marichuy en madrid









 El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón llegaba a las playas de la isla de Guanahani, poniendo por primera vez su pie en lo que posteriormente se llamaría América.


Hoy, es una fecha que coincide con el Día de la Resistencia Indígena en países como Venezuela o Nicaragua, y con la fiesta nacional de España: mientras María de Jesús Patricio, Marichuy (Tuxpan, 55 años) atiende a EL PAÍS en un centro social de Lavapiés, por las calles del madrileño barrio retumba el estruendo de los cazas del Ejército español que sobrevuelan el desfile militar que tiene lugar a pocas calles de allí. Marichuy, defensora de los derechos humanos y portavoz del Congreso Nacional Indígena de México, lleva una semana en España “contando la realidad de los pueblos indígenas”. Un calendario apretado al que, sin embargo, no pone pegas. “Cuanto más se lleve la palabra, mejor. A eso venimos. Tenemos poco tiempo y hay que aprovecharlo”.

PREGUNTA. ¿Qué significa para usted un día como este?

RESPUESTA. Para mí, y para los pueblos indígenas de México, que es de quienes traigo la voz, es un día en el que empieza un exterminio, un desangramiento de América. Es un día malo: no hay nada que celebrar. Y aquello que se inició entonces años se sigue dando hoy: no ha acabado el despojo y el desprecio de los pueblos originarios. No se ha terminado de robar sus riquezas.

P. ¿Pensaba que iba a estar en España hoy?

R. No, no, no lo imaginaba. Ahora veo que lo que para unos es fiesta, para otros es tristeza. Más de 500 años después se sigue repitiendo esa guerra contra nuestros hermanos. Y se repite el mensaje de que ya todo está bien, que se cumplió lo que pedían los pueblos indígenas. Y no es cierto: se sigue encubriendo algo que pasa por debajo, algo que sigue carcomiendo, lesionándonos, y eso no se dice. Se cubre con un festejo.

P. ¿Qué lesiona hoy a los pueblos indígenas, cuál es su situación en México?

R. El Gobierno se ha prestado para que las empresas sigan imponiendo sus proyectos. Lo disfrazan, claro. Dicen: no, ahora sí tomamos en cuenta lo que dicen los pueblos originarios. Hacemos consultas, pedimos su opinión. Es una maña, algo que usan para que los pueblos digan que sí. Dicen: los indígenas quieren más desarrollo, empleos, hospitales. No les explican que lo que están llevando a cabo es una destrucción del territorio: los árboles, las aguas… Y ante esto la gente se está organizando, diciendo: no queremos esto. ¿Y qué están haciendo? Los están desapareciendo, oprimiendo, encarcelando.

P. Hace unos meses, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pidió por carta al rey Felipe VI que se disculpara por los agravios de la conquista americana. ¿Qué opinión le mereció aquello?

R. Opino que, más que pedir que alguien se disculpe, hay que parar el despojo a los pueblos indígenas que se está generalizando.
Si López Obrador siente que los pueblos deben seguir existiendo como son, que no siga destruyendo su territorio, imponiéndoles cosas que no quieren. Que nos deje vivir en paz, que respete lo que tenemos: nuestra tierra.

P. Usted se presentó como precandidata en las anteriores elecciones. Finalmente, no logró los apoyos necesarios para ser candidata [logró 248.000 de las 860.000 firmas necesarias] y ganó López Obrador. ¿Qué opinión le merece él?

R. Su triunfo, sus 30 millones de votos, es reflejo del descontento que había con otros presidentes. La gente le votó porque confiaban en que las cosas cambiaran, en sus discursos. Pero muchos se han caído. Hay un descontento, un desencantamiento. No está cumpliendo lo prometido. Hay un grupo de poder que decide el rumbo del país. Sea quien sea, le va a dar seguimiento a un proyecto trazado, que incluye el despojo de nuestros territorios

P. ¿Si lo tuviera delante, qué le diría?

R. ¿Si lo tuviera delante? [ríe].Que deje de despojar a nuestros pueblos. Que ellos decidan qué es lo que quieren; ellos son los primeros que habitaron las tierras de México. Le diría que la estructura de poder de los Gobiernos es ajena a los pueblos, de los que solo usan el folclore. Que no los tiene en cuenta a la hora de poner una mina, un gasoducto, una hidroeléctrica, un Tren Maya. Le pediría que realmente les pregunte si quieren esas cosas o no.

P. Entre 2018 y lo que va de 2019, 30 activistas ambientales han sido asesinados en México. El 80% de los cuales eran indígenas. ¿Qué es lo que más miedo le da?

R. Tengo miedo de que acaben con nuestra tierra, nuestros bosques. Que el Gobierno ponga a sus fuerzas al servicio de las grandes empresas. Que quiten de en medio a quienes se opongan, como Samir [Flores, asesinado en febrero tras denunciar el impacto medioambiental de una planta energética en Morelos]. Y por eso temo que a la gente le dé miedo organizarse. Por eso hay que hablar. En los informativos, el Gobierno solo saca lo bonito de los pueblos originarios: puro folclore. El hecho de que digamos que hay cosas que están mal, eso no gusta. Pero si uno se atemoriza, ellos ganan. Y luchamos contra este sistema capitalista patriarcal que está acabando con hombres y mujeres. Lo hacemos por nuestros hijos, sobrinos, por los niños y niñas a los que vamos a dejar la tierra. Eso nos da fuerzas. Al miedo es mejor mantenerlo a raya.

“Si López Obrador nos apoya, que no siga destruyendo nuestros territorios”

P. Fue candidata zapatista. ¿Cómo ve al zapatismo hoy?

R. Recientemente, en un comunicado, han dado a conocer su ampliación. Está claro que van consiguiendo su autonomía. Van hombres y mujeres y niños y jóvenes caminando juntos.

Y eso va animando a los pueblos mexicanos, convenciéndonos de que es posible organizarnos sin partidos, sin iglesia, sin presupuesto de Gobierno… porque el presupuesto del Gobierno está controlado, aceptarlo es rendirle cuentas a él y, de alguna forma, estar contra tu pueblo. Aceptar el dinero del Gobierno te condiciona; hay que crear conciencia de que las ayudas son una trampa.

P. Volviendo a su experiencia en la gran política. Fue la primera mujer indígena que aspiraba a la presidencia. ¿Qué aprendió de aquello?

R. Mucho. No hablaría en primera persona, de Marichuy, sino que fuimos un consejo indígena de gobierno. Hubo concejales, hubo redes de apoyo… hubo mucha gente que caminó a nuestro lado. A mí me tocó hablar, mostrar que los pueblos estaban ahí, que seguían existiendo y teniendo problemas. También, decir que debíamos organizarnos desde abajo y a la izquierda. No hay otra manera. Juntos debemos ir acabando con este sistema.

P. ¿Repetirá?

R. Pues fue una decisión colectiva. Ni siquiera yo lo había planeado. Fue una decisión de la asamblea. No sé qué pasará de aquí a seis años. La misma asamblea decidirá qué es lo mejor para nuestros pueblos.









"Lo que falta es que el pueblo de abajo, los trabajadores, no se sientan menos. Que veamos que tenemos los mismos derechos, porque ya basta de tanto rechazo"

"Los intentos organizativos, el levantar la voz para decir "no estamos de acuerdo" con la intrusión de estos megaproyectos pues ha derivado, entre otros ataques, en el asesinato de nuestro compañero Samir Flores"

"En la escuela nos enseñaron que los indios eran unos salvajes y eso no es cierto. Las comunidades tienen y tenían su forma de vida"

"Llega un tiempo en que ya de plano la gente dice "hasta aquí", y es cuando el agua ya está llegando al cuello. El problema es que cuando hay una vida cómoda es cuando uno deja de lado la ideología"









Es la primera vez que la lideresa indígena María de Jesús Patricio, conocida como Marichuy, dirigente del Congreso Nacional Indígena (CNI) de México, visita Euskadi. Al pasear por las estrechas calles del Casco Viejo bilbaíno no puede evitar acordarse del famoso Callejón del Beso de Guanajuato, una callejuela de su país en la que, según cuenta la leyenda, dos amantes cuya relación estaba prohibida podían comunicarse sin que los vieran, gracias a la cercanía de los balcones de ambas casas. Marichuy visitará algunas ciudades de España, como Bilbao, San Sebastián, Vitoria y Madrid donde ofrecerá charlas en universidades y asociaciones en las que tratará temas como la vulneración de derechos que sufren las comunidades indígenas en México, lucha que encabeza desde hace años y que el año pasado la llevó hasta la precandidatura a la Presidencia en las Elecciones Federales de México, convirtiéndose en la primera mujer indígena en presentarse para el puesto. A pesar de que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) respaldase su precandidatura, no logró reunir las firmas suficientes para posicionarse como una de las candidatas a la presidencia, que tras una polémica campaña terminó en manos de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

¿Cómo se vive actualmente el zapatismo en México?

Ellos se siguen organizando, sigue creciendo su organización desde abajo. Hombres, mujeres y niños. Hasta nosotros los pueblos indígenas nos sorprende cuando van caminando poco a poco, no salen en los medios, no se les ve, pero ahí están, ahí siguen construyendo. Aquí me han preguntado que si es un grupo armado y mi respuesta es que aunque declararon la guerra al Gobierno en el 94, ellos decidieron que el camino correcto no era por esa vía. Ellos son parte del CNI y eso a los pueblos indígenas de México nos demuestra que se puede lograr esa organización que a veces consideramos imposible. Se puede construir un gobierno realmente desde abajo y a la izquierda.

¿Qué supuso para usted y para su país que una mujer indígena lograra ser precandidata a las Elecciones Federales?

Participar en las elecciones de 2018 fue un pretexto no para ocupar la silla presidencial, sino para lograr visibilizar la problemática de nuestros pueblos indígenas y también ir acercándonos a los diferentes pueblos, barrios, colonias para mostrar que la única manera de ir construyendo este gobierno realmente desde abajo es mediante la organización. Esa fue la idea de participar en el proceso electoral, decidimos meternos en "la fiesta de los ricos", porque la consideran suya y se pasan el poder de mano en mano, por eso decidimos usar sus mismas armas para cumplir nuestros objetivos. Por eso se lanza esta propuesta y se decide conformar el Concejo Indígena del Gobierno, que es representativo de los pueblos a través de una concejala. Generalmente los puestos de arriba son para hombres, pero esta lucha que vamos construyendo desde abajo tiene que incluir mujeres, tiene que ser de manera igual. 

Si vemos que algo está mal es el pueblo quien debe, desde una forma organizativa, ser quien manda y el gobierno quien obedece.

¿Y lograron ese objetivo de visibilizar las problemáticas de las comunidades indígenas?

Aunque no reunimos todas las firmas, yo creo que sí se logró. Muchos nos tomaron de ejemplo. Al principio nos decían "¿cómo si ustedes son minoría quieren aparecer"? Y nosotros decíamos "¿y por qué no"?. Es lo que falta, que el pueblo de abajo, los trabajadores del campo y de la ciudad no se sientan menos. Que veamos que tenemos los mismos valores y derechos. Nuestra dignidad es lo que nos tiene que tener con la frente en alto, porque ya basta de tanto rechazo, de tanto abandono, olvido, humillaciones que han tenido nuestros abuelos y abuelas. Por ellos yo creo que vale la pena luchar y decir que hay otras formas de comunicarnos, de relacionarnos, para ir construyendo esta nueva forma organizativa.

AMLO ha logrado llevar a la izquierda al poder por primera vez desde que se estableciera la democracia, en el año 2000. En su campaña criticó las reformas estructurales de los últimos 25 años y declaró el fin del "período neoliberal" en México. ¿Cómo valora hasta ahora el mandato su mandato?

Para los pueblos no ha habido mucho beneficio desde que llegó. El cambio que aseguró cuando tomó el mando, nosotros vemos que no es cierto, ha sido todo lo contrario. Se han agudizado los problemas en las comunidades, ha habido más muertos, más desaparecidos, más represión. Los intentos organizativos, el levantar la voz para decir "no estamos de acuerdo" con la intrusión de estos megaproyectos pues ha derivado, entre otros ataques, en febrero en el asesinato de nuestro compañero Samir Flores, que era miembro del CNI y él decía que su comunidad no estaba de acuerdo con la toma eléctrica que quería imponer el Proyecto Integral Morelos y ¿qué pasó? lo asesinaron en la puerta de su casa. Eso fue una declaración de guerra a los pueblos para que no hablen, no se organicen y dejen pacíficamente las puertas abiertas para que se metan los megaproyectos. ¿Esto qué quiere decir? Que arriba se dice una cosa y abajo otra. No solo Morelos, también Puebla, Oaxaca, Yucatán, Quintana Roo es una franja donde van a imponer diferentes megaproyectos como gasoductos, hidroeléctricas, eólicas o el tren maya. La gente ha dicho que no quiere eso, que no está de acuerdo, porque lo que va a traer es destrucción de la vida, de la tierra, los bosques, las aguas, los animales y también va a lesionar la organización de las comunidades, porque habrá en algunas comunidades que tendrá que partirlas, pasar por encima de sus bosques y sus aguas. Dicen que va a traer un beneficio ¿pero beneficio para quién? Las comunidades saben que para ellos no. Por eso creemos que no está escuchando a la gente de abajo ni le interesa escuchar. Creemos que ya ha hecho un acuerdo de ceder esas tierras para los que quieren invertir en esos proyectos.

En México el tema del colonialismo es algo muy delicado, en España el 12 de octubre es Fiesta Nacional. ¿Qué supone para usted esa fecha?

Yo lo voy a explicar desde el punto de vista de los pueblos indígenas de México. En España a ese día lo llaman el descubrimiento de América, en México lo llamamos el desangramiento de América, porque fue cuando llegaron y hubo masacres, hubo asesinatos, hubo manera de imponer algo desde fuera. Ellos llevaban, o al menos nosotros así lo vemos, una cruz en una mano y en la otra una espada y si no te convencían, te obligaban. Pero no es algo que haya acabado, lo que comenzó el 12 de octubre se sigue reproduciendo con la imposición de los megaproyectos, porque también es una forma de colonizarnos, porque son proyectos que traen muerte. En la escuela nos enseñaron que los indios eran unos salvajes y eso no es cierto. Las comunidades tienen y tenían su forma de vida. Llegaron buscando oro y plata y es lo mismo que está ocurriendo ahora, lo que no se acabó entonces lo quieren acabar ahora, es muerte, es represión. Entonces ¿qué vamos a celebrar nosotros? Sí que nos hacían creer en las escuelas que era bueno, que traían beneficio a nuestra tierra, pero ¿qué beneficio, si nos mataron a nuestra gente? Nos robaron nuestro oro, nuestra plata, eso no es traer beneficio.

En México, a pesar de que gobierne la izquierda, como comenta, hay comunidades en los pueblos que no se ven representadas. En España, la izquierda no ha conseguido formar Gobierno. ¿Por qué cree que cuesta tanto un gobierno real de izquierdas?

Hay gente que está organizándose, luchando, y a medida que se proponga, y yo creo que lo van a lograr. Llega un tiempo en que ya de plano la gente dice "hasta aquí", y es cuando el agua ya está llegando al cuello. El problema es que cuando hay una vida cómoda es cuando uno deja de lado la ideología. Si sentimos que hay cosas que están mal y que quisiéramos cambiar, hay que empezar a buscar esas alianzas, porque a veces parece imposible que uno solo pueda hacer todo. A medida que vamos caminando y vamos encontrando más compañeros y compañeras que van coincidiendo con nuestros ideales, con nuestra lucha, se va a ir creando una organización de izquierda, una organización desde abajo y a la izquierda, pero no simulando que son de izquierda para luego a la hora de la verdad mostrar que son de derecha. No, tiene que irse construyendo realmente desde abajo y eso se puede aplicar a cualquier país.













El Atlántico se vuelve largo e inmenso debajo del avión. Marichuy Patricio, portavoz del Concejo Nacional Indígena, lo acaba de cruzar por primera vez. 

Su agenda está cargada de conferencias: la primera será este martes a la mañana en el Campus de la Universidad del País Vasco (UPV) También estará en Vitoria y Bilbao, mientras que el sábado hablará en Madrid.

Patricio es una reconocida activista por los derechos humanos que lleva ya varios años luchando contra las vulneraciones que sufren las comunidades indígenas. 

En 2018 intentó competir con los grandes partidos en la carrera por la Presidencia de México. Lo hizo con el respaldo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que apoyó su precandidatura. Sin embargo, no logró reunir las firmas requeridas para permanecer en la batalla electoral, de la que salió triunfador Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Poco después de aterrizar, Marichuy Patricio ofreció una entrevista a Público en el Casco Viejo de Bilbao.

¿Cuál es la situación de México tras la victoria de López Obrador?

Para los pueblos indígenas ha empeorado la situación, sobre todo por el interés de querer imponer por la fuerza aquellos megaproyectos que han sido rechazados a nivel local, como por ejemplo el Tren Maya. Hay pueblos y organizaciones que están luchando para que no se les impongan esos megaproyectos, y por eso el Gobierno está reforzando la Guardia Nacional. Una cosa es lo que se dice ante los medios o en las conferencias, pero otra es la situación real que se está viviendo en los pueblos indígenas. Una muestra está en los casos de los compañeros del Congreso Nacional Indígena (CNI) que han sido asesinados. Se ha desatado una guerra contra los pueblos.

¿El zapatismo sigue siendo una fuente de resistencia?

Sí, bastante. Han crecido, hay más Caracoles (comunidades autónomas zapatistas), más organización. Ellos van caminando y tejiendo esa resistencia desde abajo.

¿Cómo resultó la experiencia de ser precandidata?

Un poco pesado, porque no es algo a lo que estamos acostumbradas. Aquello fue una estrategia para poder visibilizar la problemática indígena. Más que plantearnos la toma del poder, fue un pretexto para poder llegar a los diferentes grupos e ir construyendo juntos ese cambio desde abajo.

Hace algunos meses, López Obrador envió una carta al rey Felipe VI en la que indicaba que España debía reconocer los agravios causados en la conquista. ¿Usted está de acuerdo?

Más que pedir perdón, lo que hay es una deuda histórica por el desprecio hacia los pueblos indígenas. Por parte de España hubo un despojo y una masacre. Por eso decimos que hay una deuda histórica con los pueblos que no han sido respetados –tampoco hoy– en su existencia.

¿Qué significa Trump para ustedes?

Es una persona que no oye ni entiende. Vemos desprecio y racismo hacia México, sobre todo hacia los pueblos. Él es muy racista. Es una persona a la que no le interesa en lo más mínimo los pueblos, pero sí el capital que puede sacar de allí.

"No muy a la izquierda"

En España la izquierda no ha sido capaz de ponerse de acuerdo para formar gobierno. Hace un tiempo, usted hablaba precisamente de las dificultades de la izquierda en México para entenderse. ¿Es un mal generalizado?
Lo que pasa es que la izquierda en México no está muy a la izquierda. Es lo que se dice precisamente de López Obrador: la izquierda se inclina a la derecha. Por eso decimos que no hay izquierda, y que se tiene que construir. Nosotros creemos que se puede ir construyendo mientras nos organizamos desde abajo y realmente a la izquierda. ¿Cómo? Entre todos tenemos que ir hablando, pensando y trabajando. Tenemos que encontrar otra manera de gobernarnos entre nosotros. Hay que ver, por ejemplo, lo que han construido los zapatistas.
¿Qué le parece que en España aún exista la monarquía?

Los tiempos parece que no cambian. Ahora bien, a medida que la gente se vaya organizando, veremos cómo van cambiando las cosas.



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