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A cuatro años del derrame en la Mina Buenavista del Cobre, Grupo Imagen revela datos escalofriantes.
Siete de cada 10 niños del municipio de San Felipe de Jesús, en la cuenca del Río Sonora, podrían tener altos niveles de plomo en la sangre, lo que representa un alto riesgo para su salud.
Así lo establece el informe final de un diagnóstico ambiental elaborado por la UNAM, pagado con recursos del Fideicomiso Río Sonora y escondido durante dos años por Grupo México.
Cómo puede haber un diagnóstico que encarga la propia empresa por medio del Fideicomiso que concluye que hay afectaciones que se tienen que remediar, y por otro lado el gobierno diciendo el programa de remediación está cerrado.
La investigación que contó con el apoyo de la Universidad de Sonora y que recolectó miles de muestras de alimentos desde Bacanuchi hasta Ures, advierte sobre la presencia de arsénico en lácteos, plomo en frutas y hortalizas y cadmio en maíz y sorgo.
Por un lado están los estudios científicos y por el otro el día a día de los habitantes de las comunidades del Río Sonora, como el caso de Don José, a quien el derrame de la Mina Buenavista del cobre lo sorprendió en su milpa y ahora tiene manchas color cobrizo en la pierna.
Ha habido animales que se mueren en el río, ya tenemos evidencias nosotros, el año pasado murió un caballo, porque llovió y se hicieron charcos en el río, tomaron agua y se murieron”.
A pesar de lo alarmante de la situación, el monitoreo de la calidad del agua en el Río Sonora no se realiza desde 2015 o por lo menos eso es lo que se puede apreciar en la página del fideicomiso, aun cuando el compromiso era mantener la vigilancia durante 15 años.
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Don Ramón Miranda vive en el municipio sonorense Aconchi desde hace más de tres décadas. Él y su familia fueron afectados por el derrame de 40 millones de metros cúbicos de sulfato de cobre y metales pesados en los ríos Sonora y Bacanuchi, provocado por una mina del consorcio Grupo México en 2014.
A cuatro años del desastre ecológico que afectó siete municipios de Sonora, el hombre de 60 años afirma que la empresa no ha cumplido con reparar el daño ambiental y atender las problemáticas de salud que dejó a su paso.
El 6 de agosto de 2014, la mina Buenavista del Cobre –subsidiaria de Grupo México– derramó 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico con 700 toneladas de metales pesados en los ríos Bacanuchi y Sonora, que afectaron a siete municipios: Ures, Baviácora, Aconchi, Huépac, Banámichi, San Felipe de Jesús y Arizpe.
Grupo México es propiedad de Germán Larrea Mota-Velasco, un multimillonario mexicano que también participa en empresas y organizaciones como Grupo Financiero Banamex, el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y Grupo Televisa. El dueño de ese consorcio minero es considerado una de las personas más ricas de México y tiene, de acuerdo con la revista Forbes, una fortuna que supera los 18 mil millones de pesos.
Don Ramón Miranda vive en Aconchi desde hace más de tres décadas. Él y su familia fueron perjudicados por el desastre ambiental que hasta hoy no ha sido atendido. El hombre de 60 años afirma que la empresa que opera en territorio nacional, Estados Unidos, Argentina, Chile, Ecuador y España no ha cumplido con la reparación del daño ambiental y la atención a las problemáticas de salud que dejó a su paso.
“Todo está peor que cuando pasó el derrame por tres sencillas razones : No se ha atendido para nada la cuestión ambiental que incluye el tema de la contaminación del agua, tampoco las afectaciones que hubo para los jornaleros que se dedican al campo, ni la salud de los miles de habitantes que fuimos afectados”, recrimina en entrevista para SinEmbargo.
El representante legal explica que el fideicomiso se constituyó con fondos privados provenientes de Grupo México, luego de que provocara “el peor desastre ambiental” con el derrame de 40 millones de litros de solución de cobre acidulado a los ríos Bacanuchi y Sonora, provenientes de las instalaciones de la mina Buenavista del Cobre SA de CV en agosto de 2014.
Sin embargo, abunda, los fondos del fideicomiso –que ascienden a dos mil millones de pesos– fueron utilizados como “apoyos electoreros” que no necesariamente cubrieron los gastos en salud y/o en las actividades económicas de las personas afectadas y mucho menos los perjuicios ambientales.
Don Ramón recibió de 18 mil pesos de ese fideicomiso, no obstante, manifestó que no fue suficiente, toda vez que el negocio familiar –una tienda de abarrotes– desde entonces dejó de vender con normalidad debido a que la gente de los alrededores prefiere no acercarse. Además, acusa, los campesinos fueron olvidados, a pesar de que, a su parecer, podrían ser quienes más sufrieron daños que hasta la fecha no terminan: “[las tierras] ya no dan como antes, las cosechas ya no son las mismas, el tamaño del maíz se ha reducido a la mitad”.
Y agrega: “El fideicomiso responde a un asunto de interés público y que dentro de su Comité Técnico está un funcionario público, el subsecretario de la Semarnat, que está dedicando tiempo de su función pública a trabajar para un privado y eso sí debe ser cuestionado en el juicio”.
Ciudad de México, 8 de septiembre (SinEmbargo).− Culpable de haber derramado 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico en los ríos Bacanuchi y Sonora. Responsable de la muerte de 65 mineros en la mina de Pasta de Conchos. Causante de la muerte de dos mineros y de cinco trabajadores en San Luis Potosí. Y por lo menos de 3 muertos más en Perú al ser repromidas protestas contra el Grupo México que preside.
Propietario de los ferrocarriles Ferromex, Ferrosur, Intermodal México y de la línea ferrocarrilera norteamericana Texas Pacific. Además de empresas mineras en Perú y en Estados Unidos. También dueño de los cines Cinemex y de los aeropuertos de Grupo Aeroportuario del Pacífico.
Sin embargo, no es reconocido. No suele hacer ruido. No frecuenta lugares públicos ni eventos sociales. Pocos lo han visto y casi nadie, retratado. Como un mito o un fantasma. Pero Germán Larrea es real.
Tiene una especial debilidad por el vino Chateau Haut-Brion, que sólo toma si está a la temperatura correcta. Aparece de vez en vez en la Ciudad de México, en específico en el centro comercial Parque Duraznos y en la Toscana, Italia, lugar donde buena parte del tiempo se la pasa con su esposa e hijos.
por fernanda garcía cruz septiembre 8, 2014 / sin embargo
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