Hace 15 años Alfonso Romo Garza era, si no el Carlos Slim de los empresarios, por lo menos alguien tan destacado como Alberto Bailleres, dueño de la tienda departamental Palacio de Hierro así como de otras grandes compañías.
Romo competía con Slim en algunos sectores, como la producción y comercialización de cigarros a través de Cigarrera La Moderna (que fue vendida a la multinacional inglesa The British American Tobacco); pertenecía al Consejo de Televisa, empresa en la que era muy respetado; se le consideraba en el mundo un líder en la generación de biotecnología, y con justicia era considerado jefe del que fue el poderosísimo secretario de hacienda durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Pedro Aspe.
Aquel Alfonso Romo prestigiaba a cualquiera con el que se relacionaba.
Pero de aquel Poncho Romo ya no queda nada, es decir, si acaso conservará una gran fortuna personal (“empresarios ricos, empresas pobres”, dijo López Portillo), pero de las grandes compañías que Romo encabezaba y sobre todo de su fama de gran emprendedor, de eso ya no queda nada.
Romo quebró a sus principales compañías y para salir de deudas tuvo que deshacerse de casi todo su gran grupo.
Le fue mal en los negocios, entre otras razones por que dedicaba más tiempo a sus caballos que a vigilar sus inversiones.
Alrededor de 2004, Poncho inició el remate de sus principales activos : Seguros Comercial América a ING y algunas plantas de Empaques Ponderosa a la Organización Editorial Mexicana (OEM) para financiar la expansión de Seminis, empresa que logró controlar el 22% del mercado internacional de semillas. Sin embargo, fue el embate de grupos ambientalistas y activistas como Greenpace los que impulsaron campañas en contra del consumo de alimentos mejorados genéticamente, lo que modificó las expectativas y planes de negocios de Romo. Finalmente, terminó por vender los activos de Seminis a su competidor estadounidense, la voraz y salvaje empresa Monsanto, para cubrir parte de la deuda que mantenía Savia por más de 1,300 millones de dólares.
El fracaso empresarial llevó a Romo a perder relevancia social e influencia comunitaria. Así que, buscando recuperar poder de convocatoria Romo desde el inicio del gobierno de Vicente Fox se metió a jugar en la política. En busca de la autorización para operar un banco y dispuesto a encabezar el movimiento “Opción Ciudadana” rumbo a las elecciones de 2006, el empresario regiomontano Alfonso Romo enfrenta las consecuencias de la agresiva estrategia de ventas de sus empresas para pagar deudas y el descrédito entre banqueros e inversionistas internacionales.
Fue Romo, ultraconservador confeso, uno de los entusiastas apoyadores de Vicente Fox, pero en cuanto llegó al poder el esposo de la señora Martha Sahagún viendo que Romo ya no era importante entre sus colegas del sector empresarial, lo empezó a marginar.
Desesperado, Romo negoció con el partido Convergencia y su fundador Dante Delgado dos puntos:
1) Apoyarlo, hace más de seis años, para que fuera candidato del PAN-Convergencia contra el priista Fidel Herrera en Veracruz.
2) Cuando eso no fue posible de concretar Romo negoció con Dante hacer candidato presidencial de Convergencia para el 2006 al entonces gobernador de Sonora Eduardo Bours.
Como no prosperaron sus primeras incursiones en la operación política, Romo buscó también hacerse importante para la comunidad activista luchando para que no se construyera un templo mormón en Monterrey. Se salió con la suya durante un breve periodo, lo que alegró a los católicos regiomontanos. Pero al final, el poder económico de los mormones de Estados Unidos se impuso, y estos no solo se han asentado en la capital de Nuevo León, sino que en los últimos años han impedido que Romo salga de sus apuros empresariales.
Don Poncho Romo también tuvo una incursión en el periodismo patrocinando al ex director de Reforma, Ramón Alberto Garza, con quien se asoció para crear la revista electrónica “Reporte-Índigo”, que ha dado sin lugar a dudas grandes reportajes pero que comercialmente no ha sido un éxito ni ha tenido tampoco un crecimiento importante en el número de lectores.
De hecho, la de Reporte Índigo no fue la primera participación mediática de Romo, ya que antes había ayudado a Pedro Ferriz, Carmen Aristegui y Javier Solorzano a independizarse de MVS Radio para formar Grupo Imagen. Poncho actuó como el financiero de esta operación. Cuando Grupo Imagen maduró y encontró a alguien dispuesto a comprarlo por muy buen dinero (los empresarios Olegario Vázquez Raña y Vázquez Aldir) Poncho y Pedro Ferriz se las arreglaron para echar de la empresa sin darles un solo centavo a Carmen Aristegui y Javier Solórzano, lo que significó que Carmen y Javier perdieran varios millones de dólares a los que tenían derecho. Lo que quizá pudiera tipificarse como un atraco.
Ahora mismo, necesitado de reconocimiento Poncho Romo ha decidido participar en la contienda electoral de 2012… ¡Apoyando a Andrés Manuel López Obrador!
Esta tan desprestigiado Alfonso Romo entre los empresarios (es a la derecha lo que Bejarano es a la izquierda) que cuando lo vieron acercarse a Andrés Manuel se pusieron felices los hombres y mujeres de negocios que apoyan a Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel, Ernesto Cordero y Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto.
Es que, a los aspirantes presidenciales del PRI y el PAN los promueven y financian empresarios que no han dejado de controlar grandes compañías como Lorenzo Servitje, Roberto Gonzalez Barrera, Lorenzo Zambrano, Alberto Bailleres, Fernando Senderos y Emilio Azcarraga.
Andrés Manuel ha hecho lo correcto al solo juntarse con empresarios medianos, pero importantes como Fernando Turner y Tomás López Rocha, así como muchos otros.
Lo que no le hacía falta era sentar a su lado a un hombre de negocios que desechó la mafia empresarial cuando llevó a la quiebra a sus empresas, alguien además que participó en el diseño de compra-venta que dejó a una gran mujer como Carmen Aristegui sin sus acciones de Grupo Imagen y, por lo tanto sin lo que económicamente le correspondía.
Creo que el Comité Ejecutivo y el Consejo Consultivo de Morena A. C. por la premura de los tiempos electorales no han hecho un diagnóstico oportuno acerca de este empresario quien en la campaña presidencial rumbo a 2006 nunca se pronunció a favor de Andrés Manuel López Obrador.
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