FERNANDO MOLINA
La
Paz
19 OCT 2019
La victoria de Jair Bolsonaro en Brasil el año pasado fue
aplaudida por un sector de la población boliviana, en especial en Santa Cruz,
la región más próspera de Bolivia, donde la oposición al presidente Evo Morales es más fuerte.
Ahora, dos candidatos
menores a las elecciones de este domingo son comparados con el ex-militar y
presidente brasileño, con el cual coinciden en algunas propuestas y también en
la articulación de sus partidos con las iglesias evangélicas, muy activas y
populares en el país.
Uno de los candidatos que
es considerado por la prensa “un Bolsonaro boliviano” es Víctor Hugo Cárdenas,
el primer indígena que ocupó el cargo de vicepresidente del país, entre 1993 y
1997.
Igual que muchos otros
indígenas que provienen de la zona del lago Titicaca, en el norte del país,
Cárdenas fue criado como protestante.
Luego de una larga
trayectoria en el indigenismo, primero, y luego como opositor moderado al
presidente Morales, entró a esta campaña como candidato de un partido tradicional,
Unión Cívica Solidaridad, y se hizo acompañar por Humberto Peinado, pastor
evangélico y líder de un movimiento en contra de la despenalización del aborto.
Cárdenas mostró pronto que
tenía a la llamada “ideología de género”, es decir, al feminismo y al avance de las sexualidades alternativas, como enemigos
principales. Entre otras ideas relacionadas con la línea de Bolsonaro, propuso combatir la violencia contra las mujeres entregándoles armas
de fuego.
Las encuestas le asignaban a Cárdenas un 3% de la intención de voto, por
lo que no parecía que su candidatura expresara una tendencia social importante,
pero a mitad de la campaña irrumpió otro aspirante de tipo religioso, un médico
llamado Chi Hyung Chung, que cambió esta impresión al aparecer en las encuestas
con un puntaje de 7% (y subiendo).
El “Dr. Chi”, como le
dicen los bolivianos para no tener que pronunciar su nombre completo, es un
candidato atípico por varias razones. En primer lugar, porque es el primer
candidato presidencial que se beneficia del cambio constitucional de 2009, el
cual eliminó el requisito de que los presidentes sean oriundos del país.
Chung nació en Corea del
Sur y se trasladó a Bolivia a los 12 años, cuando la Iglesia Presbiterana de Corea le encargó
a sus padres crear una misión religiosa en el país andino. La misma ha tenido
mucho éxito, ya que cuenta con 70 iglesias, una clínica, una universidad y
otros negocios. Luego de hacer una controversial carrera como empresario y pastor,
el “Dr. Chi”, que al parecer estaba esperando una oportunidad de entrar en
política, la encontró en la crisis del viejo Partido Demócrata Cristiano,
fundado y dirigido por varias generaciones de católicos, pero que no dudó en
usarlo a él para sustituir a su candidato original, quien renunció a mitad de
la campaña.
Chung llamó la atención,
desde el principio, con su lema “Chi se puede”, aliteración de la célebre
consigna del Partido Demócrata estadounidense.
Y su protagonismo no
dejaría de aumentar, halado por llamativas declaraciones, como la que
consideraba que los incendios de los bosques eran un “castigo de Dios” por la
existencia de homosexuales en el país. El “Dr. Chi” atrae sobre todo a
electores sin experiencia, que encuentran atractivas consignas como “convertir
a Bolivia en Corea” y “salario mínimo para los parlamentarios”.
Según los analistas, votar
por él es un modo de protestar en contra de los candidatos principales, que son
políticos de larga data y “ya no hablan el lenguaje de la gente”.
El sociólogo especializado
en temas religiosos, Julio Córdova, cree que “a medida de que avanza la agenda
de derechos para las mujeres y diversidades sexuales, la reacción conservadora
religiosa se hace más visible y con potencial de influir en las elecciones del
futuro”.
Esto ocurre porque “se ha
perdido casi totalmente la típica postura protestante de separación entre la
Iglesia y el Estado”. Los dos candidatos de los que hablamos hicieron un
intenso uso –que según Córdova fue “descarado”– de templos y redes evangélicas.
“Con el beneplácito de líderes evangélicos conservadores que ven en la
instrumentalización política de su fe una oportunidad de influir en el Estado”,
concluye el experto, se ha producido “una ‘santa alianza’ entre política
partidista y religión”.
El pastor presbiteriano
con una propuesta cercana
a Bolsonaro,
logra el tercer puesto en
los comicios del domingo
Sus apoyos serían clave
en una segunda vuelta
Un factor imprevisto de las elecciones bolivianas
fue la irrupción del candidato Chi Hyun Chung,
un pastor presbiteriano que obtuvo el tercer puesto con un 8,74% de los
votos según los resultados provisionales,
al 84% escrutado
Una posición que nadie hubiera pronosticado
cuando se inscribió,
a media campaña como sustituto del renunciante
candidato del Partido Demócrata Cristiano.
El factor Chi Hyun Chung
en el escenario electoral boliviano
Es probable que Chung
haya arañado votos de los otros candidatos, pero su presencia fue especialmente
destructiva para la candidatura de Óscar Ortiz, representante de las élites políticas de Santa Cruz, la región
más próspera y más religiosa del país, donde también vive el candidato
cristiano
Este fenómeno de
“polarización” en contra del presidente Evo Morales, que intenta su cuarta
reelección y ha sembrado una fuerte resistencia sobre todo en las ciudades,
explica que Mesa haya alcanzado el resultado necesario para llevar a Morales a
una segunda vuelta.
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