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enero 12, 2014
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Edgar González Ruiz *

El MURO (Movimiento Universitario de Renovadora Orientación), que apareció a principios de la década de 1960, forma parte de una larga cadena de grupos de la ultraderecha mexicana, cuyos sucesores llegaron al poder con Vicente Fox y, sobre todo, con Felipe Calderón.
Grupo estudiantil de choque radicalmente anticomunista, el MURO  floreció en la época de la Guerra Fría, en el llamado “mundo bipolar”.

Tenía una estructura pública y vínculos con otros grupos nacionales e internacionales, así como con algunos empresarios; recurría a la violencia y se le considera un membrete de la Organización Nacional del Yunque, grupo secreto que durante décadas trabajó para llegar al poder.

El MURO salió a la luz a principios de 1962, pero tuvo su antecedente en un enfrentamiento en Ciudad Universitaria con motivo del aniversario de la Revolución Cubana el 26 de julio de 1961.

Uno de los más entusiastas promotores del MURO fue René Capistrán Garza (1898-1974), que en la década de 1920 fue uno de los dirigentes del movimiento cristero, hasta convertirse, decenios después, en apologista de Gustavo Díaz Ordaz, identificado plenamente con su anticomunismo. Su periódico, Atisbos, fue uno de los que más apoyaron a los muristas.

La Iglesia y el MURO

La relación del MURO con la jerarquía católica fue más compleja, pues aunque compartían su anticomunismo, algunos jerarcas no lo apoyaron. De tal suerte, en 1963 y 1964, el entonces arzobispo Miguel Darío Miranda (1895-1986) condenó al MURO, debido a que representaba a sociedades secretas.

Es revelador que en marzo de 1970, luego de otra condena pública del arzobispo contra el MURO, un informe confidencial del Instituto Nacional de Migración, de la Secretaría de Gobernación, afirmaba que la actitud de Miranda se debía a órdenes directas de Paulo VI, cuya posición era que si el gobierno no se mete con la Iglesia, ésta no debe meterse con el gobierno.

Una década después, el 11 de junio de 1981, en la Iglesia de San Juan Bautista, en Coyoacán, el mismo Miguel Darío Miranda oficiaba una misa en conmemoración de los 20 años de vida del MURO, donde felicitaba a sus miembros por su tenacidad y les pedía “seguir trabajando por la unidad de los cristianos en torno a la Iglesia y a Cristo.”

El MURO y similares

El MURO mantuvo una estrecha colaboración con organizaciones como la Unión Nacional Sinarquista y la Unión Nacional de Padres de Familia, cuya demanda de educación religiosa apoyaba. Formó parte de una cadena de grupos, tanto públicos como secretos, que han compartido convicciones y militantes. Antecedente del MURO fue el FUA (Frente Universitario Anticomunista), creado en Puebla hacia 1954, considerado también un membrete del Yunque.



En 1990, con motivo de conflictos dentro del Partido Acción Nacional (PAN), José Ángel Conchello señalaba que “luego del nacimiento y auge del MURO, esta organización se convirtió en el llamado Yunque, pero fiel heredera de las ideas del MURO” (Unomásuno, 9 de diciembre de 1990).




El activismo estudiantil anticomunista, tanto público como secreto, estaba animado por unos pocos personajes que fundaban y encabezaban diferentes grupos, meros nombres para un mismo núcleo de activistas.

Manuel Buendía, basándose en informes de la entonces Dirección Federal de Seguridad, los redujo a 12 (Los 12 apóstoles), lista que incluye personalidades de ese sector como Ramón Plata Moreno, fundador del Yunque, asesinado en 1979; Manuel Antonio Díaz Cid, quien sigue activo en esa militancia; Federico Muggenburg; Luis Pazos, quien como sucedáneo del MURO impulsaría al grupo Guia.

El MURO cultivó relaciones con grupos de ideas similares en otros países. Por ejemplo, en julio de 1965 Daniel Ituarte Reynaud, quien pertenecía a ese grupo, fue cómplice en un atentado terrorista contra el periódico El Día, que llevó a cabo Henry Agüeros Garcés, exiliado cubano en Miami, quien había participado en la fracasada invasión de Bahía de Cochinos (Jean Guy Allard, “Miami: cuando el FBI duerme, los ratones bailan”).

Ituarte pertenecía al PAN, y 3 décadas después se convirtió en alcalde de Zapopan, Jalisco, por ese partido.




El MURO también quiso extender sus acciones al interior del país, en otras universidades, o bien mediante la creación de coaliciones de grupos estudiantiles, como ocurrió en el llamado Pacto de los Remedios, establecido el 17 de agosto de 1975, entre 20 organizaciones de estados como Jalisco, Puebla, Guanajuato, Sonora, Yucatán y Zacatecas.

El MURO encontraba su razón de ser en golpear a su enemigo ideológico, de allí que el nombre de su periódico fuera precisamente Puño, que llevaba el lema: “Para golpear con la verdad”.

Colaborador y jefe de redacción de Puño fue Guillermo Velasco Arzac, quien a lo largo de su vida se mantendría fiel a las tendencias de su juventud. Se le considera uno de los principales dirigentes del Yunque y en el plano público encabezó organizaciones como México Unido contra la Delincuencia, creada en 1997, y en años más recientes, la Coordinadora Ciudadana y el grupo Mejor Sociedad Mejor Gobierno.

Una y otra vez, el MURO organizó campañas contra aquellos a quienes identificaba como sus enemigos: los “comunistas” en primer lugar, al igual que los religiosos de corte progresista, los hippies, los artistas “irreverentes”. Sus demonios encarnaban en Fidel Castro, Salvador Allende y Luis Echeverría, mientras que su santoral incluía a Francisco Franco, Díaz Ordaz y Augusto Pinochet.

Entre las hazañas del MURO se cuentan: golpizas, enfrentamientos con armas de fuego y punzocortantes en diferentes escuelas, robo de expedientes y documentos confidenciales, espionaje de sus adversarios, sabotaje de actos públicos y espectáculos, amenazas, protestas públicas, etcétera. 

Entre las últimas acciones de ese tipo por parte del MURO estuvo la golpiza contra los actores de la obra Cúcara y Mácara, en un teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en junio de 1981.

Uno de esos episodios fue protagonizado por el entonces militante del MURO José Manuel Pereda Crespo, en marzo de 1968, cuando fue encarcelado por el robo de casi 2 mil expedientes de la UNAM. Liberado en junio de ese mismo año, adoptó la carrera eclesiástica y fundó la orden de los Cruzados de Cristo Rey, considerada una rama del Yunque para actuar dentro del Ejército. Pereda Crespo y su grupo entablaron relaciones con grupos como el Sodalicio de Vida Cristiana, de Perú.




El MURO apoyó la represión de 1968; tuvo enfrentamientos con partidarios del movimiento estudiantil, y organizó protestas contra él, como la que se llevó a cabo el 8 de septiembre de aquel año en la Plaza de Toros México, con consignas como: “¡queremos uno, dos, tres Chés muertos!”, “¡mueran los guerrilleros apátridas!”, “¡viva Cristo Rey!”, “¡viva Díaz Ordaz!”.

En la década de 1970, el MURO participó en trifulcas en escuelas y se fue convirtiendo en mera referencia de episodios de porrismo.






Publicado por: Fátima García de Loeraon: 
septiembre 08, 2013 

Miembros del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) realizan un acto en el que manifiestan su “repudio” al movimiento estudiantil.

Para el escritor Luis González de Alba, los miembros del MURO eran “un grupo fascistoide que se autonombró guardián de los “valores patrios”.    Y como lo relata en su libro “Los días y los años”, su propaganda caía en el vacío.




El acto se realizó, el 8 de Septiembre de 1968 en la Plaza de Toros México.

Jóvenes ligados al Movimiento Universitario Renovadora Orientación (MURO), luego de una misa en la Basílica de Guadalupe, marcharon hacia la Plaza de Toros México, en medio de gritos de ¡Viva México! y ¡Viva Cristo Rey! y consignas contra el comunismo. Ya en el mitin, los oradores pidieron a todos los mexicanos repudiar serena y firmemente las provocaciones del comunismo internacional que se habían infiltrado en las instituciones de educación superior del país, como la Universidad Nacional y el Instituto Politécnico Nacional. 









Cómo y por qué una agrupación política mexicana de carácter universitario, que originalmente había formado parte de la oposición católica que combatiò el proyecto popular y estatista impulsado por los primeros gobiernos de la revolución mexicana, logró incorporarse  al movimiento anticomunista internacional en la segunda mitad del siglo XX.  Cómo y por qué establecieron una colaboración conjunta con el gobierno de Taiwan, entonces encabezado por Chiang Kai-Shek, el enemigo de Mao Tse-Tung y de la Republica Popular China.


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La explosión de información que está teniendo lugar a través de la red Internet no sólo permite diseminar e intercambiar materiales sobre la inquietante amenaza que la extrema derecha representa para México. Permite también que cualquier persona pueda tomar conocimiento de un hecho extraordinario: en la Organización de las Naciones Unidas ya saben quiénes son LOS TECOS de la Universidad Autónoma de Guadalajara, y lo están boletinando al mundo entero para cualquiera que tenga oídos para escuchar.



01 abril, 2007


En su trabajo pionero La Ultraderecha Mexicana: El Legado de Hitler, los avezados investigadores de la Alianza Estudiantil Prometeo de la Universidad Iberoamericana expusieron cómo la existencia de una sociedad fanática ultrasecreta de extrema derecha conocida internamente como Los Tecos operando libremente y a sus anchas dentro de su principal plataforma de operaciones, la Universidad Autónoma de Guadalajara, había sido denunciada el 9 de febrero de 1984 por el afamado periódico The Washington Post, el mismo periódico cuyos reporteros pusieron al descubierto la cloaca del escándalo Watergate que condujo a la caída del Presidente Richard Nixon. 

Y si bien la revelación hecha ante la sociedad norteamericana por The Washington Post no tuvo absolutamente ninguna repercusión para las operaciones ilegales llevadas a cabo por esta sociedad secreta, en muestra palpable del enorme poderío económico y político que ya para entonces habían logrado amasar, la evidencia histórica quedó allí, imborrable, persistente.

Pero no es únicamente un medio tan famoso como The Washington Post el que ha denunciado la existencia de tan terrible amenaza para el futuro inmediato de México. Más recientemente, las Naciones Unidas han hecho exactamente la misma denuncia, la misma revelación, el mismo redescubrimiento de algo tan maligno como extendido dentro de la sociedad mexicana, cuyo imparable poderío a través de la Organización Nacional del Yunque está carcomiendo por dentro todas las células vitales de la incipiente democracia mexicana al igual que un horripilante tumor canceroso que va destruyendo todo lo bueno que le permite a una sociedad vivir y decidir sus destinos en paz y armonía.






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