigos del ascenso de un nuevo eje autoritario.

Si bien estos regímenes tienen algunas diferencias, comparten ciertas similitudes claves: son hostiles hacia las normas democráticas, se enfrentan a la prensa independiente, son intolerantes con las minorías étnicas y religiosas, y creen que el gobierno debería beneficiar sus propios intereses económicos. Estos líderes también están profundamente conectados a una red de oligarcas multimillonarios que ven el mundo como su juguete económico.

Los que creemos en la democracia, los que creemos que un gobierno debe rendirle cuentas a su pueblo, tenemos que comprender la magnitud de este desafío si de verdad queremos enfrentarnos a él.

A estas alturas, tiene que quedar claro que Donald Trump y el movimiento de derechas que lo respalda no es un fenómeno único de los Estados Unidos. En todo el mundo, en Europa, en Rusia, en Oriente Medio, en Asia y en otros sitios estamos viendo movimientos liderados por demagogos que explotan los miedos, los prejuicios y los reclamos de la gente para llegar al poder y aferrarse a él.

Esta tendencia desde luego no comenzó con Trump, pero no cabe duda de que los líderes autoritarios del mundo se han inspirado en el hecho de que el líder de la democracia más antigua y más poderosa parece encantado de destruir normas democráticas.

Hace tres años, quién hubiera imaginado que Estados Unidos se plantaría neutral ante un conflicto entre Canadá, nuestro vecino democrático y segundo socio comercial, y Arabia Saudí, una monarquía y estado clientelar que trata a sus mujeres como ciudadanas de tercera clase? También es difícil de imaginar que el gobierno de Netanyahu de Israel hubiera aprobado la reciente «ley de Nación Estado», que básicamente denomina como ciudadanos de segunda clase a los residentes de Israel no judíos, si Benjamin Netanyahu no supiera que tiene el respaldo de Trump.

Todo esto no es exactamente un secreto. Mientras Estados Unidos continúa alejándose cada vez más de sus aliados democráticos de toda la vida, el embajador de Estados Unidos en Alemania hace poco dejó en claro el apoyo del gobierno de Trump a los partidos de extrema derecha de Europa.

Además de la hostilidad de Trump hacia las instituciones democráticas, tenemos un presidente multimillonario que, de una forma sin precedentes, ha integrado descaradamente sus propios intereses económicos y los de sus socios a las políticas de gobierno.

Otros estados autoritarios están mucho más adelantados en este proceso cleptocrático.

En Rusia, es imposible saber dónde acaban las decisiones de gobierno y dónde comienzan los intereses de Vladimir Putin y su círculo de oligarcas. Ellos operan como una unidad. De igual forma, en Arabia Saudí no existe un debate sobre la separación de intereses porque los recursos naturales del país, valorados en miles de billones de dólares, le pertenecen a la familia real saudita. En Hungría, el líder autoritario de extrema derecha, Viktor Orbán, es un aliado declarado de Putin. En China, el pequeño círculo liderado por Xi Jinping ha acumulado cada vez más poder, por un lado con una política interna que ataca las libertades políticas, y por otro con una política exterior que promueve una versión autoritaria del capitalismo.

Debemos comprender que estos autoritarios son parte de un frente común. Están en contacto entre ellos, comparten estrategias y, en algunos casos de movimientos de derecha europeos y estadounidenses, incluso comparten inversores. Por ejemplo, la familia Mercer, que financia a la tristemente famosa Cambridge Analytica, ha apoyado a Trump y a Breitbart News, que opera en Europa, Estados Unidos e Israel, para avanzar con la misma agenda anti-inmigrantes y anti-musulmana.

El megadonante republicano Sheldon Adelson aporta generosamente a causas de derecha tanto en Estados Unidos como en Israel, promoviendo una agenda compartida de intolerancia y conservadurismo en ambos países.

Sin embargo, la verdad es que para oponernos de forma efectiva al autoritarismo de derecha, no podemos simplemente volver al fallido status quo de las últimas décadas.

Hoy en Estados Unidos, y en muchos otros países del mundo, las personas trabajan cada vez más horas por sueldos estancados, y les preocupa que sus hijos tengan una calidad de vida peor que la ellos.

Nuestro deber es luchar por un futuro en el que las nuevas tecnologías y la innovación trabajen para beneficiar a todo el mundo, no solo a unos pocos. No es aceptable que 1% de la población mundial posea la mitad de las riquezas del planeta, mientras 70% de la población en edad trabajadora solo tiene 2,7% de la riqueza global.

Los gobiernos del mundo deben unirse para acabar con la ridiculez de los ricos y las corporaciones multinacionales que acumulan casi 18 billones de euros en cuentas en paraísos fiscales para evitar pagar impuestos justos y luego les exigen a sus respectivos gobiernos que impongan una agenda de austeridad a las familias trabajadoras.

No es aceptable que la industria de los combustibles fósiles siga teniendo enormes ingresos mientras las emisiones de carbón destruyen el planeta en el que vivirán nuestros hijos y nietos. No es aceptable que un puñado de gigantes corporaciones de medios de comunicación multinacionales, propiedad de pequeño grupo de multimillonarios, en gran parte controle el flujo de información del planeta.

No es aceptable que las políticas comerciales que benefician a las multinacionales y perjudican a la clase trabajadora de todo el mundo sean escritas en secreto. No es aceptable que, ya lejos de la Guerra Fría, los países del mundo gasten más de un billón de euros al año en armas de destrucción masiva, mientras millones de niños mueren de enfermedades fácilmente tratables.

Para poder luchar de forma efectiva contra el ascenso de este eje autoritario internacional, necesitamos un movimiento progresista internacional que se movilice tras la visión de una prosperidad compartida, de seguridad y dignidad para todos, que combata la gran desigualdad en el mundo, no sólo económica sino de poder político.

Este movimiento debe estar dispuesto a pensar de forma creativa y audaz sobre el mundo que queremos lograr. Mientras el eje autoritario está derribando el orden global posterior a la Segunda Guerra Mundial, ya que lo ven como una limitación a su acceso al poder y a la riqueza, no es suficiente que nosotros simplemente defendamos el orden que existe actualmente.

Debemos examinar honestamente cómo ese orden ha fracasado en cumplir muchas de sus promesas y cómo los autoritarios han explotado hábilmente esos fracasos para construir más apoyo para sus intereses.

Debemos aprovechar la oportunidad para reconceptualizar un orden realmente progresista basado en la solidaridad, un orden que reconozca que cada persona del planeta es parte de la humanidad, que todos queremos que nuestros hijos crezcan sanos, que tengan educación, un trabajo decente, que beban agua limpia, respiren aire limpio y vivan en paz.
Nuestro deber es acercarnos a aquellos en cada rincón del mundo que comparten estos valores y que están luchando por un mundo mejor.

En una era de rebosante riqueza y tecnología, tenemos el potencial de generar una vida decente para todos. Nuestro deber es construir una humanidad común y hacer todo lo que podamos para oponernos a las fuerzas, ya sean de gobiernos o de corporaciones, que intentan dividirnos y ponernos unos contra otros. Sabemos que estas fuerzas trabajan unidas, sin fronteras. Nosotros debemos hacer lo mismo.

La versión original de esta columna fue publicada en The Guardian. Traducido para eldiario.es por Lucía Balducci.
BRASIL Y COLAPSO
Bolsonaro e o colapso da democracia brasileira 

Tudo indica que está em gestação no Brasil uma nova modalidade de autoritarismo, o que não deixa de ser uma má noticia para toda América Latina. Como se chegou a isso?

Por Renato Martins 18/10/2018

O mundo acompanha com preocupação a ascensão da extrema direita no Brasil. O
capitão Jair Messias Bolsonaro, um militar defensor da ditadura, teve 46% dos votos no primeiro turno das eleições de 2018 e está a um passo de se tornar o oitavo presidente da Nova República. Nos anos pós-autoritários, somente quatro presidentes foram eleitos pelo voto popular; dois não concluíram o mandado e o atual é considerado o mais impopular da história do país. Apesar disso, os últimos trinta anos foram o período de maior estabilidade política nacional. A vitória de Bolsonaro representaria certamente o fim desse ciclo, com a consequente abertura de uma nova etapa de autoritarismo, baseado numa mescla de militarismo, fundamentalismo religioso e ultraliberalismo.

Com efeito, o pacto iniciado com a Constituição de 1988 se esgotou com o golpe contra Dilma, em 2016. Desde então o Brasil convive com situações de exceção. O consenso estabelecido pela Carta de 88 em torno da democracia, do desenvolvimento económico e da justiça social se rompeu com o golpe parlamentar.

A partir de então estes valores deixaram de ser os princípios norteadores da República. Em parte, isto explica a ascensão do obscuro capitão à condição de líder nas pesquisas eleitorais. Os principais institutos lhe dão ampla vantagem em relação a Fernando Haddad, o candidato do PT que contou com o apoio de Lula para chegar ao segundo turno.

Bolsonaro se declara abertamente defensor da ditadura e da tortura. Sua campanha está baseada na mentira, na violência e no ódio. Se eleito promete “armar a população”, “extirpar da rede publica de ensino a ideologia de Paulo Freire” e “criminalizar os movimentos sociais”.

Estas são apenas algumas de suas bandeiras, todas recheadas de ódio contra negros, favelados, homossexuais, indígenas e quilombolas. Não surpreende que uma onda de violência tenha tomado conta do país nas duas últimas semanas. Em Porto Alegre, três homens imobilizaram e tatuaram no corpo de uma mulher o símbolo do nazismo. Em Salvador da Bahia, um mestre de capoeira foi morto a facadas por apoiadores de Bolsonaro depois de declarar o voto em Fernando Haddad.

Tudo indica que está em gestação no Brasil uma nova modalidade de autoritarismo, o que não deixa de ser uma má noticia para toda América Latina. Como se chegou a isso? Nos últimos trinta anos a polarização política no Brasil se deu entre os defensores do estado social e os defensores do mercado. Ambos respeitavam o jogo democrático das incertezas. A partir de 2014, quando o PSDB não aceitou a derrota para a Dilma, a democracia começou a colapsar. Depois veio o golpe, a prisão de Lula e chegamos ao ponto que nos encontramos agora. Tudo isso com o inestimável apoio da Lava Jato, que não foi criada somente para combater a corrupção, mas principalmente para conter o avanço das esquerdas, nem que para isso fosse preciso atropelar a Constituição e a própria democracia. Daqui para frente, a polarização política será entre democracia e autoritarismo novamente.


As pessoas estão como medo de sair à rua por serem negras, ou pobres, ou gays. Neste ambiente crispado pela intolerância, se fortalecem os indícios de que setores das Forças Armadas trabalham na formulação de uma nova utopia autoritária, e o que é pior: realimentam um projeto de poder. Muitos militares e policiais se apresentaram e foram eleitos para o Congresso Nacional e as Assembleias Legislativas Estaduais. Desde a transição, o horizonte liberalizante dos militares brasileiros foi o de uma democracia restringida, protegida das incertezas democráticas. Eles nunca imaginaram sair definitivamente de cena, conforme a Constituição de 1988 acabou determinando. Os avanços dos governos de esquerda, apesar de moderadíssimos, passaram do limite aos olhos dos conservadores civis ou militares. Enquanto garantiam a paz social, as agendas da inclusão social e da participação política foram aceitas a contragosto. Com a crise
econômica e a instabilidade política agravadas pelo golpe de 2016, elas se tornaram
intoleráveis.

Bolsonaro veio para extirpá-las. Para quem é de fora do país e ouviu falar de seu nome pela primeira vez, Jair Messias Bolsonaro é oficial da reserva do exército e iniciou a carreira militar em 1971, no auge da “guerra contra o terrorismo”. Ele considera a tortura uma coisa normal. Arrepende-se de que a ditadura, em vez de apenas torturar os opositores do regime, não tenha eliminado “uns trinta mil” deles, para librar definitivamente o país do comunismo. Sua eventual vitória significaria a repetição da história. Em tom de ameaça, ele já declarou que se for eleito vai “acabar com os ativismos”, ou seja, trinta mil brasileiros que não foram eliminados pelo golpe de 64, correm agora o risco de desaparecer numa eventual eleição do capitão.

É pouco provável que este obscuro capitão venha a ser ele próprio o condottiere da
contrarrevolução brasileira. Por trás dele se encontram os verdadeiros estrategistas da reação: são os novos intelectuais de direita, os fundamentalistas religiosos e os militares golpistas, sem falar dos colaboradores estrangeiros e suas agências de inteligência, que no devido tempo mostrarão a cara. Com seu discurso belicista, Bolsonaro angariou o apoio de amplos setores sociais, desde as elites econômicas e empresarias, às clases médias e populares, desesperadas com a crise econômica, a violência e o desemprego.

Seu programa de governo tende a ser uma miscelânea de políticas conservadoras,
economicamente liberais (privatizações etc), politicamente autoritárias (perseguição aos movimentos sociais e partidos de esquerda) e socialmente regressivas (fim do que restou dos programas sociais).

Além dos partidos de esquerda e dos movimentos sociais, as universidades estão
fortemente ameaçadas. Professores e pesquisadores das instituições de ensino superior, grande parte delas criadas nos governos progressistas, também correm o risco de serem perseguidos, assim como já acontece com militantes dos movimentos sociais. No caso de eventual vitória de Bolsonaro, esses movimentos serão criminalizados e enquadrados como terroristas. Universidades serão fechadas e recursos para a educação, a cultura, a ciência e a tecnologia serão drasticamente cortados. Na prática isto significa que o ajuste fiscal do governo Temer, projetado para durar 20 anos, poderá se aprofundar ainda mais.

Por tudo isso (e muito mais), o momento é tão grave. Não é somente o futuro do Brasil que está em jogo. Os democratas precisam se unir e até o dia 28 de outubro, quando acontecerá o segundo turno, manifestar o seu repúdio à volta do autoritarismo. A disputa agora não é mais partidária.

Agora é entre civilização e barbárie. Que todos sejam solidários com a democracia. O povo brasileiro agradece.

*Renato Martins é Presidente do Fórum Universitário Mercosul – FoMerco
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AMAURI
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Amauri Chamorro es ecuatoriano-brasilero. Se dedica a la comunicación política desde hace más de dos décadas y asesora movimientos, partidos y gobiernos progresistas en prácticamente toda latinoamérica.

Se encuentra en Estocolmo para hablar sobre la guerra judicial, la llamada lawfare, la derecha y los aparatos judiciales contra lideres de izquierda latinoamericana. Afirma que los sistemas judiciales son cooptados para sustituir a los partidos políticos en el enfrentamiento contra las fuerzas progresistas y para desmontar el estado de derecho.

¿Cuál es el momento político actual que vive América Latina?
– Hace un par de años se hablaba de una restauración conservadora. De la vuelta de gobiernos de derecha. La definición del fin del ciclo progresista venía de la mano de una matriz informativa de los medios de comunicación que intentaban crear ese fin de ciclo. Se comienza a implementar una estrategia comunicacional y judicial para impedir el equilibrio en la disputa electoral y así permitir que la derecha volviera a ganar elecciones. En algunos países donde la derecha no tiene condiciones para ganar las contiendas electorales se radicaliza el proceso de lawfare y la judicialización de los lideres de izquierda para impedir que puedan disputar las elecciones.

– Es el caso del presidente Lula, preso en Brasil y que fue impedido de participar en las elecciones presidenciales, del presidente Correa que podría volver al Ecuador a disputar la elección presidencial y ganaría en primera vuelta y en cualquier coyuntura. También es el caso de Enrique Ominami en Chile, que faltando un año y medio de las elecciones presidenciales tenía un 20% sobre Piñera, quien acabó ganando las elecciones.

– Existe una coyuntura político-judicial que no permite una disputa equitativa. Y es muy importante que se entienda como se creó una matriz de supuestas denuncias de corrupción en contra de los gobiernos progresistas, sin generar pruebas reales, sin juicios justos, inclusive atropellando algunas constituciones, para impedir que la izquierda continúe un proceso progresista o continúe ganando elecciones.

Pero lo de la corrupción no es solo una matriz comunicacional para neutralizar a su oponente. Es un problema real.

– Corrupción hay en todos los gobiernos del mundo. Incluso en Suecia.

Escándalos de corrupción dentro del parlamento, utilización indebida de fondos, lavado de dinero, gente que no debería tener cuentas en paraísos fiscales. Eso es en todo el mundo. La diferencia está en la manera con que se combate y en la manera en que la sociedad y los medios de comunicación absorben ese fenómeno de la corrupción.

– Seamos muy puntuales. En el caso de Lula se le acusa de que él había recibido un departamento en una playa de Sao Paulo como forma de sobornos, por permitir que consultoras brasileñas obtuvieran contratos. En ningún momento se ha conseguido hasta la fecha una sola prueba material, real, concreta, que el presidente Lula haya sido beneficiado. El presidente Correa en el Ecuador está siendo acusado de haber coordinado la tentativa de secuestro de un ecuatoriano en Colombia. Hasta la fecha, no se ha encontrado, no se ha presentado, una prueba material. El vicepresidente de la república del Ecuador, Jorge Glas, está condenado a 6 años de cárcel por supuestamente participar en un esquema de corrupción de Odebrecht. Hasta la presente fecha ninguna sola prueba ha sido presentada en contra del vicepresidente.
– Los medios de comunicación reciben información filtrada desde las fiscalias, descontextualizadas, y crean una sensación de normalización del atropello del debido proceso, de la defensa amplia y estricta de los acusados. La gente recibe tanta información que al final dice, ok hubo uno un caso de corrupción, no la han probado aún, pero yo sí creo que puede haber corrupción. Obviamente eso se refleja en una elección y en la aceptación de un gobierno. Eso se refleja en la percepción de la ciudadanía sobre la coyuntura político-social en la que estaría inmerso el país.

¿Cómo funciona esta politización de la justicia, el llamado Lawfare?

– El Lawfare funciona bajo dos pilares principales. Primero, el hecho de que todo un sistema judicial, una casta de jueces y fiscales se transforman en un partido político que ejerce un poder simbólico y que ultrapasa su función como fiscal o como juez. Estos actores de la justicia, comienzan a actuar de una manera política, filtrando informaciones, descontextualizando juicios, no respetando el debido proceso para crear hechos mediáticos que son filtrados a los medios de comunicación. Y ese es el otro pilar, el comunicacional. Las empresas de comunicación reciben la información y la transmiten constantemente durante todo el juicio, durante todo el proceso. Esto es para crear un ambiente en la sociedad que permita que esa justicia atropelle el debido proceso. Que se condene sin pruebas. Que fiscales salgan a dar entrevistas y tengan posiciones políticas.
En un estado de derecho, en un sistema que respete los derechos humanos, que respete un mínimo marco legal, eso es inaceptable. En América Latina, los medios de comunicación han creado un proceso amplio de posicionamiento en la matriz informativa, de acusación constante a la izquierda latinoamericana, de justificación. Se crea una especie de normalización para que los jueces, los fiscales, puedan romper la ley para poder perseguir a los corruptos. Cuando en realidad nunca han probado que hayan sido corruptos. Es el caso de Lula, de Jorge Glas, del presidente Correa, de
Gustavo Petro, de Marco Enrique Ominami y de Cristina Kirchner.
Imagínate que solo en Ecuador son dos mil medios de comunicación privados. Todos de oposición al presidente Correa y promoviendo una información que es falsa. Que no tiene prueba real. Obviamente hay un momento que la sociedad de alguna forma se confunde, y en el momento de votar o de declarar su apoyo lo hace de manera un poco menos potente, menos intensa.

Hay la percepción que la llamada década ganada de gobiernos progresistas acabó.

– Esa es una evaluación equivocada. Los que sustentan esos análisis están equivocados. Si evaluamos los números concretos, acaba de ganar Andres Manuel Lopez Obrador la presidencia en México. En Ecuador ganó la izquierda. Lenin Moreno era un candidato de la Revolución Ciudadana, que después traicionó vilmente al movimiento y su electorado. Pero él era de izquierda. En Uruguay hay un movimiento de izquierda en la presidencia de la república. En términos numéricos se perdió en Argentina. En Brasil hubo un golpe parlamentario, destituyeron una presidenta que había ganado las elecciones. En términos numéricos la disputa esta equiparada.

¿Qué pasa con la derecha en Brasil? Hay una arremetida de una derecha conservadora y cristiana.

– En Brasil hay una derecha muy vinculada a la iglesia evangélica neopentecostal que tiene una agenda de moralización de la sociedad. Una agenda muy conservadora. Son absolutamente antiderechos civiles, no toleran la equidad de género, ni los derechos de las comunidades LGTBI. Quieren que la biblia esté presente en el curriculum escolar y que se cambien las leyes para que los ciudadanos puedan ir armados. Estas iglesias evangélicas brasileñas tienen un proyecto político. Ya el 30 % del parlamento brasileño es de evangélicos radicales de derecha. Se sustentan principalmente en los sectores más pobres de la población que ven en la fe una forma de tentativa, de superación de sus condiciones de vida. A su vez es instrumentalizada por la derecha económica brasilera y latinoamericana con la que tiene más puntos de encuentro que diferencias programáticas. Tienen un proyecto de ganar elecciones y ocupar espacios en los parlamentos. En algunos países han ayudado a ganar elecciones presidenciales. Como es el caso de Piñera en Chile que fue electo con el apoyo de Jose Antonio Kast, un radical de derecha y cristiano fanático y que tiene un gran apoyo de la comunidad cristiana conservadora.
– También está el fenómeno de la xenofobia que empieza a surgir en América
Latina a partir de la migración de Venezuela, la colombiana y dominicana, la de
Haití. Ya la migración en América Latina es prácticamente interna. Nosotros ya no exportamos tanta gente hacia Europa, hacia EEUU. Los países del cono sur que no tienen grandes poblaciones afrodescendientes comienzan a recibir mucha gente de los países caribeños y se empieza a actuar de una forma xenofobica, racista, hacia esas poblaciones. Ayudan a esto las empresas de comunicación que dicen que esto es el resultado del bolivarianismo, de la quiebra económica de Venezuela. El venezolano está siendo muy afectado, de manera injusta, en los países donde está llegando porque los tratan de manera xenofobica y ha habido casos de agresión. Por ejemplo en el norte de Brasil ha sido terrible.
EXTRACTO International en: http://www.internationalen.se/2018/10/vanstervagen-har-inte-ebbat-ut/
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HOY mié., 24 oct. 2018 a las 15:56, 
Zé Miguel, professor de Estatística da UFRJ, faz análise da última pesquisa IBOPE.

y escribió:
“Coisas que acho importantes a observar na última pesquisa IBOPE (23/10), comparada à anterior (15/10):

1) A diferença entre as quantidades de eleitores que têm certeza do voto em #HaddadSim e #Caixa2do Bolsonaro diminuiu muito, de 13% (41% a 28%) para apenas 6% (37% a 31%). O voto certo em Haddad subiu 3% e em B desceu 4% (mostrando que não era tão certo assim!)

2) Há portanto, em princípio, 32% de votos em disputa, dos quais NO MOMENTO 11% preferem B e 12% Haddad. (Estes números e os do item anterior são em relação ao total de eleitores)

3) As rejeições também variaram drasticamente. B subiu de 35% para 40% e Haddad desceu de 47% para 41%. Estão agora empatados nesse quesito.

4) Minha opinião: considerando estas tendências em conjunto, o páreo está politicamente empatado, e o resultado final dependerá muito fortemente do impacto que as campanhas possam ter ao longo destes 4 dias sobre os votos não garantidos, que são ainda em grande quantidade.

5) Os comentários dos "analistas" da Globo são tétricos. Não enxergaram mudança significativa em relação à última pesquisa, porque olharam só para os "votos válidos", que variaram pouco. Esta conta, "tal como a justiça eleitoral fará" não permite identificar as nuances das expectativas dos eleitores, que é o que nos interessa analisar.

6) Em suma, a vitória é tão provável quanto a derrota é hora do otimismo da vontade!”

¡ MUJERES !
¡ESTÁ EN SUS MANOS!
Por eso les escribo a ustedes, a quienes conozco y a quienes me gustaría conocer. No para que suscriban esta carta como si fuera un manifiesto al dictado de políticos.

Sino para pedirles que cada quien, en términos personales, tenga una activa participación en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas el 28 de octubre y contribuya con su apoyo a un voto contra Bolsonaro, 

Muchos de nosotros tenemos contactos en Brasil...o tenemos contactos que tienen contactos. Contactémoslos. Un whatsapp es suficiente...o una llamada telefónica personal...

Yo lo voy a hacer, lo estoy haciendo. 
Y simplemente ruego que cada una/uno haga lo que pueda.

Manuel Castells
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Baile de Favela Haddad
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Ele Não! (Bella Ciao)
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Daniela Mercury canta #Ele Não
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Bella Ciao - Versão "Ele Não"
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Pagode do #EleNão
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#RapPelaDemocracia: 
Artistas se juntam em manifesto contra Bolsonaro
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EU VOU VOTAR EM HADDAD (10 MELHORES VÍDEOS) HADDAD MÚSICA
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Chico Buarque e Gilberto Gil no Festival Lula Livre


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Chico Buarque, Haddad & Amigos da Democracia - Apesar de Você


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Repentista Zé compadre de piripiri Piauí.
omenagem oa Haddad canidato do pt


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 Bia Ferreira - Diga Não |


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A NOSSA REVOLUÇÃO É PRETA(#EleNão) | #TQSP


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Roger Waters chama Bolsonaro de neofascista,
cita #EleNão e divide opiniões.


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esto no es un poema
arnaldo antunes
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