Pasados unos días desde que Bernie Sanders anunciara que suspendía su campaña en las primarias demócratas de 2020, los Socialistas Democráticos de América (DSA, por sus siglas en inglés), publicaron un tweet con su postura: “No vamos a apoyar a Joe Biden”. A destacados demócratas y periodistas liberales no les hizo mucha gracia.
No pasó mucho tiempo hasta que aparecieron un par de artículos completamente dedicados a criticar la decisión del DSA, incluyendo una carta abierta escrita por miembros de la organización original Estudiantes por una Sociedad Democrática (SDS, por sus siglas en inglés), así como una polémica por parte de Harold Meyerson, quien sugería que tal rechazo a apoyar a Biden marcaba el camino de la organización a convertirse “una secta de trotskistas inflexibles entusiasmados por su alarde de rectitud férrea y estúpida”.
Pero la decisión fue democráticamente tomada por el DSA después de una ardua deliberación y debate, y es la postura que todos los socialistas deberían tomar. Los socialistas no deberían apoyar a Joe Biden.
Digo esto como autor de la resolución que se propuso y aprobó en la convención bienal del DSA en 2019 (el máximo órgano de decisión de nuestra organización, con más de mil delegados que representan aproximadamente cincuenta y cinco mil miembros). Antes de la convención, los miembros presentaron resoluciones para su consideración. Entre esas resoluciones estaba la mía, R15: “En caso de pérdida de Sanders”, que decía: “Por lo tanto, se resuelve que los Socialistas Democráticos de América no respaldarán a cualquier otro candidato presidencial del Partido Demócrata que no sea Bernie Sanders”.
Como expliqué en aquel entonces, era vital decidir de manera proactiva qué haríamos en el presumible caso de que Sanders no fuera el candidato demócrata: “Cuando la presión de las elecciones esté en su apogeo, será tentador alinearse con la multitud de organizaciones que pedirán apoyo por los demócratas. No habrá ninguna posición ganadora en tal caso. Como organización, desde el DSA deberíamos dejar claro que no apoyaremos a ningún político cercano a las grandes empresas, especialmente dado que esto crearía división entre nuestros miembros”.
Primeramente, los delegados incluyeron esta resolución en nuestra agenda de Julio, más adelante escucharon la moción en la convención, la debatieron y la aprobaron. El hemiciclo votó a favor de la resolución de manera abrumadora.
La convención afirmó que esta era una cuestión importante a considerar en 2019, y entonces decidió democráticamente que la posición de los Socialistas Democráticos de América sería que apoyaríamos a Bernie Sanders, pero no a cualquier otro candidato demócrata. Lejos de bloquear la voluntad de sus miembros, el DSA utilizó el máximo órgano de decisión con la mayoría de los representantes de la organización para decidir su posición.
El proceso para tomar esta decisión fue democrático. Pero más allá esta cuestión procesal, debemos plantearnos la cuestión política más elemental: ¿por qué debería una organización socialista respaldar a un político neoliberal y belicista como Joe Biden?
Lo que nos diferencia
El DSA entiende que el capitalismo está a la raíz de los problemas sociales y “rechaza un orden económico internacional sostenido por el beneficio privado, la alienación laboral, la discriminación de raza y género, la destrucción ambiental y la brutalidad y violencia en defensa del status quo”. Como socialistas democráticos, los miembros del DSA quieren democratizar todos los aspectos de la sociedad para que la gente común tenga control sobre sus vidas, y sugerimos que existen alternativas al modo habitual de gestionar las empresas.
La pregunta es cómo avanzar de la situación actual a la situación deseada. En el marco del sistema político de los Estados Unidos, esta es una cuestión complicada. ¿Cómo deberían los socialistas, que desean construir una alternativa política creíble, posicionarse ante unas elecciones que ofrecen diferentes grados de maldad?
El DSA tenía toda la información que necesitaba para trazar su posición en 2019. Ya el verano pasado, el DSA sabía que los nominados demócratas no eran compatibles con la política socialista ni en la teoría ni en la práctica.
Elizabeth Warren, cuando aún no estaba atacando abiertamente a la izquierda, declaró : “Soy capitalista hasta la médula”, y presentó a la sociedad un plan para combatir el cambio climático basado en la preparación militar. Warren comenzó con algunas reformas creíbles, pero rápidamente retrocedió en cuestiones clave como el Medicare for All [1]. Pero aún más importante : Warren se presentó como una política excepcionalmente inteligente, talentosa y moral, como una tecnócrata liberal que resolvería nuestros problemas, en lugar de comprender, como lo hacen los socialistas, que el cambio ocurre gracias a la actividad y a la organización de personas comunes que luchan conjuntamente.
Pete Buttigieg era el sustituto deseado por el capital; haciendo campaña gracias al dinero de billonarios, defendió con entusiasmo los seguros de salud privados y ahuyentó la universidad gratuita y otros bienes comunes.
Joe Biden era igual de terrible, diciendo a inmigrantes que votaran por Trump; atacando a miembros de sindicatos, mujeres y otros votantes en su campaña; y ahora, ha sido acusado de agresión sexual por una antigua empleada. Todo ello se produjo después de una carrera política marcada por estar consistentemente en el lado equivocado de la historia: Biden trabajó con segregacionistas para derrotar al busing [2], abogó por la invasión de Irak, y consoló a los ricos, diciéndoles: “No cambiará el nivel de vida de nadie; nada cambiaría, en esencia”. Las diferencias entre Biden y Trump parecen reducirse día a día, como podemos apreciar en un video de campaña racista que Biden ha publicado recientemente.
Todo esto es el pan de cada día en las elecciones de los últimos años. El historial de Biden es horrible, en consonancia con la mayoría de los candidatos demócratas que el partido ha presentado en las últimas dos décadas.
Hacer que nuestra organización socialista respaldase a un candidato “menos malo” haría poco por ellos, pero tendría graves consecuencias para el DSA.
El quid de la existencia de una organización socialista es defender que puede haber una alternativa a la política del establishment, que las cosas no tienen porque ser así.
Esto comienza con un rechazo de las opciones disponibles, señalando que republicanos y demócratas no son lo suficientemente buenos y que realmente no representan a la mayoría de la clase trabajadora. Muchos trabajadores ya lo saben y eligen no participar en la política electoral. Perciben, correctamente, que ambas partes trabajarán en esencia en favor de la misma agenda, y que no mejorarán significativamente sus vidas.
Para que una organización socialista pueda construir una alternativa real a lo mismo de siempre, debe comenzar por reconocer que los dos partidos existentes no son satisfactorios. Y esto no es moralismo vacío: está en línea con la postura de muchos trabajadores en los Estados Unidos, y no podemos construir seriamente una alternativa política si, al mismo tiempo, legitimamos a aquellos políticos a quienes, legítimamente, los trabajadores desconfían.
Si apoyáramos a Biden, ya fuera de forma directa o tácita, el DSA parecería ratificar tanto el programa de Biden como su perfil personal. Implicaría que, en tiempos difíciles, la organización socialista más grande de los Estados Unidos ignora las acusaciones de agresión sexual y el suspenso de Biden al proponer medidas climáticas. Haría entender a sus miembros y a cualquier otra persona al corriente que la política y la visión socialistas se desvanecen cuando llegan las elecciones, y que decir la verdad solo importa cuando es conveniente. Respaldar a Joe Biden indicaría que el DSA no se toma en serio la creación de una alternativa política al status quo que Biden personifica.
La razón para no apoyar a Biden
Las opciones existentes en estas elecciones no son buenas, al menos tal y como se presentan (Trump o Biden). La posición que adoptó el DSA es la siguiente : como organización, no legitimaremos a Joe Biden ni a ninguno de los otros candidatos presentados por el establishment del Partido Demócrata. Un apoyo es solo eso: una aprobación pública, y en política, generalmente implica dedicar recursos.
El DSA no lo hará. Sus miembros individuales son libres de votar a su antojo, pero la organización mantendrá su independencia.
El Partido Demócrata depende de organizaciones como AFL-CIO, Sierra Club, la Organización Nacional para la Mujer y otros grupos progresistas para mantener su credibilidad y su apoyo entre votantes progresistas. A los líderes de estos grupos se les pide habitualmente que respalden a los candidatos del partido independientemente de las políticas que realmente defiendan tales candidatos, que sus bases voten fielmente en base a líneas partidistas.
La negativa del DSA a respaldar a Biden rompe con tal tendencia. Y esta ruptura es una buena noticia.
Los políticos merecen automáticamente nuestro apoyo, tienen que ganárselo. Y Joe Biden no se lo ha ganado.
Andrew Sernatinger es activista y miembro de DSA en Madison. Ha escrito para New Politics and International Viewpoint y editado la colección Wisconsin Uprising: Labor Fights Back (2012).
Notas:
[1] Nota de traducción: La iniciativa Medicare for All propone, a grandes rasgos, crear un sistema de salud pública universal en Estados Unidos, ampliando el ya existente Medicare, que provee asistencia sanitaria a jubilados y personas con discapacidades, al resto de la ciudadanía.
[2] Nota de traducción: Se entiende por busing la política aplicada por varios estados en los años setenta consistente en trasladar obligatoriamente a los niños a escuelas fuera de sus distritos por tal de rectificar la segregación racial derivada de la discriminación en el acceso al alojamiento en la era de las leyes de Jim Crow.
Traducción para Sin Permiso de: Oscar Planells
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