Los de abajo



gloria muñoz ramírez
desinformémonos




Afectados en su territorio, cultura, biodiversidad y tejido comunitario, los pueblos indígenas de Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas, así como las comunidades istmeñas de Oaxaca y Veracruz, demandan información fidedigna, al tiempo que tejen acuerdos desde abajo, reactivan asambleas y expanden sus alianzas. Mientras desde arriba se realiza el trabajo necesario para romperlos, dividirlos y militarizarlos, al mismo tiempo que les ofrecen proyectos que van desde el dinero personal hasta pequeños emprendimientos colectivos. Nada nuevo.

Cuatro meses después de su elección, el entonces presidente electo realizó una especie de encuesta a la que llamó consulta popular, en la que participó uno por ciento del electorado mexicano, porcentaje suficiente para quienes, en sus propias palabras, pretenden cambiarle la fisonomía a la Península de Yucatán, sin que les pase por la cabeza que ningún maya demandó esa transmutación.

Apicultores, campesinos, guardianes de la semillas y colectivos de mujeres mayas exigen lo mismo: seguir produciendo su milpa; generar y distribuir su propia energía eléctrica; criar sus propios animales; mantener y enriquecer su cultura y fortalecer la convivencia y la amistad con otros países del mundo. Quieren también seguridad para sus pueblos y conservar la unidad al interior de sus comunidades.

En contraste, exigen la suspensión de monocultivos que envenenan su tierra; suspender los megaproyectos privados de energía, así como las mega-granjas de cerdos que contaminan su agua. Rechazan el modelo de turismo depredador que banaliza y mercantiliza la dignidad indígena; y exigen la salida de las fuerzas oficiales del Estado y otras fuerzas delictivas en nuestros territorios.

No al tren maya, gritan desde el sur las comunidades hasta ahora no escuchadas.

29 de junio 2019



Tren Maya atravesará y amenazará
dos reservas de la biósfera en
Quintana Roo y Campeche

15 de julio 2019

Las reservas de Calakmul, en Campeche, y de Sian Ka’an, en Quintana Roo, se encuentran amenazadas por el megaproyecto del Tren Maya, pues atravesaría ambas áreas naturales y provocaría la pérdida de su conectividad ecológica y su fragmentación, señalaron Casandra Reyes, Celene Espadas y otros expertos del Centro de Investigación Científica de Yucatán y la Unidad de ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Yucatán en el informe “El Tren Maya, ¿por qué están tan preocupados los biólogos?”.

En Calakmul se encuentra la segunda reserva de selva más importante de América tropical, mientras que Sian Ka’an cuenta con un sistema de ríos subterráneos que interconecta cenotes y petenes. Con la llegada del Tren Maya, las funciones de la vegetación y la fauna en las áreas se verían afectadas por la desaparición o migración de especies, lo que impactaría en la regulación de la temperatura, la provisión de agua, el control natural de plagas y la polinización, destaca el informe.

“Este tipo de polinización es requerida por la gran mayoría de los vegetales que comemos, por lo que la muerte masiva de las abejas o los murciélagos podría atentar contra la producción de alimentos”, agrega el estudio.

Además, la llegada del proyecto de turismo masivo impactaría en las comunidades locales, las cuales, contrario a lo que traería el tren, con “sus prácticas y pensamientos buscan establecer una relación de armonía, lo menos depredadora posible con la naturaleza”, pero ahora serían contratados por los hoteles y restaurantes para servir a los turistas y dejar el campo, indicaron los expertos.

La inviabilidad, el impacto social y ambiental y las irregularidades en la imposición del Tren Maya han sido señaladas por varias organizaciones, comunidades mayas, campesinos, intelectuales y expertos desde que fue anunciado, sin embargo el gobierno federal asegura que el proyecto continuará y que significará “desarrollo” para la Península de Yucatán, a pesar de que no fuera aprobado por una consulta legítima acorde al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).







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